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Relaciones entre la historia y la economia


Enviado por   •  1 de Septiembre de 2022  •  Resúmenes  •  2.040 Palabras (9 Páginas)  •  127 Visitas

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TRABAJO DE LA CATEDRA

Mgter. Claudio Montiel

 

TEMA: HISTORIA ECONOMICA Y ECONOMIA

EJE TEMATICO I PUNTO 1

INTRODUCCIÓN

Historia Económica, definida como la historia de los hechos de las vicisitudes económicas a escala individual o empresarial o colectiva es una disciplina relativamente joven. Recién hasta mediados del siglo XIX, y más decididamente aún a principios del XX, no aparece una historiografía económica madura. En este sentido, hasta entrada la Edad Contemporánea resulta difícil encontrar publicaciones donde se tuvieran en cuenta los aspectos económicos y sociales. Como sostuvo Henri Hausser “… eso habría significado arruinar la historia”.[1]

Si bien la disciplina logró afianzarse desde mediados del siglo XIX fue en el período 1930-1970 donde se produjo un desarrollo extraordinario de la misma (a pesar de la II Guerra Mundial). Algunas de sus ramas evolucionaron de forma autónoma (proliferaron revistas especializadas y cursos universitarios específicos tanto en Europa como en Estados Unidos: Historia de la Población, Historia del Comercio, Historia de la Agricultura, Historia de los Negocios, Historia Social, etc.)

Por su parte, al igual que la Historia Económica, la Economía es una disciplina joven. Se desarrolló recién hasta la segunda mitad del siglo XVIII subdividiéndose, posteriormente, en numerosas ramas (macroeconomía, microeconomía, economía del trabajo, etc.) lo que permite hablar de la existencia de una correspondencia entre las ramas de la Economía y las de la Historia Económica. No obstante ello, muchas veces las fronteras entre una y otra parecen cerrarse y entrar en franca confrontación.

 El objetivo del trabajo es observar brevemente esas relaciones en forma general y tratar de explicar los alcances y límites de los contenidos de ambas.

RELACIONES ENCONTRADAS

Existen algunas consideraciones que deben tenerse en cuenta antes de analizar esta relación entre disciplinas con fronteras conflictivas. En la realidad, el hombre debe ser entendido como una unidad bio-psico-social. Del mismo modo, la sociedad no actúa a través de compartimentos estancos: actúa como un conjunto mucho más complejo en planos distintos pero inextricablemente interdependientes. ¿A qué viene esta aclaración? Al hecho de que la Historia Económica es fruto de las fragmentaciones artificiosas de la actividad humana. Sin embargo, no debemos desconocer que estas fragmentaciones sólo sirven para describir y analizar una situación concreta, que en la realidad no se presenta de una forma nítidamente pura.

Tal vez una forma de llegar a un primer acercamiento en esta relación conflictiva nos la da Cipolla, al afirmar que “en la realidad, no existe Historia Económica (ni Historia Política, Historia Social, etc.). Existe la historia, sencillamente historia (...)”[2]

Ahora bien, un análisis de las relaciones entre la Historia Económica y la Economía debe tener en cuenta, por un lado, la problemática de las dos disciplinas y la utilización de instrumentos conceptuales de análisis; y, por el otro, el fin al que tienden ambas.

Partiendo de la definición de Historia Económica mencionada al comienzo, ya empezamos a desandar un camino de ambigüedades.[3] ¿Por qué razón? En ella confrontan las categorías de orden temporal, disputándose la delimitación e interés de la problemática a analizar y los instrumentos conceptuales pertinentes para dicho análisis. El término Historia, desde un sentido común,  aparece relacionado con el interés “por lo antiguo” por lo tanto, la Historia Económica se ocupa o debería ocuparse de acontecimientos económicos ya lejanos en el tiempo. En contraposición a lo que ocurriría con la Historia (económica), la economía aparecería orientada, fundamentalmente, hacia el futuro. Siguiendo el planteo de Hempel[4], al economista le interesa descubrir “leyes” que le permitan formular previsiones y planes fiables. Si bien se vale de hechos reales del pasado, los utiliza para predecir o tratar de condicionar el futuro[5]; mientras que el historiador se conforma con observar el pasado para entenderlo en sus propios términos.

En este sentido, Cipolla entiende que la historia, al ocuparse de hechos y no de previsiones, se relaciona con el pasado que puede ser remoto o muy cercano. Teniendo en cuenta esto, adopta la definición de Historia Económica entendida como el “estudio de los hechos económicos pasados y presentes en uno o varios países”.[6] No desconoce que abordar una investigación en torno a hechos históricos lejanos presenta ventajas como desventajas. Ventaja, en tanto existen más posibilidades de contemplar esos hechos con una perspectiva histórica que permite tener en cuenta sus consecuencias a largo plazo. Desventaja, porque puede argumentarse que cuanto mayor es el tiempo que separa al historiador de los hechos estudiados, más difícil y problemática resulta la comprensión de las mentalidades y de la cultura de los hombres de entonces.

El largo plazo nos conduce a un paso más de distancia entre la Historia Económica y la Economía: la del acceso a las fuentes o información para el análisis. El historiador económico, cuando se ocupa de sociedades y economías muy lejanas en el tiempo puede sufrir una falta de sintonía entre la problemática y la documentación disponible.[7] Por el contrario, el acceso a la información por parte de los economistas es más fácil ya que los productores de información económica son contemporáneos al economista.[8]

De esta manera, cuando un historiador económico y un economista se unen para investigar la historia económica de una sociedad muy anterior, el choque se produce al plantear la problemática de la investigación. Por un lado, el economista propondrá temas y problemas que al historiador le parecerán anacrónicos y antihistóricos (por la falta de datos que permitan desarrollar la investigación). Por su parte, al economista los temas sugeridos por el historiador podrán resultarles desprovistos de importancia económica. No debemos olvidar, como sostiene Jacques Lesourne, que “el núcleo duro de la teoría económica ignora la historia”.[9]

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