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Situacion Democratica


Enviado por   •  14 de Marzo de 2012  •  2.158 Palabras (9 Páginas)  •  764 Visitas

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¿Existieron factores que dificultaron la construcción de la democracia en Colombia? ¿En qué períodos?

El presente trabajo tiene como objetivo principal determinar las dificultades que Colombia afrontó en la construcción de la democracia durante el siglo XIX y principios del siglo XX. No obstante, parte de las implicaciones de los procesos de formación de los Estados latinoamericanos; profundizando en el análisis sobre las instituciones políticas y el sistema político colombiano en relación a la democracia. Con tal propósito, se divide la intensión del escrito en tres apartes: El primero de ellos determinado por la coyuntura latinoamericana en los procesos políticos de construcción democrática; el segundo apartado, puntualiza en las implicaciones políticas y económicas que dificultaron dicho proceso específicamente en el caso colombiano y finalmente, el último aparte cierra a modo de conclusión analizando las dificultades de la consolidación de la democracia en Colombia durante el siglo XIX y principios del siglo XX.

De esta forma, en América latina el siglo XIX se encuentra cargado por procesos de formación de los Estados; en tal medida, son características de dicho período el diseño de instituciones republicanas, pero también, se reconocen los intentos de los Estados por centralizar el poder; no obstante, la coyuntura latinoamericana representa diferentes caminos de institucionalizar y formar regímenes (Moore; 1966, p.23) que variaron a partir de los intereses naturales, las condiciones particulares en cuanto a los niveles de desarrollo, la mano de obra, pero también la política. Es por ello, que la construcción de la democracia en América latina atiende a dos componentes: El primero de ellos en relación a la complejidad de la conformación del Estado en cada uno de los países; y el segundo de ellos, se refiere a las diferentes problemáticas en torno a las formas de organización política. “Una característica distintiva del continente americano es que sus partido[***]s y movimientos se convirtieron en formadores del Estado, al punto de convertirse en sinónimo del Estado (López-Alves; 2002, p. 30)”.

La descripción y el análisis de la participación política en las sociedades latinoamericanas se ha intentado, desde hace ciento cincuenta años, utilizando los modelos de la democracia occidental, no solamente por parte de los observadores provenientes de otras zonas culturales, sino por los mismos latinoamericanos Los esquemas provenientes de la historia europea, en gran parte transvasada a la sociedad norteamericana, sirvieron como referencia teórica para determinar las posibilidades del gobierno participativo en esta parte del mundo (Guillén; 1996, p. 41).

Existió entonces, una relación proporcional entre el grado de coparticipación sociopolítica y las perspectivas de bienestar. América latina durante el siglo XIX aceptó los principios de los modelos y los Estados nacionales de Europa y de Estados Unidos, confiando vagamente en que las nuevas metas y de igual forma, la yuxtaposición de modelos externos, lograrían ser suficientes para transformar los viejos procesos en nuevas estructuras aptas para mejores sistemas políticos, siendo este una de las principales implicaciones de los procesos problemáticos que tuvo que afrontar la construcción de la democracia en América latina en el siglo XIX.

Ahora bien, respecto al caso colombiano encontramos que este durante el siglo XIX se encontraba caracterizado por una economía cafetera, intensiva en la agricultura. Por su parte, las relaciones laborales del período reflejaban aún condiciones de esclavitud, aparcería y trabajo asalariado. En cuanto al desarrollo entre 1800- 1900 los niveles eran más bajo respecto a otros países de América Latina como Argentina. El país contaba con un enclave minero, al igual que un amplio campesinado. Referente a la población, las migraciones europeas fueron bajas y el componente étnico era originario de una amplia población criolla al momento de la expansión del Estado y por otra parte, una mayor población indígena, Colombia era así foco de una riqueza cultural y étnica basada en grandes diferencias respecto a características más homogéneas en otros países de América latina determinadas por la influencia cultural y social de población europea.

En consecuencia, el tipo de organización política del país en el siglo XIX se encontraba caracterizada por partidos fuertes a través de un contundente sistema partidista; así mismo, se evidenciaba con notable ímpetu el poder del Estado colonial, al contrario por ejemplo de una escasa intervención militar característica del país. De esta forma, la tendencia corporalista era denotada por un pluralismo con prácticas menos corporativistas; la profesionalización del ejército era débil y la mano de obra se encontraba muy movilizada (véase López- Alves; 2002, p. 37).

Sin embargo, tal y como lo menciona Guillén “la mera información sobre los comportamientos de las asociaciones políticas y sobre los mecanismos formales de acción electoral, no es capaz de dar cuneta de las verdaderas dimensiones ni del sentido de la participación política del colombiano(Guillén; 1996, p.25)” Por ello, que sea menester el análisis que compromete al conjunto de la población colombiana, la legislación y el gobierno que sustentan por ende la democracia.

En este sentido, uno de los aspectos que han de considerarse para comprender los obstáculos en la construcción de la democracia en Colombia atiende a la vida política misma de la sociedad y así, a la capacidad de los individuos de participar en la formación de la autoridad pública, ejerciendo presión para obtener satisfacción a sus necesidades y vincular sus opiniones a la dirección que el Estado impone normalmente a la comunidad. “ Durante el siglo XIX, las tres regiones principales fueron antagonistas en lo político (…) Cada una de las tres regiones controló medios únicos (Palacios y Safford; 2002, p. 23)” Al respecto, encontramos que el heartland contó fundamentalmente con el poder político, parte Oriental del país consolidó ricos recursos agropecuarios y una gran fuerza laboral indígena, mientras que el Occidente encontramos el oro, único recurso importante durante la primera mitad del siglo XIX.

Lo anterior se logra complementar al señalar las implicaciones de la dispersión como elemento que no permitió consolidar una unidad política; puesto que no reflejaba un escenario propicio para convencer a los políticos de definir un interés nacional. En cuanto al heartland (véase Bahamón; 1989, p. 21) durante el siglo XIX es indispensable el reconocimiento de la situación de desorden público que posee la región para

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