TOP SCRET

Top secret

Durante el período en que Kissinger fue secretario de Estado, funcionarios de la CIA y del Buró Interamericano de Asuntos Extranjeros del Departamento de Estado, se reunían una vez a la semana para discutir los asuntos del hemisferio. De acuerdo con un memorándum desclasificado, el 30 de julio de 1976 un instructor de la CIA (cuyo nombre fue borrado del documento) dijo a los ayudantes de Kissinger que la Operación Cóndor se estaba extendiendo con "actitudes preocupantes en el desarrollo de sus operaciones". La operación no consistía solamente en establecer un sistema de comunicaciones y de almacenamiento de información y datos sobre los opositores de izquierda a los regímenes militares de Chile, Argentina, Uruguay, Brasil y Bolivia. También incluía "identificar, localizar y golpear" a los líderes de los movimientos de izquierda en el Cono Sur y mucho más allá.

Esta información fue una bomba: actos de terrorismo patrocinados y organizados desde el Estado por los aliados militares de Estados Unidos en el Cono Sur. Pero por más de tres semanas, la oficina de Kissinger debatió cómo responder al documento. El oficial William Luers recomendó una agresiva respuesta, pero Harry Shlaudeman, el principal diputado de Kissinger para América Latina, opuso una fuerte resistencia a una denuncia abierta de estos asesinatos internacionales. Finalmente, el 23 de agosto, Luers redactó y Kissinger autorizó un cable especial llamado "Canal de Recibido" -de consideración urgente y de muy limitada distribución- dirigido a las embajadas de Estados Unidos en cada nación que participaba en la Operación Cóndor:

"Ustedes están al tanto de una serie de informes de la CIA sobre la Operación Cóndor. Los planes de asesinato del gobierno dentro y fuera del territorio de los países miembros de Cóndor tienen serias implicaciones, las cuales debemos enfrentar firme y rápidamente."

Se ordenó a cada embajador que se acercara al jefe de Estado de sus respectivos países y le dijera lo siguiente: Estados Unidos considera "útil" la segura colaboración de la Operación Cóndor, pero "los planes para asesinar subversivos, políticos y figuras prominentes" pudieran "crear un problema moral y político mucho más serio".

Chile era el "Cóndor número Uno", el centro de comando operacional de los complot. Por lo tanto, el acercamiento diplomático con el general Pinochet era el mas importante. Pero al día siguiente, el 24 de agosto, el embajador estadunidense en Santiago, David Popper, respondió al Departamento de Estado que no hablaría con Pinochet porque "puede tomar como un insulto cualquier inferencia de que él estaba conectado con tales complot de asesinatos". Popper argumentó: es posible, "incluso probable", que Pinochet

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