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TRABAJO, SOCIEDAD Y ESTADO


Enviado por   •  25 de Junio de 2021  •  Resúmenes  •  27.061 Palabras (109 Páginas)  •  49 Visitas

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MÓDULO I

TRABAJO, SOCIEDAD Y ESTADO.

               

TRABAJO, SOCIEDAD Y ESTADO

1-  Trabajo

Es posible definir al hombre como un ser de trabajo y afirmar desde el punto de vista filosófico que trabajo es toda actividad humana. Podríamos aquí pensar como Sartre que “Cada hombre es lo que hace con lo que hicieron de él” y el trabajo es fundamentalmente un hacer, ese hacer que lo constituye, que lo hace. De alguna manera somos lo que hacemos; obreros, panaderos, médicos, ingenieros, maestros, sacerdotes, sanitaristas, etc. Todos somos trabajadores porque es el trabajo el que nos hace ser.

Es el trabajo lo que determina al hombre como tal. La naturaleza del hombre está en el trabajo y mediante el trabajo el hombre se relaciona con la naturaleza para transformarla. Es decir que, antropológicamente, el hombre se constituye como tal a través del trabajo.

“El trabajo le pertenece exclusivamente al hombre, puesto que éste, a diferencia del animal, es capaz de proyectar inicialmente en su mente el resultado que quiere obtener de su trabajo.”[1]

 “El trabajo se constituye como categoría intermediaria que posibilita el salto ontológico de las formas prehumanas hacia el ser social. El trabajo está en el centro del proceso de humanización del hombre. Para aprehender su esencialidad es preciso verlo tanto como momento de surgimiento de la posición teleológica así como forma originaria de la praxis social.”[2]

Puede pensarse entonces que el trabajo se encuentra no solo en el centro de la reproducción vital del hombre como tal, sino que también el trabajo constituye la posibilidad de reproducción social. Nuestras sociedades son, como lo describía Habermas; “sociedades fundadas sobre el trabajo”.

Desde el punto de vista sociológico el trabajo se presenta como constitutivo de las relaciones humanas que dan origen a la sociedad. El hombre en situación de trabajo, se hace a sí mismo y a toda la sociedad y en ese hacer produce también las relaciones sociales y las problematiza, las reflexiona, las des-naturaliza. “En ese proceso de autorrealización de la humanidad, de avance del ser consciente con relación a su actuar instintivo, así como de su avance con relación a la naturaleza, se configura el trabajo como referencia ontológica fundante de la praxis social”[3]

“El trabajo es, básicamente, un acto social y en él se constituyen todas las formas de las relaciones sociales. Las formas más avanzadas de la praxis social encuentran en el acto laboral su base originaria. Por más compleja, diferenciadas y distanciadas que se encuentren de él, se constituyen en su prolongación y avance y no en una esfera enteramente autónoma y desvinculada de las posiciones teleológicas primarias. El trabajo tiene por lo tanto, sea en su génesis, sea en su desarrollo, en su ir-siendo y en su resultar-ser, una intención ontológicamente volcada al proceso de humanización de los hombres en su sentido más amplio. La aparición de formas más complejas de la vida humana…, de lo cual aparece como ejemplo la praxis política, la religión, la ética, la filosofía, el arte, etc.,…encuentran su fundamento ontológico-genético a partir de la esfera del trabajo. Más que discontinuidad y ruptura en relación a las actividades laborales, ellas se configuran como teniendo un mayor distanciamiento y una prolongación complejizada (y no pura prolongación) en relación con el trabajo. Sin embargo, esos niveles de sociabilidad, encuentran su origen a partir del trabajo del intercambio metabólico entre ser social y naturaleza.”[4]

“Por el hecho de buscar la producción y la reproducción de su vida social por medio del trabajo y la lucha por su existencia el ser social crea y renueva las propias condiciones de su reproducción. El trabajo es, en consecuencia, el resultado de la posición teleológica que (previamente) el ser social ha ideado en su conciencia, fenómeno éste que no está esencialmente presente en el ser biológico de los animales”.[5]

El trabajo como actividad eminentemente humana, genera un resultado material e inmaterial, concreto y simbólico que es siempre una creación. Desde esta perspectiva en el trabajo se encuentra la característica principalísima que hace al hombre un sujeto creador y desde el punto de vista teológico encontramos en el trabajo el rasgo central que lo emparenta al Dios creador y lo ubica como su más acabada criatura.

El trabajo es una fiesta y de eso se ocupa el Papa Francisco al señalarlo; “el trabajo, como la fiesta, forma parte del designio de Dios Creador. En el libro del Génesis, el tema de la tierra como casa-jardín, confiada al cuidado y al trabajo del hombre, es anticipado con un pasaje muy  conmovedor: “Cuando el Señor Dios hizo la tierra y el cielo, aún no había ningún arbusto del campo sobre la tierra ni había brotado ninguna hierba, porque el Señor Dios no había hecho llover sobre la tierra. Tampoco había ningún hombre para cultivar el suelo, pero un manantial surgía de la tierra y regaba toda la superficie del suelo”. (2, 4b-6a).

En ese plan de Dios el hombre es un trabajador, un campesino, que trabaja la tierra. Esa es la fiesta del trabajo en la que nos unimos todos en el amor de Dios en la que celebramos formar parte de sus planes

Si se tiene en cuenta todo esto se puede afirmar entonces que la dignidad esencial de las personas se encuentra en el trabajo y por esto el trabajo es un derecho humano inalienable. Este es el encuadre que permite que recurrentemente, de generación en generación, habite entre nosotros aquel concepto que asegura que; “el trabajo dignifica”. “El trabajo es la suprema dignidad del hombre...no existe más que una sola clase de hombres: la de los que trabajan.” [6]

A través del trabajo el hombre transforma la realidad para satisfacer sus necesidades tanto materiales como espirituales. Pero también esa actividad productora transforma al hombre en su dimensión material e intelectual. Por esto en el trabajo se expresa de manera dialéctica la capacidad creadora y realizadora del hombre; es un ser creado que crea y una criatura que se realiza como tal a través de sus realizaciones.

Ahora bien el abordaje psicológico señala también que el trabajo es un acto constitutivo del sujeto. En tal sentido señalar “que el hombre vive sólo en tanto que es productivo, es decir, en tanto que capta al mundo productivamente haciéndolo suyo, expresando sus capacidades humanas por medio del trabajo ya que el desarrollo de sus potencialidades sólo es posible mediante la acción y no por la receptividad o la contemplación. De esta manera se concibe entonces al trabajo como un elemento que hace parte de la constitución del sujeto y por ende del orden de lo humano. Dentro del modo de producción capitalista el trabajo adquiere un lugar central y pese a los cambios acaecidos en las últimas décadas en el mundo del trabajo éste continúa siendo, junto con otros, un elemento fundamental en la vida de los sujetos.”[7]

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