Transculturalidad
12345.67Informe8 de Abril de 2019
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María Paula Miranda Ruiz
Aprender a desaprender
¿Qué reflexiones y aprendizajes suscrita para nuestra sociedad colombiana pensar el mundo y e imaginar nuestra cotidianeidad desde nuevos paradigmas culturales?
Para responder esta pregunta hay que remontarse al contexto del documental, Michael Moore decía que viajaba a los diferentes países del mundo a “conquistarlos” ¿pero que es conquistar? Según la RAE la mejor definición de conquista a mí parecer es “ganar, conseguir algo generalmente con esfuerzo, habilidad o venciendo algunas dificultades” esto es lo que Michael lo que hacía, su objetivo principal era internarse en las situaciones de otros países y por qué a ellos les funcionaba tan bien determinados asuntos; por ejemplo la educación, el trabajo, la cultura, etcétera. Después de haber terminado de indagar todos los aspectos se dio cuenta de que las ideas que funcionaban tan bien en otros países y que tenían tanta influencia en cómo se sentía la ciudadanía eran planteamientos originarios de su mismo país, de su misma comunidad y de la apreciación de sus líderes.
Esto me lleva a preguntarme ¿Qué ideas ha aportado Colombia para el mundo? Más allá de los auténticos éxitos que han dejado ciertos personajes colombianos en los diferentes ámbitos: literatura, música, deporte, etcétera y los logros en innovación, transporte y biodiversidad. Los colombianos somos identificados en todo el mundo como gente alegre, cálida, respetuosa y que aparte de todo somos innovadores y productivos en todo lo que hacemos. Esto es lo que identifica a nuestra gente en otros países. Entonces porque cada vez más los colombianos buscan oportunidades de empleo y estudio en otro país, podríamos preguntarle a cualquier colombiano en la calle si quisiera trabajaren el exterior y muchos de ellos dirían que sí ya que tenemos la perspectiva de que en Colombia es casi imposible vivir bien haciendo el bien, nuestro bienestar se ve amenazado por temas de seguridad en las calles, la corrupción, el desempleo, los altos gastos en educación, salud y alimentación. Son muchos los factores que nos hacen pensar si verdaderamente vale la pena vivir en Colombia o mejor sobrevivir en Colombia. Tal vez ¿si pensamos nuestro país de otra forma podríamos cambiar lo anterior?
Lo que más se podría recalcar del documental es que todos los países mencionados en el velaban por la calidad de vida y dignidad de sus ciudadanos, a los otros países es primordial que sus trabajadores se sientan felices haciendo lo que hacen pues importa más la calidad que la cantidad, que sus estudiantes tengan voz y voto en las decisiones que se toman frente a diferentes temas y que aparte invirtieran su tiempo aprendiendo, no estudiando para un examen metódico donde las respuestas están ya implícitas y que no conlleva a desarrollar pensamientos que lleven a una solución, Las personas se sienten seguras y orgullosas de lo que son y lo que tienen, no se avergüenzan de su pasado e intentan taparlo o eliminarlo, al contrario cuentan al mundo quienes fueron y gritan quienes son ahora, remarcan esos cambios que han tenido mostrándolos y compartiéndolos. Podríamos decir que se respira un aire puro de humanidad, libre de la contaminación de la maldad e insensibilidad.
Los colombianos deberíamos aprender a desaprender, aspiramos a un mejor país pero ni siquiera escuchamos a nuestros estudiantes que son el supuesto futuro de nuestra nación, queremos un gobierno sin corrupción pero nos colamos en la fila de la cafetería, ansiamos la paz y la igualdad pero nos vamos a nuestras casas sabiendo que hay gente en la calle sufriendo de hambre y pensamos al otro como algo a lo que podemos sacar provecho no como un prójimo. En si queremos lo que podemos conseguir con tan solo cambiar el chip de la cotidianeidad; hay que dejar de poner todo en las manos de Dios y empezar a actuar por cuenta propia para así encontrar la estabilidad y la tranquilidad que tanto anhelamos. Comenzar a pensar nuestro pasado no como algo que ya no influye en nuestro presente y que sería mejor si no estuviera, sino como algo que forma parte de nuestra identidad como colombianos y que demuestra nuestra fortaleza al saber levantarnos del suelo, el valor y valentía que enseñamos a los niños en la clase de historia colombiana, un legado, una marca, una memoria de lo que fue y lo que somos hoy en día. Pensarse de otra forma, eso es lo que verdaderamente necesita Colombia.
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