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Vida campestre en la Nueva España


Enviado por   •  15 de Enero de 2021  •  Documentos de Investigación  •  1.812 Palabras (8 Páginas)  •  731 Visitas

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Vida campestre en la Nueva España

En la Nueva España las condiciones geográficas, demográficas, los recursos naturales, económicos y la posición social definieron la vida cotidiana y las costumbres en cada región, localidad y grupo social. Por ejemplo, los pueblos poseían su propia cultura: por lo regular conservaban importantes aspectos de su vida anterior a la llegada de los españoles, como el apego a sus tradiciones, reflejado en las relaciones de familia, la construcción de sus viviendas, el culto a sus dioses en sincretismo con el cristianismo, el consumo de la cosecha de sus milpas, maíz, fríjol, calabaza, jitomate y chile; así como de aves de corral, productos de lagos y ríos. Los frailes reunieron a la población indígena del norte en espacios ordenados (congregaciones) con el fin de administrar los sacramentos, por supuesto que hubo resistencia a esta práctica, como relata Juan de Torquemada:

Un indio casado, viendo que lo quitaban de un pueblo por pasarlo a otro y que le enajenaban de su casa, tierras, arbolillos y magueyes (que es lo que sobremanera estiman) y que lo llevaban donde él mismo habría de hacer su casilla y en sitio y puesto raso y limpio de las cosillas que en la otra parte dejaba y que aunque lo alegaba no se oía sus clamores, desesperado de la vida, fue a su casa y mató a su mujer e hijos y todas las cosas vivas que había en ella y quemó sus alhajuelas (aunque eran muy pocas) y luego él mismo se ahorcó diciendo que aquél era el último remedio de tan mala vida.*

Juan de Torquemada

En torno a los conventos se organizaba la vida del pueblo, el trazo de calles y plazas, toda la organización comunitaria: cofradías, congregaciones, escuelas, hospitales, huertas. Anexo al templo se ubicaban las escuelas donde se educaban los niños entre 7 y 15 años, se les enseñaba a hablar y a escribir, a cantar y hacer instrumentos de cuerdas y viento, a pintar y las artes mecánicas (oficios). A las niñas las instruían para que fueran catequistas. En los hospitales se cuidaba a los enfermos, los atendían personas con conocimientos de herbolaria indígena que voluntariamente se dedicaban a esa labor. Las huertas fueron espacios de experimentación donde los indígenas aprendieron a conocer y cultivar los nuevos productos: manzanas, peras, membrillos, naranjas, limones, toronjas, duraznos, albaricoques, ciruelas, higos, granadas, la vid y el olivo; también hortalizas como ajos, cebollas, cardos, coles, lechugas, rábanos, pepinos y melones.

Los atrios de los conventos fueron el espacio que se utilizó para las tareas de la evangelización, además las representaciones ocasionales de teatro formaban parte de los sermones contra la embriaguez, la idolatría, el adulterio y la poligamia. La participación de los indígenas (solo hombres) era dinámica: actuaban, cantaban, elaboraban el vestuario y la escenografía. Los sacramentos fueron integrándose poco a poco a la vida cotidiana de los indios. El bautismo tuvo un sentido social, más que religioso la figura del padrino y el nexo del compadrazgo tejió redes de enlace entre la sociedad, le dio consistencia.

En la agricultura el cambio tecnológico se dio con la introducción de la rueda, el molino, la carreta, el hierro, las nuevas especies de vegetales y animales, formas de producir, oficios artesanales e instrumentos de trabajo. La introducción de la lana y el algodón sustituyó a la fibra de maguey. A la población masculina la obligaron a cubrir sus cuerpos con camisa, pantalón, jubón y sombrero y a cortarse el pelo. Las mujeres mantuvieron su atuendo: falda larga, huipil y quechquemitl, se les prohibió traer los senos descubiertos y andaban descalzas.

Alimentos en la Nueva España

Con la llegada de los españoles, la dieta en la antigua Mesoamérica se enriqueció, los productos que tuvieron mayor impacto fueron el trigo, las carnes, el azúcar, los cítricos, la cebolla, el ajo, el perejil, el cilantro, el orégano, el clavo de olor; frutas como manzanas, peras, duraznos, higos, ciruelas, membrillos, chabacanos, uvas, entre otros, que se mezclaron con el maíz, las calabazas, el fríjol, el chile, el jitomate, los quelites y demás hortalizas, cereales y frutos tropicales que llegaban de otras regiones, diversificando así la comida novohispana y acelerando el mestizaje culinario.

El azúcar rápidamente pasó a formar parte de la dieta novohispana y se usaba para hacer conservas, panes, atoles, y otras delicias como el chocolate que para el siglo XVII se preparaba con anís, vainilla, almendras, avellanas, nuez moscada, limón, hinojo, canela, aceites y pétalos de flores. El pan se incorporó a la dieta mexicana: para los grupos pudientes se producía el pan francés, el español, el floreado especial; para el consumo popular se producía el pan de agua, el pan sobado y las cemitas de agua.

La cría de animales domésticos como reses, carneros y cerdos llegados de Europa fue muy apreciada y al norte existían condiciones favorables para llevar a cabo esta actividad, ya que contaba con grandes pastizales y la carne muy demandada; sus pieles se utilizaban en la minería, con ellas se hacían costales para el acarreo del mineral o cubos para el desagüe de las minas, y el sebo lo utilizaban para elaborar velas que se usaban para alumbrar los socavones. La manteca de cerdo se incorporó rápidamente a la cocina mexicana junto a la harina de maíz para preparar los tamales y carne de puerco con maíz que dio como resultado el pozole, y a los frijoles, para preparar los frijoles refritos.

Cocina novohispana

Entre las innovaciones de la cocina mestiza encontramos la introducción de hornos y técnicas de hornear, utensilios de cocina de metal como ollas, cucharones, tenazas, hornillas, sartenes que se unieron a los utensilios de piedra como el metate y el molcajete, ollas y cazuelas de barro, cucharas y palas de madera utilizados por los indígenas mexicanos, acompañados por platos y platones de porcelana, jarras y vasos de vidrio traídos del oriente, cazos de cobre y jarras de platas fabricadas por artesanos mexicanos.

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