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“Videodrome”: Otredad y género, sexo, violencia y la sangre

aiilurolonInforme20 de Octubre de 2022

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“Videodrome”: Otredad y género, sexo, violencia y la sangre

En la construcción de la identidad, toda sociedad la arma desde lo que no es. Como es complicado saber lo que es uno, el principio para el armado es saber lo que no se es, por lo menos. En esa búsqueda es donde encontramos nuestra identidad, nuestro ser, nuestro yo.

La otredad, en todo este film, es representado por lo malo, pero también lo que me identifica. Soy “esto” en oposición a lo “otro”, a lo que no soy. Se lo ve al principio de la película con el mundo contaminado, y en la búsqueda de una pureza o una fortaleza para ganar la batalla con el otro.

El otro, en primer lugar, lo vemos como ese enemigo a vencer y en esta guerra debemos ser más fuertes, más aptos. Gracias a Videodrome (videos circo o videos sadopornos), haremos ciudadanos más fuertes para la batalla que se avecina, prejuzgando que estamos en una sociedad débil y que el contrincante es mucho más fuerte. Es aquel donde las perversiones se realizan, donde este material es realizado; creando una gran contrariedad, ver unos videos hechos en lugares lejanos, sin escrúpulos para hacernos más fuertes. Pero en el desarrollo de la trama vemos como “esos” videos no vienen de afuera hacia adentro, sino que son hechos en el mismo país. Se rompe, de alguna forma, el carácter de la otredad como lo ajeno, sino como parte de la misma sociedad que los consume.

Pero hilando más fino, el compañero de Max, el que lo engaña, es de origen latino. Si el protagonista en blanco, su ayudante es latino, es el otro, no blanco, si marrón. Y todo lo sexualmente libre, lo exótico está dado por la bailarina odalisca. Son las transparencias, el cuerpo desnudo en movimiento, en provocación. Eso es lo pervertido, pero también la búsqueda de un mayor placer.

Si partimos de la suposición que la violencia es una condición humana y como tal es parte de ella, en todas las épocas estuvo presente. Sin embargo, en la modernidad eso se ha tratado de suavizar, o de menguar. Como dice Girard, existe una relación, casi como de siameses, entre el concepto de homicidio y el de sacrificio, pero es este último impartido con un carácter mediador entre el sacrificador y una divinidad.

Otro elemento que podemos abordar es el tema del dolor, de la tortura y como consecuencia o parte de ella: la sangre. Esto siempre, en todas las culturas, estuvo relacionado con lo periférico, lo sucio, con la muerte; pero también con el sacrificio, con la purga de algún mal que es necesario para volver a la normalidad, o para recibir un premio extra por lo hecho.

La muerte, el homicidio siempre fue un acto condenatorio, pero sabemos que el ser humano es violento por su naturaleza y en el sacrificio, la muerte está justificada, es una muerte ejemplificadora. Sirve para un bien mayor, por eso es aceptable. También tiene un carácter aleccionador. Ambas razones le dan al sacrificio una relación entre lo humano y lo divino. Una conexión, una forma en que el humano dialoga con lo que no puede controlar, con las decisiones que son parte de lo divino.

A su vez, no solo lo sangre en sí causa repudio al hombre desde los orígenes, sino que la sangre menstrual es muy mal vista. La mujer que menstrúa es impura y se las obliga a aislarse. Esta impureza se debe a que el hombre primitivo siempre trató de mantenerse lo más alejado posible de la sangre.

“La impureza ritual está presente en todas partes donde se pueda temer la violencia. Mientras los hombres disfrutan de la tranquilidad y de la seguridad, no se ve la sangre. Tan pronto como se desencadena la violencia, la sangre se hace visible; comienza a correr y ya es imposible detenerla […]. Su fluidez expresa el carácter contagioso de la violencia.”1

En este film, podemos observar que la acción de ver “Videodrome” libera al ser humano y lo hace más fuerte para enfrentar una guerra con el resto del mundo. En esta búsqueda, Max se autodefine como un ser sacrificado, que lo llevará a la liberación tanto de su ser como de su carne. Pero habría que preguntarse cuál sería el chivo expiatorio para este sacrificio, qué aleccionara a esta sociedad, o de qué la redimiera.

La trama es muy compleja, pero nos interesa destacar el alto grado de sexualidad, morbo y violencia; una violencia extrema llevada hasta la muerte. El sacrificado tiene que ser especial, en este caso, es el director de un canal que se corre del lugar de programador, o hacedor, para convertirse en actor sacrificado. Aunque en el relato al final duda de si tal sacrificio es necesario para purgar los males de la sociedad, hay un armado en el que ya está inmerso y del cual no puede huir, tiene que cumplir y dar fin al acto del sacrificio, aun implementando él mismo.

Toda sociedad tiene normas, tiene tabúes, más en lo que respecta al sexo; el cual se podría nombrar como violento, pero nunca llevado hasta la muerte. El rito, el ritual, en esta película, es el acto sexual. Violento, fuerte, duro, con varios elementos de torturas o de sufrimientos. El placer es llevado al extremo, al mayor lugar de goce, ver la agonía, no como ficción sino como un hecho real.

Las normas y leyes toman como excesos (castigables no solamente en el plano de lo moral, sino en la legalidad de las sociedades) a los actos con menores. El asesinato también lo es, pero ¿qué ocurriría si está ligado a lo sexual, a parte, o al final de un acto sexual?

La sangre, el dolor, la mutilación, el castigo como liberadores del ser. Como el punto final y el comienzo de una nueva etapa. Como una búsqueda de una nueva vida, post esta vida mediocre y aburrida.

2. El matrimonio, la sexualidad, la maternidad y los mandatos asociados a los arquetipos sociales femeninos planteados por la Iglesia en la Edad Media

Como equipo de trabajo, pensamos que en una sociedad que se ve fuertemente influenciada por las fuerzas del patriarcado desde los orígenes de la humanidad, el rol de la mujer en ella no se toma a la ligera y no queda por fuera de esto. 

Siempre se consideró que la única finalidad de la mujer es casarse y tener hijos. Desde niñas, alguna que otra vez habremos soñado con tener una pareja perfecta y tener hijos, como si eso fuera a lo único que una mujer debe aspirar en la vida. Y esto es porque se suele asociar el concepto de ser mujer con ser madre, criarlos, educarlos, cuidarlos y luchar por ellos y por su familia, dando por hecho que la mujer es el sostén de la familia, que debe cuidar y vivir por los demás (nunca por sí misma) y llevar adelante el hogar. La mujer se completa gracias a su familia, y todo se debe a ella: algo sale mal, todo el hogar y la familia se derrumba. Desde este punto de vista, si una mujer no quiere tener hijos ni casarse, no está cumpliendo su función en la vida.

A su vez, la sexualidad en las mujeres está fuertemente arraigada a la idea de la reproducción. Hasta nuestros días, muchas mujeres consideran que la sexualidad es importante o es gozada “correctamente” en tanto les permita tener hijos. Esta idea también da cuenta de que la sexualidad de la mujer está siempre a disposición de los deseos y las necesidades del varón, poniéndola a ella bajo el dominio e influencia, nuevamente, del sexo masculino, y como si el sexo fuera una obligación más que el simple hecho de recibir placer. Y ni hablar de cómo todavía es tabú que la mujer hable de sexo o de la masturbación, de darse placer a ella misma y minimizarlo, porque se valora la ausencia de la actividad sexual en las mujeres, que, como ya mencionamos, esta solo se dirige con fines reproductivos.

Ser mujer va más allá de la maternidad y el matrimonio. La idea de que las mujeres encuentran su valor en otros o en ser madre minimiza en todos los sentidos el valor que ella misma puede darse, por sus infinitas cualidades, posibilidades y el poder que tiene por ser simplemente ella. Una mujer puede ser madre y tener su propia carrera profesional, sin depender de nada ni de nadie.

3. La prostitución a lo largo del tiempo

3.1 Antigüedad Clásica

La prostitución era, en Roma, una práctica muy antigua. Un ejemplo claro es, de por sí, el mito fundante de Roma: el de Rómulo y Remo, donde se considera que quien en realidad amamantó a los mellizos no fue una loba, sino una prostituta. Con el paso del tiempo, la prostitución se convirtió en una actividad necesaria en Roma para proteger a las mujeres casadas de los hombres, ya que meterse con esa clase de mujeres era ilegal.

Cabe aclarar que era ir en contra la ley mantener relaciones extramaritales con una mujer soltera. Sin embargo, no pasaba lo mismo cuando el marido iba junto a una prostituta, y esto se daba porque era difícil encontrar parejas casadas por amor, ya que usualmente eran matrimonios acordados por las familias, así que el hombre buscaba satisfacer sus necesidades sexuales en otro lugar:

“Nadie dice no, ni te impide que compres lo que está en venta, si tienes dinero. Nadie prohíbe a nadie que vaya por una calle pública.  Haz el amor con quien quieras, mientras te asegures de no meterte en caminos particulares.  Me refiero a que te mantengas alejado de las mujeres casadas, viudas, vírgenes y hombres y efebos hijos de ciudadanos.”2

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