ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Vivir en un Túnel


Enviado por   •  21 de Junio de 2015  •  Reseñas  •  1.766 Palabras (8 Páginas)  •  212 Visitas

Página 1 de 8

Vivir en un Túnel

Todos los seres humanos vivimos es un túnel sea con salida o sin ella. Esto es lo que Sábato nos quiere demostrar con su obra, y aún más con Juan Pablo Castel cuando señala “…en todo caso solo había un solo túnel oscuro y solitario: El mío, el túnel en que había transcurrido mi infancia, mi juventud, toda mi vida.” (Sábato, 152) representando varias características psicológicas que lo envuelven convirtiéndolo en protagonista y antagonista, y María representando pecados que quizás hemos cometido en nuestra vida, encerrándonos en nuestro propio Túnel es así que se genera conductas en los personajes de la novela, resaltando principalmente la soledad que volvió a sentir Castel, al darse cuenta que María Iribarne no pertenecía a un túnel paralelo al suyo, sino al ancho mundo, generando en él una obsesión, que hace que se cuestione cada, suceso, y lo indujera a cometer acciones inapropiadas, y el engaño por la falta de comunicación, la misma que debía existir para que una relación funcione; no solo con Allende sino, al ocultar varias cosas a Castel, generando solo desconfianza, todo esto se asociaba haciendo que Castel pierda los estribos, que la relación que pudo existir, con quien creía la persona perfecta para él, la única que lograba entenderlo, lo convierta tan solo en el autor de un crimen pasional y ella la víctima por sus mentiras.

Juan Pablo es una persona caracterizada por la soledad, desde aquel momento en el que se ve reflejado su repudio hacia la humanidad, por su excesiva vanidad, producto de su inestable relación con el mundo, se siente encerrado en su vida, en su soledad existencial, un túnel, del cual no tiene salida. Irónicamente Juan Pablo reflejaba su soledad en sus cuadros como cierta forma de desahogarse; esto se ve cuando se encuentra por primera vez con María en el Salón de Primavera de 1946, María, quien fue la única que se fijó verdaderamente en su cuadro,”…una playa solitaria y una mujer que miraba el mar. Era una mujer que miraba como esperando algo, quizá algún llamado apagado y distante. La escena sugería, en mi opinión, una soledad ansiosa y absoluta.” (Sábato, 9). Él lo ha tomado como analogía de la vida representado como el destino de todas las personas, el de caminar sin compañía, aunque con la compañía de María su soledad se mitigaba, no quitaba el hecho que él en realidad estaba completamente solo, su vida llena de soledad y oscuridad, cegado en su túnel, muy diferente al de los demás, y esta soledad la volvió a sentir Castel, al darse cuenta que María no pertenecía a un túnel paralelo al suyo, ella pertenecía al ancho mundo, ese mundo donde no se miden los sentimientos, los límites, el amar a una sola persona, el hecho de que su corazón únicamente pertenezca a Castel, él pensaba pues: “Desgraciadamente, estuve condenado a permanecer ajeno a la vida de cualquier mujer.” (Sábato, 11). Castel estaba consciente de que podía permanecer totalmente solo por el resto de su vida, sin imaginarse que conocería a alguien que tal vez pudo compartir su soledad, cambiando por un momento su forma de pensar momentáneamente: “…Con ella, que había sido como alguien detrás de un impenetrable muro de vidrio, a quien yo podía ver, pero ni oír ni tocar; y así, separados por el muro de vidrio, habíamos vivido ansiosamente, melancólicamente.” (Sábato, 152). Un escenario más desolador se presenta cuando María abandona a Castel, ella cree que ya no es sano que estén más tiempo juntos, "Tengo que matarte, María. Me has dejado solo", (Sábato, 152). Llegando a este punto, luego de haber asesinado a María y encontrarse en la cárcel por lo hecho, nos hace sentir de cierta forma su soledad, “Sólo existió un ser que entendía mi pintura. Mientras tanto, estos cuadros deben de confirmarlos cada vez más en su estúpido punto de vista. Y los muros de este infierno serán, así, cada día más herméticos” (Sábato, 159). “...Y entonces sentía que mi destino, era infinitamente más solitario de lo que había imaginado.” (Sábato, 152). Dicho esto Castel nunca dejó de ser un hombre solitario.

El “Túnel” de Castel poseía aberturas, por las cuales él podía ver a las personas su vida normal, pero nadie nunca se fijó en su espacio, aquí es cuando una mujer se dispuso a observarlo, llamando la atención de Juan Pablo, por medio de la ventanita, desde ese momento iniciaría una gran obsesión, por necesitar estar a su lado, confundido con “amor perfecto”. Nace en él la obsesión, este pensamiento, sentimiento aparece en desacuerdo con el pensamiento consciente de la persona, pero persiste más allá de los esfuerzos por liberarse de él. Esa obsesión un tanto que hace que se cuestione cada, suceso que envuelve a María y lo indujera a cometer acciones inapropiadas, aun así sin conocerla completamente. Él la quiere poseer absorbentemente, usurpando su libertad y sin llegar a poseer un lazo común con participación de ambos, pero María lo rechaza. Castel cometió ese error aún sin conocerla a profundidad, “Amaba desesperadamente a María y no obstante la palabra amor no se había pronunciado entre nosotros. (Sábato,

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (10.3 Kb)  
Leer 7 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com