Biografia De La Nacional
danyx25429 de Agosto de 2013
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Publicado: La República, 14.07.2011
Los productos que ofrece el sector financiero han alcanzado niveles de complejidad impensados hace 30 años, cuando los desarrollos informáticos eran incipientes.
Las instituciones financieras han contratado doctorados en finanzas, economía y matemáticas buscando el desarrollo de nuevos productos. La sofisticación de la oferta financiera constituye un reto para los entes supervisores.
Se podría pensar que la mayor parte de la población-que no usa productos financieros complejos-está preparada para tomar de manera informada las decisiones financieras que las sociedades modernas le demandan. Sin embargo, varios estudios recientes muestran que el nivel de alfabetismo financiero básico es bajo; peor aún, los más pobres son los de menor comprensión financiera y los más proclives a tomar decisiones financieras equivocadas.
En estos estudios, una pregunta sencilla sobre cálculos de intereses sólo es respondida correctamente por dos terceras partes de los encuestados en Estados Unidos y una tercera parte en México. (La pregunta es del siguiente estilo: a los encuestados se les informa que invierten 100 pesos que rinden 2% anual y dejan la plata invertida por cinco años. Seguidamente se les pregunta si al cabo de los cinco años tendrán más, menos o exactamente 102 pesos).
Las encuestas también tienen preguntas simples sobre inflación. En Estados Unidos y en México cerca de la tercera parte responde incorrectamente una pregunta sencilla sobre consecuencias de la inflación. (Se les informa que invierten 100 pesos al 1% anual y que durante ese año la inflación es de 2%. Se les pregunta si al final del año podrán comprar con el dinero invertido, más, menos o lo mismo que hoy con los 100).
La distribución del alfabetismo financiero no es uniforme. En México, las personas con más ingresos y educación presentan tasas de acierto mayores. En Estados Unidos, los jóvenes y los viejos, las mujeres, los menos educados, los negros y los latinos tienden a presentar niveles más bajos de alfabetismo financiero.
Los estudios van más allá de señalar que buena parte de la población no pasa el quiz financiero; analizan consecuencias y soluciones. Dentro de las consecuencias, los estudios han mostrado que aquellos con bajo alfabetismo financiero no planean los ahorros de su retiro. En México hay evidencia experimental que muestra que el analfabetismo financiero está positivamente correlacionado con la escogencia de productos financieros más costosos.
Por el lado propositivo hay al menos dos lecciones. Por un lado, los retornos sociales de educar a la población en asuntos financieros lucen altos. Incorporar en el pensum académico nociones básicas de estos temas aparece como una política deseable en un mundo donde se le pide a la gente tomar decisiones relacionadas con el sector.
Sin embargo, educar a la población es un proceso demorado y costoso. Una alternativa más rápida y menos costosa tiene que ver con la forma de informar a la gente sobre los productos.
En el caso mexicano los iletrados financieros escogían los productos que más les convenían (los más baratos) si las opciones que les presentaban estaban denominadas en pesos gastados en un año en lugar de en porcentajes o tarifas fraccionadas a lo largo del año. La mayor elasticidad precio de los encuestados si les dan las condiciones en niveles en lugar de porcentajes, podría en la práctica reducir los precios de los fondos de pensión (el caso de estudio) hasta en 30%. En Estados Unidos, se muestra que explicar en dólares los costos en que incurren los que usan préstamos de usura en caso de refinanciar sus obligaciones, reduce la probabilidad de pedir esos préstamos en 11%.
Mientras se diseña la forma de lograr que una mayor proporción de la población acceda a niveles de alfabetismo financiero adecuados, garantizar
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