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Carta De Critobal Colon


Enviado por   •  24 de Marzo de 2014  •  3.879 Palabras (16 Páginas)  •  176 Visitas

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ambre, salvo de los nuestros, a que somos (?) y criados. No nos falta cosa tanto como bestias de acarreto y odres y costales, mas a todo se dará remedio con la ayuda de Nuestro Señor.

Así que yo bolví y no estuve salvo aquellos tres días, en los cuales vinieron aí muchos indios a me ver por maravilla, de los cuales supe, y no de uno solo, salvo de todos en general, qu'esta probinçia de Çibao es grandísima y en todo cavo ay oro y que la mayor parte y adonde más ay es delante de la dicha fortaleza, a que yo puse el nombre de Sancto Tomás, al camino del mediodía tres o cuatro jornadas, y que avía ríos grandes, y que hallavan a las vezes pedazos de oro, y que, según me afiguravan el grandor, pudieran bien pesar media arroba; y pedazos como avellanas y nuezes avía, y fallavan muchos; y créolo, porque por algunos me fueron traídos tan grandes como nuez y ansí como nasçen, que amostrava la tierra en ellos; y me dezían que aí donde es Santo Tomás hasta Cahonaboa, aquel rey o 'cacique', que de aquí diremos en adelante a estos reyes como ellos mesmos se dizen, no a doze o trece leguas; éste es aquél que dizen que mató a nuestros christianos, que en todos cavos de Cibao los conoçían y andavan desmandados unos de otros; y este Cahonaboa dizen que en la tierra donde vive ay muy mucho oro, mas es tierra muy montañosa, y que los pedazos y granos son muy grandes.

Yo lo creo por lo que me dixo Ocanaguarí de Pedro, repostero, y de Escobedo, cuando me dixo que le rogó que lo llevase consigo a amostrar la mina de oro, y qu'él lo hizo ansí, y que después le respondió que aquel oro hera poco y los granos pequeños, y que no quiso salvo irse a este caçique Cahonaboa (?) llevava un baçín (?) y le mató; esto biene a propósito, a creer que allí aya más oro y granos mayores, porque este Ocanaguarí no osaría llevar a Pedro salvo allí donde yo fui o en aquella comarca, que allí es todo el oro menudo como arena, como lo que yo enbié a V. Al., y adelante son los granos grandes.

Abasta, christianísimos prínçipes, que ansí como por las otras mis cartas escreví a V. Al. qu'esta gente d'esta tierra es la más mansa y temerosa y de buena condiçión que ay en el mundo, y ansí lo torno a dezir y digo otra vez, que otra cosa no me falta para que sean todos christianos salvo no se lo saber dezir ni predicar en su lengua porqu'es verdad que ninguna secta ni idolatría no tienen ni hazen conçentos salvo de pan, a qu'ellos llaman 'caçaui', y de mugeres, y de todos sus fechos e dichos y pensamientos son aquellos que natura les dio: propio todos sus fechos son como de niños, salvo que, por ser hombres, y la natura se lo constringe a fazer e cosa vista política; éstos fazen lo que been fazer, porque, si alguno furta o faze otro mal, es de la misma manera que entre los niños se haze.

Ellos son sotiles, que luego hazen lo que veen hazer, mas es çierto que para su gobierno y plazer ningún ayuntamiento hazen de oro ni de otra cosa alguna, salvo que por invidia, de que son ocupados, cogen oro u otra cosa para que se les dé de lo que desean; la cual inbidia es propia como de niños, que bi el otro día, cuando yo estava en Çibao, que cuando yo dava un caxcavel a alguno de los caçiques que, en tomándolo, dava un relaso de sospiro de descanso, como haría un escudero si le diesen una villa.

Ansí que en ésta concluyo que mi parezer es que en este Çibao ay más oro que en todo el otro del mundo por las señas sobredichas que no se ba a parte alguna que en los arroyos no fallan oro, y pues ansí es y se bee qu'este oro no naçe en los ríos ni arroyos, salvo que naze en la loma o cabezo o montaña, porque al tiempo de la lluvia el tiempo lo descava y trae al arroyo, y allí en el agua lo been, porque luze y está descubierto de tierra, e en la tierra no lo been, que bi en el otro día a los indios tomar el agua con las manos y baziarlas a los bordos de los arroyos escarbando por un poco y, despues qu'estava descavado, coxían los granos; y tanbién en un tiempo que llueve lo fallan en cada cavo en los riatos; y por esto es de creer que aya más oro que en Vizcaya fierro, pues la provinçia es muy mayor y da este testimonio sobr'esto.

Así que, demás de me faltar qu'esta gente toda no sen christianos, qu'es por no saber la lengua, me falta muy mucha gran cantidad de oro y otras riquezas que ay en esta isla de espeçerías, qu'ellos cojerían para nosotros; mas me falta la lengua para saverles hablar, que aunqu'ellos cojen ansí el oro con aquel grosero ingenio, no desiste que alguno d'ellos o muchos no sepan dónde lo ay más y de qué manera se podría coger y aver.

Y por esto torno a mi propósito de que aya escripto a V. Al. por las otras cartas lo qu'espero en Nuestro Señor, si los pecados no mudan, qu'es lo que yo podré hazer de aquí a siete años, porque no es posible que más de uno o dos no sepamos bien la lengua y sepamos bien toda la tierra, y de allá nos embiarán V. Al. maestros de minas que, con bien been, y en sus reinos a muchos lugares tienen la esperiençia para las minas de diversos metales que tienen en ellos, las cuales todas se labran y son descubiertas desd'el comienço del mundo, y cada día se halla para ellas y sacar los metales d'ellas ingenio bueno y maestros nuevos, y en Vizcaya, donde ay tanta abundançia de fierro, se hallan maestros y minas mejores uno que otro y que lo saven mejor sacar, así que no lo aver es pronto cosa que, si plaze a Dios todopoderoso, V. Al. no pueda esperar y que sea verdad que aya más oro qu'en Vizcaya fierro, qu'esta gente con poco trabajo serán christianos.

Vine de Çibao y hallé que ya avían casi cumplido mi deseo de saber de las cosas de oro, y qu'el tiempo hera bueno y de buena sazón y que tenía aquí estas naos o caravelas y que no hazían nada y que se podría ir a descubrir más islas y tierra firme y cuidar se otros navíos de otras tierras si ubienes hechado acá, para los castigar; y vide que avía dexado grandísima parte de Çibao que yo no avía visto, ni bide que sería bien dexar de dar cavo a saver y fazer todo esto, pues es fázil, e determiné de enviar a Ojeda, el cual avía ido este inbierno a Çibao y traído las nuevas de todo y es persona bien conçertada en todo, a Santo Tomás para alcaide, porque cuando él bino, me rogó que, si la fortaleza se hiziese í o allá, que le dies encargo d'ella; y visto que era razón y por dar exemplo a otros se la di, y con esto, qu'es muy bien abcto para ello y save muy bien tratar a la gente; así que por su dolençia no le llebé conmigo, y agora le enbío con toda la gente que pude fallar sana y sin ronçería, de que tengo aquí la mayor parte, como diré después, que

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