Emile Durkheim
AnnieD6 de Mayo de 2015
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El suicidio
El suicidio. Estudio de sociología (1897) es una de las más importantes obras del sociólogo francés Émile Durkheim que trata sobre el suicidio como fenómeno social. Con ello rompe la tendencia tradicional de considerarlo como un fenómeno estrictamente individual y por ende sólo como objeto de la psicología o de la moral.
Tesis y argumentos principales de la obra
Como su nombre indica, es un estudio sobre el suicidio, pero la gran novedad es que Durkheim considera éste desde el punto de vista de la tasa anual de suicidios que existe en varios países europeos desde la sexta década del siglo XIX. Esto es, desde un punto de vista social.
También se percata de que la tasa de suicidios es diferente de unos países y de unas comunidades a otras. El suicidio es ante todo un hecho social y sus causas son antes sociales que individuales o netamente psicológicas. Durkheim no sólo estudia las diferencias según religión sino según matrimonio, hijos, grupos profesionales, género, edad, grupos políticos, tipo de sociedad o de medio social, etc. Ello le permite ver las diferentes causas sociales del suicidio, que son las determinantes, y establecer para cada tipo de causa un tipo de suicidio diferente. Durkheim distingue cuatro tipos de suicidio:
• Suicidio egoísta
• Suicidio altruista
• Suicidio anómico
• Suicidio fatalista (casi sin mencionar)
Introducción
Apartado I
La definición que Durkheim da de "suicidio" es la siguiente: «Se llama suicidio a todo caso de muerte que resulte directa o indirectamente de un acto positivo o negativo, ejecutado por la propia víctima, a sabiendas de que habría de producir este resultado
Esta muerte puede resultar de un acto positivo o negativo, es decir, por acción o por omisión: «Lo mismo se mata uno rehusando alimentarse [acto negativo] que destruyéndose por el hierro o por el fuego [acto positivo]6Además de por un acto positivo o negativo, la muerte puede resultar directa o indirectamente de ese acto. El acto es directo si es la causa inmediata de la muerte, mientras que es indirecto si es la causa de una cadena de efectos que acabarán en esa muerte:
Nos sentiríamos tentados a decir que, para excluir estos actos, tenemos que decir que todo suicidio debe ser un acto voluntario, es decir, realizado con la finalidad expresa de conseguir ese resultado.
Sin embargo, Durkheim rechaza ese criterio por tres razones: primero, tiene que ver con los móviles psicológicos, los cuales no son fácilmente observables (a veces ni siquiera para el sujeto mismo) y por ende no permiten cumplir con el requisito de objetividad; segundo, es inválido porque un acto no puede ser definido por su finalidad: un mismo conjunto de movimientos pueden hacerse con diversos fines; tercero, no podríamos hablar de suicidio para muchos casos que son generalmente aceptados como suicidios, tales como el del «soldado que corre a una muerte cierta para salvar a su regimiento [y que] no desea morir (...) el del mártir que muere por su fe, el de la madre que se sacrifica por su hijo, etc.»9 El criterio objetivo correcto que permite completar la definición del suicidio es que la acción fue hecha por el individuo a sabiendas de que habría de producir el resultado de su propia muerte, la haya querido a esa muerte por sí misma o la haya aceptado sólo como consecuencia inevitable de lo que hacía.
Apartado II
En la segunda parte de la Introducción, Durkheim se propone -ya definido el objeto de estudio- demostrar que ese objeto, el suicidio, pese a que suele considerárselo siempre como un fenómeno estrictamente individual, puede también estudiárselo desde un punto de vista sociológico como un hecho social. Esto lo establece mediante la presentación de datos estadísticos múltiples. Estos datos revelan que la tasa de suicidios de una sociedad (proporción de suicidas con respecto a la cantidad de personas de esa sociedad), considerada en un tiempo dado, se mantiene relativamente constante, especialmente comparando cada año con el siguiente.
Además, cuando la tasa de suicidios, considerada en períodos más largos, varía, lo hace progresivamente y por ondas distinguibles que a su vez pueden correlacionarse con fenómenos sociales contemporáneos. Y cuando presenta cambios bruscos -que son excepcionales-, coincide con períodos críticos agudos de la sociedad que los explican.
Por último, y a diferencia de la tasa de mortalidad que es similar en toda Europa occidental, la tasa de suicidios presenta características peculiares en cada país (respecto a magnitud y variaciones), lo que refuerza la idea de que son condiciones sociales particulares las que explican el suicidio.
Libro I: Los factores extrasociales
Este primer libro se ocupa de demostrar que ningún fenómeno extrasocial, por más que incida en tal o cual suicidio, puede influir en el fenómeno del suicidio como fenómeno global. Su influencia quedará en evidencia como prácticamente nula. Los factores extrasociales aislados ya quedaron refutados por las estadísticas mostradas en la introducción, porque no hay forma de que con su aislamiento puedan explicar tendencias tan marcadas y amplias.
Libro II: Causas sociales y tipos sociales
Capítulo 1: Métodos para determinarlos
La metodología consistirá en partir de la averiguación de las causas sociales del suicidio por medio de las estadísticas de las tasas de suicidio de cada país, las cuales permiten ver las diferencias por religiones, grupos políticos, profesiones, familia, género, edad, etc. A partir de ello será necesario ver cuántos tipos de causas existen que sean globalmente relevantes y por cada uno de ellos se podrá establecer un tipo de suicidio diferente. No se basará la investigación en estadísticas sobre los motivos de los suicidios, no sólo porque son pocas y poco confiables, sino porque los motivos personales no constituyen las verdaderas causas del acto. En el segundo libro Durkheim describe los tipos de suicidio los cuales son:
El suicidio egoísta tiene lugar cuando los vínculos sociales son demasiado débiles para comprometer al suicida con su propia vida. En ausencia de la integración de la sociedad, el suicida queda libre para llevar a cabo su voluntad de suicidarse. Su excesivo individualismo, producto de la desintegración social, no le permite realizarse en cuanto individuo social que es, lo tiene insatisfecho y, puesto que para él la finalidad de la vida sólo puede estar en la propia persona, como ésta no le alcanza, tiende a perder el sentido de la vida y a despreciarla. Esta forma de suicidio suele darse más en las sociedades modernas, en las que la dependencia de la familia y de la religión es menor que en las tradicionales.
Una de las conclusiones a las que llega Durkheim a partir de lo anterior es que en las sociedades y las comunidades que tienen más cohesión y solidaridad orgánica, la tasa de suicidios será menor, justamente porque la estrecha conexión con el grupo al que se pertenece es un freno de la voluntad de suicidio. Eso explicaría datos como, por ejemplo, que los judíos se suicidaran menos que los católicos: según Durkheim, es la persecución y el aislamiento de que históricamente han sido objeto la mayor parte de las comunidades judías en Europa lo que hizo que los individuos se volvieran más dependientes y unidos unos con otros.
El suicidio altruista es el causado por una baja importancia de la individualidad. Es el tipo exactamente opuesto al egoísta o individualista. Durkheim destaca que en los países donde los civiles se suicidan más (por el suicidio egoísta), en el ejército se suicidan menos, y viceversa, debido a las causas diametralmente opuestas de ambos tipos de suicidio.
El suicidio anómico es aquel que se da en sociedades cuyas instituciones y cuyos lazos de convivencia se hallan en situación de desintegración o de anomia. En las sociedades donde los límites sociales y naturales son más flexibles, sucede este tipo de suicidios. Por ejemplo, en los países donde el matrimonio tiene un peso menor, por la existencia del divorcio, el suicidio es mayor.
El suicidio fatalista, que se produce allí donde las reglas a las que están sometidos los individuos son demasiado férreas, de modo que éstos conciben y concretan la posibilidad de abandonar la situación en la que se hallan. Es el tipo exactamente opuesto al anómico. Las sociedades esclavistas serían ejemplos de medios en los que se da este suicidio.
Libro III: El suicidio como fenómeno social en general
Capítulo 1: El elemento social del suicidio
Las corrientes sociales actúan sobre todos los sujetos más o menos predispuestos a ellas, pero en ninguno de ellos se manifiesta con toda su fuerza (aunque sí con diferentes intensidades) sino que aparece en el individuo medio siempre de una forma atenuada. Evidentemente, los individuos afectados por estas corrientes son aquellos que por su constitución individual ofrecen a ella menos resistencia, pero el factor individual sólo puede determinar que la corriente afecte a tal sujeto y no a tal otro. Sólo el factor colectivo puede explicar la regularidad de los suicidios en una sociedad, sus magnitudes constantes, sus variantes regulares, etc.
Capítulo 2: Relación del suicidio con los demás fenómenos sociales
Durkheim se pregunta acerca de la relación del suicido con la moral, esto es, si el suicido es una acción moral o inmoral. El análisis histórico le hace afirmar que el suicido es contrario a la conciencia moral debido a la generalidad de su reprobación en todas las sociedades (y la relajación de esa reprobación en tiempos que Durkheim
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