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Hablar de los que ya partieron resulta doloroso y a la vez evoca una placentera nostalgia.


Enviado por   •  25 de Enero de 2017  •  Biografías  •  506 Palabras (3 Páginas)  •  113 Visitas

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GUSTAVO ORPINELA LIZÁRRAGA

11 AGOSTO 1973/01 DE AGOSTO 2016

Hablar de los que ya partieron resulta doloroso y a la vez evoca una placentera nostalgia.

Aún tengo en mi memoria la primera vez que lo vi: alto y desgarbado en su andar,  con una personalidad intrigante ya que su mirada era afable y la palabra  precisa en sus expresiones.  Le apasionaba la historia, lo comprobé curiosamente cuando fui testigo al coincidir  en un camión urbano donde él venía platicando con un alumno sobre la Revolución Mexicana, hasta allí, me sedujo su capacidad narrativa y mejor aún , el modo de llevarte a la reflexión. Con el paso del tiempo fui admirando su empatía y manera de embonar con los alumnos, hasta entonces todavía no encontraba la palabra perfecta para describir su quehacer docente, palabra  que encontraría estos últimos años de su vida. La palabra perfecta era “Inspirador”. Sí, Gustavo era un maestro inspirador, que no solo inspiraba al alumno sino que provocaba controversia en los demás docentes puesto que algunos se sentían amenazados y otros inspirados. Desde allí comenzaba su impacto en los demás. Hombre culto, estudioso de la psicología que ejercía también con gran pasión, siempre tuvo un espacio para escuchar a los que se le acercaban y para ofrecer palabras no dulzonas sino claras ante cualquier situación.

Pues bien, intento realizar esta reseña sobre Gustavo y solo me viene a la cabeza la palabra “trascender” (de trans, más allá, yscando, escalar) significa pasar de un ámbito a otro, atravesando el límite que los separa. Desde un punto de vista filosófico, el concepto de trascendencia incluye además la idea de superación o superioridad.

Orpinela fue una persona que  superó los límites que le puso la vida, que le  buscó sentido y conocimiento de su yo y de su existencia trascendiendo  a un plano en el que la vida le enseñó  su verdadera esencia y verdad. No le hizo  falta ser un monje o un iluminado espiritual para haber trascendido en la vida. Solo fue un profesor inspirador…

El profesor que inspira y que fue más allá del mero saber, de la mera transmisión de conocimientos. El profesor que  trascendió  sus conocimientos fuera del aula y los trasladaba a  nuestras vidas. El profesor en el que nos gustaría vernos reflejados, al que tomamos como ejemplo, al que queremos y apreciamos tanto como admiramos, al que transmitió experiencias y no sólo conocimientos en el aula.

Este hombre realmente  dejó  huella a lo largo de toda nuestra vida. Es el profesor del que recordamos perfectamente su nombre, la clase que impartía, su forma de ser, su forma de trasmitir. Es aquel que nos acompañará a lo largo de nuestra trayectoria vital, aquel que será nuestro referente durante toda la vida, aquel que recordaremos siempre con una sonrisa porque nos ha hecho más sabios, más cultos, pero sobre todo mejores personas y excelentes ciudadanos. Eso y más fue Gustavo Orpinela Lizárraga..

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