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Horacio Quiroja


Enviado por   •  22 de Octubre de 2013  •  1.815 Palabras (8 Páginas)  •  405 Visitas

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Horacio Quiroga nació en el Salto uruguayo en 1879 y murió en Buenos Aires en 1937.

Horacio Quiroga fue el segundo hijo del matrimonio de Prudencio Quiroga y Pastora Forteza. En el momento de su nacimiento, su padre había sido, por dieciocho años, el Vice-Cónsul argentino en Salto. Antes de cumplir dos meses y medio, el 14 de marzo de 1879 su padre murió al dispararse accidentalmente con una Barret calibre 50 que llevaba en la mano.

Adolescencia y formación

Hizo sus estudios en Montevideo, hasta terminar el colegio secundario. Estos estudios incluyeron formación técnica (Instituto Politécnico de Montevideo) y general (Colegio Nacional), y ya desde muy joven demostró un enorme interés por la literatura, la química, la fotografía, la mecánica, el ciclismo y la vida de campo. A esa temprana edad fundó la Sociedad de Ciclismo de Salto y viajó en bicicleta desde Salto hasta Paysandú (120 km).

En esta época pasaba larguísimas horas en un taller de reparación de maquinarias y herramientas. Por influencia del hijo del dueño empezó a interesarse por la filosofía

Simultáneamente también trabajaba, estudiaba y colaboraba con las publicaciones La Revista y La Reforma. Poco a poco, fue puliendo su estilo y haciéndose conocido.

Durante el carnaval de 1898, el joven poeta conoció a su primer amor, una niña llamada María Esther Jurkovski, que inspiraría dos de sus obras más importantes: Las sacrificadas (1920) y Una estación de amor. Pero los desencuentros provocados por los padres de la joven que reprobaban la relación, debido al origen no judío de Quiroga precipitaron la separación definitiva.

Misiones y el Chaco

Elegido como profesor de castellano en el Colegio Británico de Buenos Aires en marzo de 1903. Quiroga quiso acompañar, en junio del mismo año y ya convertido en un fotógrafo experto, a Leopoldo Lugones en una expedición a Misiones, financiada por el Ministerio de Educación. La excelencia de Quiroga como fotógrafo hizo que Lugones aceptara llevarlo, y así pudo documentar en imágenes ese viaje de descubrimiento.

Seis meses después Quiroga invirtió lo que le quedaba de su herencia en comprar unos campos algodoneros en el Chaco. El proyecto fracasó en el aspecto económico, principalmente por problemas de Quiroga con sus peones aborígenes, pero la vida de Horacio se enriqueció al convertirse, por primera vez, en un hombre de campo, en consecuencia, se benefició con el profundo conocimiento de la cultura rural y de sus hombres, en un cambio estilístico que el escritor mantendría para siempre.

Cuentista

Al regresar a Buenos Aires luego de su fallida experiencia en el Chaco, Quiroga abrazó la narración breve con pasión y energía. Fue así que en 1904 publicó el notable libro de relatos El crimen de otro. Estas primeras comparaciones con el Maestro de Boston no molestaban a Quiroga, las escucharía con complacencia hasta el fin de su vida, respondiendo a menudo que Poe era su primer y principal maestro.

Durante dos años Quiroga trabajó en multitud de cuentos, muchos de ellos de terror rural y historias para niños pobladas de animales que hablan y piensan sin perder la naturalidad de su especie. A esta época pertenecen la novela breve Los perseguidos, producto de un viaje con Leopoldo Lugones por la selva misionera, hasta la frontera con Brasil, y su soberbio y horroroso El almohadón de plumas, publicado en la celebérrima revista argentina Caras y Caretas en 1905, que llegó a publicar ocho cuentos de Quiroga al año. A poco de comenzar a publicar en ella, Quiroga se convirtió en un colaborador famoso y prestigioso, cuyos escritos eran buscados ávidamente por miles de lectores.

Industrias rurales y tragedia

Entre 1912 y 1915 el escritor, que ya tenía experiencia como algodonero y yerbatero, emprendió una búsqueda de salidas económicas mediante la explotación de los recursos naturales de sus tierras. Destiló naranjas, fabricó carbón, elaboró resinas y muchas otras actividades similares, pero sólo cosechó fracasos monetarios.

Mientras tanto criaba ganado, domesticaba animales salvajes, cazaba y pescaba con profusión. La literatura siguió siendo en esta etapa el norte de su vida: la revista Fray Mocho de Buenos Aires publicó numerosos cuentos de Quiroga, muchos de ellos ambientados en la selva y poblados de personajes tan naturalistas que parecen reales.

Pero la esposa de Quiroga no estaba contenta: no lograba adaptarse a la vida selvática y pedía a su esposo, que regresaran a Buenos Aires o, si él quería quedarse, que le permitiera volver sola, quiroja al no aceptar ninguna de las posibilidades, Ana María decidió suicidarse con veneno en 1915 después de una violenta pelea con el escritor. Sufrió una espantosa agonía de ocho días, muriendo luego entre horribles sufrimientos y dejando a Horacio y a los niños en la oscura desesperación.

Buenos aires

Tras el suicidio de su esposa, Quiroga se trasladó con sus hijos a Buenos Aires, donde recibió un cargo de Secretario Contador en el Consulado General uruguayo en esa ciudad.

A lo largo del año 1917 habitó con los niños en un sótano de la avenida Canning 164, alternando sus labores diplomáticos con la instalación de un taller en su vivienda y el trabajo en muchos relatos que iban siendo publicados en prestigiosas revistas. La mayoría de ellos fueron recopilados por Quiroga en varios libros, el primero de los cuales fue Cuentos de amor de locura y de muerte (1917) La redacción del libro le había sido solicitada por el escritor Manuel Gálvez, responsable de Cooperativa Editorial de Buenos Aires, y el volumen se convirtió de inmediato en un enorme éxito de público y de crítica, consolidando

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