La Obra

Su autor Joaquín Gallegos Lara, guayaquileño, nació el 9 de Abril de 1909 y murió el 16 de Noviembre de 1947, a los 38 años de edad. Cuando su madre lo tenía en su vientre sufrió un terrible accidente que provocó que el quedara paralitico para toda su vida, debido a esto recibió educación en casa, esto lo lleva a convertirse en un gran escritor gracias a su dedicación en la lectura. Su obra trata del un suceso ocurrido el 15 de Noviembre de 1992, en donde los obreros protestaron contra el gobierno de Tamayo ya que este explotaba a los obreros.

Todo comienza en la “LA ARTILLERÍA”, una agrupación de casa pequeñas o llamadas también covachas, donde vivía un niño llamado Alfredo Baldeón, hijo de Juan Baldeón, un humilde panadero y de Trinidad un ama de casa.

Alfredo era un niño pequeño, zambo y travieso. Amaba a su madre porque lo cuidaba y consentía, pero a veces sentía que odiaba a su padre por tratarle mal a “Trini” como él cariñosamente la llamaba. Una noche quería salir pero su madre no le permitía, por el contrario Juan pensaba que así se haría un hombre y por ese motivo, lo dejó salir.

Gracias a una travesura que cometió conoció a una mujer blanca y hermosa. Después de esa noche siempre pensaba en ella y hacía lo posible por verla todos los días. Nunca perdió las esperanzas de verla y así fue que un día la vió, pero se dió cuenta que la bella mujer estaba casada con un viejo adinerado.

En casa, sus padres siempre discutían y Trinidad amenazaba con irse de la casa y regresar a su pueblo natal, hasta que un día estas simples amenazas se volvieron realidad, “Trini” se fue sin su pequeño zambito. Sentado en el catre, Juan, llamo a su hijo y le conto lo sucedido. Cuando Alfredo se enteró de la noticia lloró durante dos días hasta jurarse a si mismo dos cosas, la primera sería no volver a llorar y la segunda viajar a Daule a buscar a su madre.

Pasó el tiempo y llegó a la cuidad de Guayaquil la temida Peste Bubónica, era muy peligrosa porque aquellos que contraían la enfermedad tenían pocas probabilidades de vivir. Por desgracia Juan como algunos de los habitantes entre ellos la Blanca de la cual el pequeño zambo estaba enamorado se contagiaron de la peste, Alfredo nunca perdió las esperanzas de ver a su padre sano, así que lo llevó a un lugar en donde trataban a los enfermos, Juan muy afortunado se pudo salvar.

Después de esta terrible experiencia Juan se volvió a casar con una de las mujeres que vivía en “LA ARTILLERÍA” su nombre era Magdalena con la cual tuvo más hijos.

Cuando Alfredo tenía 15 años decidió irse con un amigo llamado Onésimo, a la guerra, cuando llegó a casa actuó normalmente de manera que su padre y madrastra no se dieran cuenta que iba a escapar, el esfuerzo no fue como lo esperaba ya que Magdalena sospechaba, en fin, el escapó al amanecer.

Su padre estaba muy decepcionado pero de nada servía molestarse, vino a su mente recuerdos del nacimiento de Alfredo.

El pequeño zambito ya no era un niño, era todo un buen soldado. Luchó a favor de los negros, supo usar armas de guerra y su cuerpo físicamente cambió. Cierto día descansando sobre una canoa pasó una linda joven, su nombre era Trífila, cuando la miró, tomó su brazo forzándola a robarlo un beso pero la zambita se negó así que Alfredo le amenazó con ir a su casa en la noche. Así fue como Remberto el padre de la hermosa jovencita conoció a Alfredo y permitió que se quedara en su casa a vivir, Alfredo fue muy grato con por eso nunca se atrevió a seducir a su hija. Pasó el tiempo y regresó a Guayaquil.

Cuando llegó se encontró con su amigo Alfonso y contaron sus anécdotas vividas en el tiempo transcurrido. Su padre quería que siga estudiando pero como Alfredo estaba crecidito pensó que los demás se mofarían de él, por lo cual comenzó a trabajar de mecánico. Junto con Alfonso conocieron a las Montiel, amigas de su hermana, a Alfredo le gustaba Felipa, Alfonso se sentía muy atraído por Margarita. Las Montiel tenían un hermano llamado Emilio, a quien apodaban el “Malpuntazo”, siempre las avergonzaba

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