La criptografía

Susan explicó que su interés por la criptografía había empezado en el instituto. El presidente del club de informática, un altísimo alumno de octavo llamado Frank Gutmann, le había escrito a máquina un poema de amor, codificándolo con un sistema de sustitución numérica. Susan le suplicó que se lo tradujera. Frank se negó, a modo de flirteo. Ella se llevó el código a casa y se pasó despierta toda la noche, con una linterna debajo de las sábanas, hasta que adivinó el secreto: cada número representaba una letra.

Descifró con meticulosidad el código y vió asombrada que los números, en apariencia fortuitos, se convertían como por arte de magia en una hermosa poesía. En aquel instante, supo que se había enamorado. Los códigos y la criptografía serían su vida."

Veinte años después, Susan Fletcher era seleccionada para formar parte del equipo de élite experto en descifrar los códigos que se enviaban a lo largo y ancho de EE.UU (con el objetivo de encriptar los mensajes que no querían que nadie supiese)

Con el tiempo y gracias a su enorme talento fue escalando posiciones, y ahora, otros tantos años después, había logrado ser jefa de departamento de Criptografía, que se encontraba dentro de la NSA, utilizando sus conocimientos para descifrar mensajes codificados que utilizaban otros países o terroristas potencialmente peligrosos para comunicarse en secreto.

Y dentro del departamento se encontraba el invento más importante para la seguridad del país. Un invento de los que muy pocos tenían conocimiento, y menos aún los que contaban con la oportunidad de verlo.

Con la entrada de Internet y el correo electrónico la NSA se había visto limitada debido a la inmensa cantidad de información que pasaba de un sitio a otro a lo largo del día. No daban abasto. "Transltr" solucionó aquello. El primer ordenador de desciframiento universal de códigos del mundo, tan potente que descifraba un mensaje en 6 min. como máximo.

Susan recibe una llamada de su jefe, el comandante Strathmore, pidiéndole que se persone inmediatamente en el complejo de la NSA. Raro, si tenemos en cuenta que los sábados no se trabaja, y si fuese algo sin importancia sin duda su jefe esperaría al lunes.

Transltr no solo se pasaba de los 6 min habituales, sino que casi rondaba las 17 horas...

¿Era eso posible? Según el principio de Bergofsky, si un ordenador probaba suficientes claves de acceso aleatorias, estaba matemáticamente garantizado que encontraría la correcta.

¿Qué consecuencias tendría si esa clave indescifrable llegaba a manos de alguien que la utilizara para burlar el análisis de la NSA?

El inventor del código lo ha dejado claro. Si la NSA no revela al mundo la existencia del super ordenador (que según él viola la intimidad de todos los ciudadanos) lo venderá al mejor postor.

Una carrera a contrareloj para encontrar la contraseña que desconecta ese código.

Una carrera en la que no se juega nada limpio.

Una carrera con enormes obtáculos en el camino, y que pueden costar la vida.

¿En quién se puede confiar?

(Sin spoilers)

El Código Da Vinci, otro libro de este autor que me resistí a leer en su día. Hace años, El Código Da Vinci pegaba fuerte entre los lectores y los que no lo eran tanto. Recuerdo haber visto a compañeros de mi instituto aprovechando la feria del libro que se organizaba allí para hacerse con el libro del que todo el mundo hablaba y del cuál se iba a preparar una adaptación cinematográfica.

Pero yo, algunas veces al revés de todo el mundo, precisamente por la fiebre Davinciana, lo dejé de lado. No fué hasta que se lo regalé a mi madre cuando me animé a

...