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Ludwig Andreas Feuerbach


Enviado por   •  23 de Febrero de 2013  •  2.125 Palabras (9 Páginas)  •  409 Visitas

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Ludwig Andreas Feuerbach

(28 de julio de 1804 – 13 de septiembre de 1872) fue un filósofo alemán, antropólogo, biólogo y crítico de la religión. Es considerado el padre intelectual del humanismo ateo contemporáneo, también denominado ateísmo antropológico. Para él la inmortalidad es una creación humana y constituye el germen básico de la antropología de la religión.[1]

El materialismo crítico de Feuerbach tendrá un efecto profundo tanto en el pensamiento de Max Stirner (1806-1856) y Bakunin (1814-1876) como en las teorías de Marx (1818-1883) y Engels (1820-1895) y, en general, en todo el denominado materialismo histórico.

Biografía

Feuerbach nació en Landshut, Baviera, en 1804, hijo de Paul Johann Anselm von Feuerbach. Estudió teología en Berlín. En esta misma ciudad fue discípulo de Hegel. Si bien al principio estuvo muy influenciado por él, rápidamente criticó la ideología de su maestro siguiendo dos ejes que fueron la base de su pensamiento: la concepción antropológica de toda religión y la crítica materialista de todo pensamiento especulativo. Su carácter crítico sobre la religión no le permitió ejercer la docencia hasta la revolución de 1848, cuando, reclamado por sus alumnos de Heidelberg, profesó durante un semestre su teoría de la religión. Feuerbach se convirtió en el maestro del pensamiento de los jóvenes hegelianos. Sobre todo tuvo influencia en Marx y Engels, aunque éstos más tarde se delimitarían de su materialismo en obras como las Tesis sobre Feuerbach (1845) y La ideología alemana (1846). Entre sus obras, cabe destacar su poema Pensamientos sobre la muerte y la inmortalidad (1830), que niega la existencia de Dios y de otra vida, Crítica de la filosofía de Hegel (1839), La esencia del cristianismo (1841) y Principios fundamentales de la filosofía del futuro (1843). En 1870 se afilió al Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD). Murió en 1872 en Rechenberg, cerca de Núremberg (Alemania).

La teoría de la religión de Feuerbach

Feuerbach publica La esencia del cristianismo en 1841. Feuerbach, que partió de la teología, con esta obra se convertirá en un referente para la considerada izquierda hegeliana representada por el teólogo David Strauss, quien en su obra La vida de Jesús consideraba que los evangelios eran relatos míticos.

La filosofía de Feuerbach se inicia en discusión abierta con la teología. A diferencia de Hegel, Feuerbach entenderá que la filosofía es independiente de la religión. En el centro y como eje de su pensamiento instala al ser humano y por lo tanto a la antropología, es heredero de la tradición humanista. Así, los anhelos y las pretensiones e ideas religiosas son una característica específica del ser humano por lo que la religión quedaría inscrita en la antropología, la cual debe explicarla.

Sus concepciones fundamentales en términos de crítica a la religión, pueden ser reducidas a estas fórmulas:

La religión es la reflexión, el reflejo de la esencia humana en sí misma. Dios es para el hombre el contenido de sus sensaciones e ideas más sublimes, es su libro genérico, en el cual escribe los nombres de sus seres más queridos.

La evolución del pensamiento de Feuerbach queda reflejada en la frase siguiente:

Mi primer pensamiento fue Dios, el segundo fue la razón y el tercero y último, el hombre.

Para Feuerbach el hombre ha realizado el mismo camino: primero creó a Dios y más tarde entendió que su conocimiento no era nada más que un peldaño en el propio conocimiento del hombre. Feuerbach, al considerar a Dios una creación humana, niega su existencia, así como la de cualquier otro dios, por lo que niega el teísmo. También negaba el idealismo, que pretende suplantar el hombre real -corporal y sensible- por el 'espíritu' y la 'razón'.

Para Feuerbach, por tanto, no es Dios quien ha creado al hombre a su imagen, sino el hombre quien ha creado a Dios, proyectando en él su imagen idealizada. El hombre atribuye a Dios sus cualidades y refleja en él sus deseos realizados. Así, enajenándose, da origen a su divinidad. Pero, ¿por qué lo hace? El origen de esta enajenación se encuentra en el hombre mismo. Aquello que el hombre necesita y desea, pero que no puede lograr inmediatamente, es lo que proyecta en Dios. La palabra Dios tiene peso, seriedad y sentido inmanente en boca de la necesidad, la miseria y la privación. Los dioses no han sido inventados por los gobernantes o los sacerdotes, que se valen de ellos, sino por los hombres que sufren. Dios es el eco de nuestro grito de dolor.

Feuerbach califica de giro decisivo de la historia al hecho de que el hombre reconozca abiertamente que la conciencia de Dios no es más que la conciencia de la especie. Homo homini deus est (el hombre es dios para el hombre).

Cuanto más engrandece el hombre a Dios, más se empobrece a sí mismo. El hombre proyecta en un ser ideal (irreal) sus cualidades, negándoselas a sí mismo. De este modo, reserva para sí lo que en él hay de más bajo y se considera nada frente al Dios que ha creado.

Concepto de enajenación (alienación)

De su crítica a la religión se desprende este concepto, tal vez el más influyente de su obra. Parte de una inversión de términos: sujeto por predicado. Dios no crea al hombre, el hombre crea a Dios proyectándose y proyectando sus mejores atributos en él. Es, entonces, simplemente un producto del hombre. Pero este producto se vuelve ajeno a su productor y lo domina. Las propiedades del hombre se enajenan en Dios, el objeto aparece con vida propia y domina al sujeto. Para Feuerbach, esta enajenación estaba en la conciencia humana, y un simple acto de la misma podía resolverla.

Karl Marx retoma este concepto y lo amplía en sus Manuscritos económicos y filosóficos de 1844. Para él, la enajenación humana no se encuentra solamente en el plano de la conciencia, sino en el plano real. Ahora el hombre se enajena en el trabajo, y para resolver esta enajenación se necesitan acciones prácticas, una filosofía de la praxis.

Recapitulación ampliada

Mientras se consideró discípulo de Hegel aplicó con firmeza la defensa de su filosofía. En 1835, habiendo muerto su maestro en la epidemia de cólera, cuatro años antes, hizo una ardiente defensa de la posición de Hegel, ante el ataque de uno de sus críticos.

En 1839, iniciaría el mismo Feuerbach la actitud crítica contra el autor de la "Fenomenología del espíritu". Y desde la publicación en 1841 de "La esencia del cristianismo", su posición

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