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Mauricio Diezcanseco Y Su Imperio


Enviado por   •  12 de Marzo de 2014  •  2.007 Palabras (9 Páginas)  •  1.249 Visitas

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MAURICIO DIEZ CANSECO Y SU IMPERIO RUSTICA

BIOGRAFIA

Mauricio Diez Canseco limeño de nacimiento, de madre italiana y padre arequipeño, fue vendedor de marcianos, libros, juguetes, madera, joyas y taxista. Así mismo es Egresado de ADV-PERU, primera clase de los boy scouts Zárate 90, oficial de reserva del colegio militar Leoncio Prado, expositor de ferias internacionales, ingeniero administrativo de la universidad Inca Garcilaso de la Vega, con maestría en Marketing y Negocios Internacionales de la Universidad Nacional Federico Villarreal, apoderado general de la gerencia del Banco Wiese (hoy Scotiabank), fundador de la cadena de restaurantes Pastipizza, pionero en el Perú del sistema de Franquicias, jefe de campaña del candidato a la presidencia del Perú Dr. Alejandro Toledo Manrique, jefe del PRONAA, presidente de la fundación SÍ SE PUEDE, condecorado por el congreso de la República por su obra en el Hogar de Vida, vice-presidente de la Organización Internacional de la Empresa Peruana Emergente, director y productor de televisión, actualmente es fundador y vice-presidente de la cadena de restaurantes Rústica.

Un viejo sueño de Don Ángel Jorge Diez Canseco Rivera en los años 90, durante su permanencia en los Estados Unidos, le permitió asimilar las técnicas que venían desarrollando importantes cadenas de restaurantes.

Este sueño fue transmitido a su hijo Jorge Mauricio Diez Canseco Beggiato quien recibió el encargo de iniciarse en este negocio. Gracias a su madre de origen italiana y sus viejas recetas culinarias en pastas y pizzas hicieron que las cosas fueran más fáciles para poder iniciarse en el negocio de comidas.

Mientras tanto, Jorge Mauricio de profesión Ingeniero Administrativo con maestría en “Marketing”, venía laborando como Sub-gerente del segundo banco más grande del Perú; el Banco Wiese, quien con la experiencia de fomentar negocios en varios sectores empresariales, toma la decisión de aceptar la propuesta de su padre y comenzar con un negocio propio en un local alquilado en el distrito de Jesús María, de la ciudad capital, donde compartiría su tiempo en el Banco y en el negocio. Jorge Mauricio pronto se daría cuenta que en el mercado limeño existía un “Nicho de mercado” y una oportunidad.

En la clase media no se acostumbraba a comer ni pastas ni pizzas; este privilegio estaba reservado exclusivamente para la gente de la Alta Sociedad.

Es cuando decide ingresar a estos segmentos de mercado a ofrecerles por un precio razonable el derecho de disfrutar de las pastas y las pizzas. La receta de mercadeo, fue muy astuta y se aplicó una y otra vez en casi todos los distritos de clase media de Lima. Gracias a la disciplina y la firmeza de su visión empresarial, ha llegado a cumplir 15 años en el mercado con tres cadenas de restaurantes netamente peruanos: “Pastipizza” “Rústica” y “Punto Blanco”.

Cada una de ellas apunta a un segmento de mercado específico, El sector C y D de Lima con “Pastipizza” Mauricio Diez Canseco: el soñador de las mil frases

Muy poca gente llega a conocer verdaderamente a Mauricio Diez Canseco, el hombre. Resulta fácil conformarse con conocer, a través de los diarios populares, la vida y milagros de ‘Brad Pizza’, el magnate dueño de un imperio millonario que suele adornar las portadas multicolores con retazos de su vida privada.

Hoy, Mauricio Diez Canseco no es Brad Pizza, ni el ‘Palomo’. Es simplemente Mauricio, el hombre, el empresario y por sobre todas las cosas, el soñador.

UN HOMBRE SIN SUEÑOS, NADA MENOS QUE UN HOMBRE SIN FUTURO.

Diez Canseco no lo dice, pero esa cercanía con las personas quizás venga de sus humildes orígenes, en el populoso barrio de Zárate, donde él mismo cuenta que se bañaba en el rio Rímac y vendía marcianos en una pequeña caja de tecnopor.

- Mi padre me inculcó el amor por los negocios. Por mis venas no corre sangre, corren negocios”.

Y ciertamente debió ser así. Antes del imperio gastronómico que posee, Diez Canseco hizo prácticamente de todo en esta vida: desde los marcianos, pasando por la venta de muebles hasta llegar gerente de una entidad bancaria.

-Tuve la suerte de entrar a trabajar a un banco, contando billetes, desde lo más bajo. A punta de empeño llegué a ser gerente de tienda a los 26 años… ¿quién llega a ser gerente a los 26 años?

Fue precisamente en el ínterin donde cursó estudios en la Universidad Garcilaso de la Vega, seguida de una maestría en la misma casa de estudios y un postgrado en Boston que le dio una visión más amplia de lo que siempre fue su pasión: hacer empresa.

- Me ha gustado estudiar mucho, trabajar mucho. Soy un tipo que vive cambiando los muebles, un espíritu intranquilo. La gente tiene que estudiar y trabajar. Cuidado con los que solo estudian, cuidado con los que solo trabajan. Es esta jungla, es necesario estudiar y trabajar, señala.

Es quizás por ello que decidió, desde un humilde garaje, empezar a construir su sueño a partir del descubrimiento de un nicho virgen en el mercado: las pizzas.

- Encontré un océano azul. Puse una pizzería cuando antes comer una pizza significaba ir a Miraflores o San Isidro. Yo la puse en Jesús María, luego otra en Breña, en el Rímac, hasta volverme loco. Luego de eso puse las pastas…y barato.

Treinta franquiciados a nivel nacional, sin embargo, ni él, con aquella visión privilegiada de mercado pudo evitar que su tan anhelado sueño se convirtiera en un ‘Pastichicha’.

DEBES SER UN AVE FÉNIX

El éxito monumental que siguió a la expansión de Pastipizza se vio repentinamente opacado por su espíritu emprendedor que muchas veces juega malas pasadas. Diez años después de abrir el primer ‘garaje’, Diez Canseco conoció a Alejandro Toledo. El en aquel entonces presidente influyó en una decisión que marcaría el futuro del empresario para siempre: su incursión en la política.

-Me entusiasmé con la idea y de la noche a la mañana abandoné Pastipizza, dejándola en manos de gente de confianza. Fue así que estuve dos años en campaña política presidencial y dos meses en el gobierno, comenta.

Sin embargo, algo no caminaba del todo bien en el corazón de Diez Canseco. Llámese nostalgia,

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