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Pablo De Tarso


Enviado por   •  16 de Junio de 2014  •  1.375 Palabras (6 Páginas)  •  300 Visitas

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Después de su “conversión”, en el camino de Damasco, Pablo atraviesa parte del Asia menor (la actual Turquía), de Siria y de Arabia (la actual Jordania), hasta Jerusalén, antes de dirigirse a Europa, primero a Grecia y luego a Roma. Razonablemente podemos fechar sus viajes en un intervalo de algunos años en torno al año 50.

Primer viaje

De Antioquía a Chipre y de aquí al sur de Anatolia (Perge, Antioquía de Pisidia, Iconio, Listra y Derbe) Pablo y Bernabé predican con ardor en las sinagogas la Buena Nueva de la resurrección y salvación en Jesús, fundando algunas comunidades. Entonces los judíos de dividen y Pablo se dirige a los paganos.

Segundo viaje

El primer objetivo de Pablo, acompañado por Silas, es el de visitar las comunidades que él mismo había creado en el sur de Anatolia (en Listra conoce a Timoteo, que le acompañará en el viaje). Siguen hacia noroeste, hasta los Dardanelos, y llegan a Tróada, desde donde pasan a Grecia; Pablo funda Iglesias en Filipos, Tesalónica, Berea, Atenas y Corinto. Luego regresa a Antioquía, donde tenía su base, pasando por Éfeso y Cesarea.. En Antioquía, los creyentes fueron llamados “cristianos” por primera vez,

Tercer viaje

Es un viaje de consolidación. Pablo va a visitar las Iglesias que había creado en Anatolia y Grecia, con Timoteo y Tito. Se embarca de nuevo hacia Tiro, Cesarea y Jerusalén, donde fue arrestado.

Viaje en cautiverio

El viaje del prisionero a Roma no es un viaje misionero, sin embargo, no cesa su actividad evangelizadora..

Cuando este apóstol llegó a Roma, Nerón, que aunque ejercía ya como emperador

aún no había sido coronado ni confirmado definitivamente en el cargo, no prestó

mucha atención a los comentarios de la gente sobre los conflictos que existían

entre Pablo y los judíos y entre éstos y los cristianos; por eso el apóstol pudo

libremente predicar y moverse por la ciudad. San Jerónimo dice en su libro

losHombres ilustres, que Pablo llegó a la capital en calidad de prisionero, en el año

25 después de la Pasión del Señor, cuando ya Nerón llevaba dos ejerciendo como

emperador, y que, aunque siempre estuvo vigilado, durante un bienio gozó de

cierta libertad de movimientos y pudo sostener frecuentes controversias con los

judíos; pasados estos dos años primeros, Nerón suprimió la vigilancia a la que le

tenía sometido, permitióle actuar libremente, y el apóstol aprovechó aquella

circunstancia para predicar por los pueblos de occidente.

Cuando el emperador Nerón, en el año 68, encendió contra los cristianos la más

horrible de las persecuciones, Pedro trató de salir de Roma y, a las puertas de la

ciudad, encontró al Salvador resucitado que iba a entrar en ella.”Señor, ¿a dónde

vais?”, le preguntó Pedro.”Voy a Roma, a ser de nuevo crucificado”, le respondió

Jesucristo. Comprendió el Apóstol lo que esto quería decir y, volviendo a la ciudad,

se dispuso para el martirio.

En diferentes días del Santoral de la fe católica, se narra la predicación de san

Pedro por el mundo. Mientras trabajaba en Roma, tan gloriosamente, en la

extensión de la fe, llegó a la capital del mundo Pablo, con recíproco gozo de los dos.

El que había sido gran perseguidor de los cristianos con el nombre de Saulo se

convirtió después en uno de los mayores Apóstoles de Jesucristo.

Pedro y Pablo, que habían convertido a muchos oficiales del emperador y a algunos

personajes de la corte, fueron arrestados y permanecierón juntos en prisión

durante un año. Como cabezas de la religión cristiana, les condenaron a muerte. A

san Pedro le llevaron a la otra parte del Tíber, al que era entonces el barrio de los

judíos, hoy llamado Monte de Oro. Cuando iban a crucificarle, pidió que le colocaran

la cruz cabeza abajo, porque dijo que no merecía ser tratado como su divino

maestro.

Pablo apaleado a su condición de ciudadano romano, fue decapitado y degollado:

Llegados al sitio en que Pablo iba a ser decapitado, el santo apóstol se volvió hacía

oriente, elevó sus manos al cielo y llorando de emoción oró en su propio idioma y

dio gracias a Dios durante un largo rato; luego se despidió de los cristianos que

estaban presentes, se arrodilló con ambas rodillas en el suelo, se vendó los ojos

con un velo, que caminando

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