René Magritte

René Magritte

Nació en 1898, en Bélgica (Lessines) y falleció en 1967, en Bruselas, Bélgica.

Fue un pintor surrealista belga. Conocido por sus ingeniosas y provocativas imágenes, pretendía con su trabajo cambiar la percepción determinada de la realidad y forzar al observador a hacerse hipersensitivo a su entorno.

Dotó al Surrealismo de una carga conceptual basada en el juego de imágenes ambiguas y su significado denotado a través de palabras, poniendo en cuestión la relación entre un objeto pintado y el real.

Magritte es el mayor de los hijos de un sastre y una comerciante de telas.

Comenzó sus lecciones de dibujo.

Realizó sus primeros cursos de pintura.

En comienza a hacer sus primeras obras en la línea del Impresionismo. Luego estudia en la Academia de Bellas Artes de Bruselas. Expone por primera vez en el Centro de Arte de Bruselas en 1920.

Su obra del periodo 1920-1924, por su tratamiento de los temas de la vida moderna, su color brillante y sus investigaciones sobre las relaciones de la forma tridimensional con la superficie plana del cuadro, muestran influencias del Cubismo, del Orfismo, del Futurismo y del Purismo.

Contrajo matrimonio con Georgette Berger, una amiga de juventud, que le sirvió de modelo para alguna de sus obras.

En 1927 se establece en las cercanías de París y participa, durante los tres años siguientes, en las actividades del grupo surrealista. Aporta al Surrealismo parisino un resurgimiento del ilusionismo. A diferencia de Dalí, Magritte no usa la pintura para expresar sus obsesiones privadas o sus fantasías, sino que se expresa con agudeza, ironía y un espíritu de debate.

En 1928 participa en la exposición surrealista en una galería de París.

En 1930 regresa a Bruselas

Magritte siempre fue muy independiente, manteniendo sus ideas y principios artísticos por encima de estilos o intereses grupales.

Características de su arte y personalidad

En sus cuadros es muy habitual ver juegos de duplicaciones, ausencias y representaciones dentro de representaciones; además, manipulaba imágenes cotidianas como un juego con el que explorar los límites de la percepción.

A Magritte le interesan la ironía, la subversión de los valores ópticos de la pintura tradicional y los juegos de palabras. Sus cuadros, por lo general, carecen de la complejidad, el dramatismo o la apariencia convulsa de otras obras surrealistas, y presentan a menudo guiños o referencias a la pintura tradicional. Le son comunes a los otros surrealistas, sin embargo, la apariencia alucinada de sus

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