Sarmiento

SARMIENTO Y LA EDUCACION DE LA MUJER

La vocación de Domingo F. Sarmiento por fundar y dirigir escuelas, nació en él tempranamente.

Con los años, la educación de la mujer fue su principal preocupación.

Hasta mediados del siglo XIX, la mujer llevaba una existencia sedentaria y casi vegetativa, recluída en el hogar y dedicada exclusivamente, en el mejor de los casos, a las labores domésticas.

Permaneció así, extraña a las manifestaciones culturales; agravado ello por una estricta observancia de los preceptos religiosos y una gran ignorancia.

Era evidente que, mientras la mujer continuara en esa situación social, la civilización se detendría a las puertas del hogar.

Durante ese siglo XIX la madre republicana era el modelo femenino que iba imponiéndose, aquella mujer capaz de educar a los futuros ciudadanos de las naciones en formación; Sarmiento creyó en ésto y reaccionó con vehemencia contra quienes sostuvieron que ya se había hablado demasiado sobre la condición de la mujer.

Si ella era quien “prepara los rudimentos de la sociedad en la familia” es imprescindible que se la eduque para semejante tarea. De este modo, el acceso a la educación se justificaba en el deber maternal.

Además, brindar educación a las jóvenes era forma de ayudarlas a rechazar el vicio y elevarles la moral, evitando que se ocupasen de cosas frívolas.

Pero no sólo debían recibir una educación que las prepara para la maternidad, el matrimonio y el hogar. También necesitaban formarse como educadoras, si bien por su naturaleza eran maestras naturales, había que mejorar esta capacidad innata.

Solamente ellas podían combinar la primera instrucción con los ciudadanos naturales. El magisterio les daba una opción laboral y con él podían obtener el sustento de una manera honrosa y a su vez extender la enseñanza de una manera más económica para el Estado.

Otro de sus argumentos a favor de la educación femenina se basaba en el grave peligro que asechaba a la Nación, si todas las mujeres no recibían una formación que evitara deshacer en el hogar la labor excepcional que desempeñaban las maestras en la escuela.

Así la influencia de la mujer, en el desarrollo de las naciones latinoamericanas fue una de las grandes preocupaciones de Sarmiento como lo demostró con la fundación del Colegio de Santa Rosa, pensionado de niñas, en San Juan en el año 1839.

En 1856 cuando asumió el cargo de Jefe del Departamento de Escuelas tenía claros sus principales objetivos:

• La educación debía ser común y pública, igual para mujeres y varones,

• Debía proveer la instrucción elemental y la formación cívica,

• Fortalecer la disciplina y

• Enseñar cuestiones prácticas como agricultura, comercio e industria.

Y ya en la presidencia de la República, una de sus primeras medidas en la materia , fue la creación de las escuelas normales de maestros. Pero no debemos olvidar que en

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