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Un análisis de las dicotomías existentes en la trayectoria de Jorge Prelorán


Enviado por   •  8 de Diciembre de 2015  •  Biografías  •  2.387 Palabras (10 Páginas)  •  101 Visitas

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La excusa de lo agradable sobre lo real

Un análisis de las dicotomías existentes en la trayectoria de Jorge Prelorán

        

Seminario de Arte, Cultura y Política

Prof: Alejandra Rodríguez

1er Año “A”

Instituto de Formación Técnica y Superior N° 28

Tecnicatura Superior en Pedagogía Social y DD HH

Micaela Lopez Rodriguez

Tomás Lucero

Buenos Aires, Año 2015


Introducción

        Luego del visionado de la película “Huellas y Memoria de Jorge Prelorán”, nos proponemos abordar su obra y su trayectoria desde una perspectiva crítica que permita evidenciar algunas dicotomías no resueltas que encontramos desde lo narrado en su testimonio en el documental, así como lo recogido desde otras fuentes a las que hemos tenido acceso.

        Conjuntamente con las fuentes provistas por la cátedra, entrecruzaremos nuestras reflexiones con un artículo de Christian Moore publicado en la revista Cine Documental, donde se ponen de manifiesto estas dicotomías (nativo/extranjero, cineasta/investigador,
conservador/revolucionario, desconocido/vastamente conocido) y a su vez, analizaremos como las mismas modifican los conceptos sobre la Institución Arte según lo abordado en clase.

Primera dicotomía: Nativo/Extranjero

        Para comenzar, es importante rescatar la breve información biográfica que Cristopher Moore nos ofrece en su artículo sobre Jorge Prelorán. Él nos dice:

“[Prelorán] nació en 1933, de padre ítalo-argentino y madre estadounidense. Fue criado para ser bilingüe y, a pesar de que comenzó su carrera universitaria en la Universidad de Buenos Aires, finalmente se trasladó a la Universidad de California en Los Ángeles (U.C.L.A.), donde estudió cine. Los lazos entre Prelorán y los Estados Unidos, más su pronunciación acentuada en ambos idiomas, lo ha marcado como un constante extranjero en cualquier situación.”

        De aquí ya podemos inferir las dificultades que el realizador tendrá para poder insertarse en un contexto y sentirlo como propio. En la película, por ejemplo, se puede escuchar cómo Jorge Prelorán utiliza una cadencia extranjera al hablar en español, y, aunque no se lo escucha hablar en inglés en el film, sí lo hace su esposa, ordenando unas medicaciones y también se denota una cadencia latina en su discurso.

        En sus orígenes, Prelorán realiza el primer documental de su carrera que puede ser considerado etnobiográfico contratado por la Fundación Tinker. La temática que se deseaba ilustrar era la vida del gaucho. A pesar de ser éste un tema eminentemente ligado a las raíces folklóricas del pueblo argentino, volvemos a citar a Moore, que nos dice que:

“…a pesar de haber sido reconocido como cineasta argentino, cuando se difundió la noticia de la expedición de la Fundación Tinker, Prelorán fue identificado como miembro del equipo extranjero. Clarín informó que ‘Tinker… enviará en agosto un director nuevo a la Argentina, Prelorán’; La jornada, de Chubut, que dos ‘graduados de California’ estarán filmando en la provincia. Un solo periódico identificó a Prelorán como argentino.”

        Esta cita ilustra la confusión que reinaba entre los cronistas de los medios de comunicación de la época, ya que la asociación de Prelorán con la Fundación tenía entonces mayor visibilidad que su origen argentino. Esto también se vinculaba a que Prelorán se presentaba con un apodo inglés, y al origen bicultural de su familia.

        En este sentido, cabe también aclarar que para realizar este filme, Prelorán mantuvo vínculos y obtuvo asistencia y recomendaciones de sectores muy asociados al capital extranjero o a una porción de la sociedad que simpatizaba fuertemente con las culturas europeas o norteamericanas, como la Sociedad Rural Argentina, la Argentine Southern Land Company, Tennessee Oil Company, la Sociedad Anónima Importadora y Exportadora, la “Southeastern Drillling Company”, la “Pan American Oil Company”, más otros propietarios de ingenios y de organizaciones como los “Gauchos de Güemes”. Estos vínculos, sin dudas aportaron a agudizar las contradicciones entre su aspecto nativo y su aspecto extranjero.

        Más tarde, con los sucesivos acuerdos con la UNT (Universidad Nacional de Tucumán) y los trabajos que realizara asesorado por sociólogos argentinos o junto a cineastas del país, su filiación argentina será más clara hacia el exterior de la opinión pública.

Segunda dicotomía: Cineasta/Investigador

        Alrededor de 1962, mientras terminaba su producción para la Fundación Tinker, Prelorán decide escribirle al rector de la UNT para proponerle realizar una serie de películas que permitieran apoyar a la universidad, proveer materiales didácticos para escuelas primarias y secundarias, y resaltar la historia y la cultura de las provincias del noroeste – lo que él llamó la “zona de influencia de la U.N.T.”, en palabras de Moore.

        El investigador agrega: “Si bajo la Fundación Tinker, Prelorán se había aliado con la élite empresarial del país, entonces con su contrato con la Universidad Nacional de Tucumán se conectaría de manera irrevocable con las incipientes ciencias sociales del país.”

        De todas formas, Prelorán se mantendrá alejado del campo de la antropología, planteando que su búsqueda siempre fue artística antes que antropológica, sociológica o política, como manifiesta en la película y en cartas que ha intercambiado con una de sus asesoras en este período de su producción, la antropóloga Ana Montes de Gonzalez. Con ella va a tener una serie de intercambios, inclusive disputas, que comenzaban por cuestiones en torno a la antropología, y, dado el contexto histórico, a menudo se llevaban al terreno de la política. Lo más interesante en sus intercambios era la manera en que esas discusiones volvían a su cauce original, los debates sobre arte y ciencia. En palabras de Moore, “La brecha, al final del día, era entre el cine y la antropología”.

Tercera dicotomía: Conservador/Revolucionario

        Esta dicotomía se plantea desde las opciones políticas que el artista toma a lo largo de su trayectoria política. Prelorán mantuvo un vínculo con Raymundo Gleyzer, aunque el mismo se mantuvo en términos estrictamente artísticos. Moore, en su artículo, plantea que existían diferencias políticas entre ellos y que a Prelorán le incomodaba el uso militante que muchas veces se le atribuía a la producción cinematográfica.

        En relación con estas tensiones, Moore nos aporta lo siguiente:

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