Adaptaciones A La Temperatura En Animales

Síntesis: Adaptaciones a la temperatura

Los peces y los anfibios son poiquilotermos, animales cuya temperatura varia con la del medio ambiente. Están adaptados de distintos modos a la temperatura ambiental normal, y son capaces, de aclimatarse a diferentes temperaturas por medio de determinadas modificaciones bioquímicas. Existen excepciones a la ley general de que los peces son ‘’de sangre fría’’ ya que algunos peces óseos pueden mantener la temperatura interna del cuerpo durante largos periodos de tiempo a niveles bastante superiores al del agua que les rodea.

También los reptiles son poiquilotermos, y se les menciona a veces como ‘’ectotermos’’ porque obtienen casi todo el calor del exterior del cuerpo; el liquido sanguíneo transporta el calor desde la superficie al interior del cuerpo.

Las aves y los mamíferos son homeotermos (animales cuya temperatura es alta y se mantiene constante a pesar de las fluctuaciones de la temperatura ambiental), el medio primario de regular el grado de conservación de calor es el control de la vasoconstricción de los vasos sanguíneo periféricos (no se considera regulador el aislamiento que proporcionan las plumas o el pelo).

Ejemplos:

Cuando se asusta a un lagarto, este tiembla durante algunos momentos como medio de incrementar la producción del calor. Nunca tiembla cuando está sometido a condiciones de enfriamiento, pero este mismo temblor lo utilizan las aves y mamíferos para generar calor en ambientes fríos.

Algunos lagartos respiran cada vez con mayor rapidez a medida que se calienta su cuerpo (satisfaciendo así la necesidad de mas oxigeno). Además, algunos grandes lagartos respiran de una manera especial, rápida y profunda, utilizando en particular la base de la boca y el cuello, cuando la temperatura supera los 38°C . Esto hace aumentar el volumen de aire bombeado y la cantidad de evaporación por el sistema respiratorio. Se trata de algo semejante al jadeo, una de las medidas de emergencia que utilizan las aves y mamíferos para enfriar el cuerpo.

En el caso de los equidnos, ellos son incapaces de combatir la elevación de la temperatura corporal, a no ser disminuyendo la producción de calor, pues carecen de jadeo y escasas glándulas sudoríparas. Esta capacidad de control tan primitiva es muy limitada lo que los puede llevar a la muerte por calor.

El sistema regulador de la temperatura en euterios evoluciono debido a la capacidad adquirida por ciertas neuronas para responder a las alteraciones de la temperatura. La salida de la señal de la medula del cerebro, que provoca una respuesta coordinada a fin de compensar el cambio de temperatura, depende de la información sensorial procedente de la periferia del cuerpo, de sensores profundos de la temperatura del cuerpo y de las mismas células sensoras hipotalámicas.

En los distintos vertebrados aparecen diversas adaptaciones a la temperatura, un ejemplo es la grasa parda generadora de calor, de los mamíferos inmaduros o hibernantes.

Un descubrimiento muy importante es que la hormona tiroxina, fundamental para los vertebrados, actúa sobre las células de los músculos, el hígado y los riñones para activar una enzima ATPasa Na – y K – dependiente, asociada a las membranas celulares. La enzima rompe el ATP, generándose calor.

Una adaptación bioquímica muy conocida a la vida en un ambiente frio extremo es la grasa que aparece a distintos niveles en las largas patas del caribú, animal que con frecuencia camina en la nieve, bajando desde arriba hacia el pie, desciende el grado de saturación de los ácidos grasos; esto significa que el punto de fusión de la grasa se hace más bajo y la grasa permanece suave y flexible a pesar de la baja temperatura.

Los peces marinos que viven en aguas superficiales de las regiones árticas se sirven

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