¿CÓMO PREPARAR Y REALIZAR EFICAZMENTE LOS EXÁMENES?
Guimel MogollónTrabajo18 de Junio de 2016
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¿CÓMO PREPARAR Y REALIZAR EFICAZMENTE LOS EXÁMENES?
Los exámenes son la prueba de fuego del estudiante. De poco te serviría creer que has aprendido si en el examen no sabes o no puedes exponer correctamente tus conocimientos. Ellos miden tu grado de asimilación de la materia estudiada y, con su calificación de apto o no apto, determinan – según la transcendencia del mismo – si pasas el examen, la asignatura, el curso o la oposición.
No vamos a pretender justificar su necesidad en nuestro sistema educativo. Los exámenes son una realidad por la que necesariamente han de pasar los estudiantes. Por eso les preocupan y se preguntan: ¿qué puedo hacer para mejorar mi rendimiento en los mismos?
Los exámenes también tienen su técnica: para realizarlos con éxito has de preparar bien la materia, estar en buenas condiciones físicas y emocionales y adoptar las actitudes adecuadas durante su desarrollo.
A continuación encontrarás algunas recomendaciones. Si las sigues, observarás que aumenta tu rendimiento ante los mismos. Estas recomendaciones se refieren a tu actividad con anterioridad al examen, durante el mismo y después de realizado.
- ANTES DE EXAMEN
- La preparación del examen no se debe iniciar un par de días antes con prolongadas sesiones de “empolle”, sino el primer día del curso con tu asistencia a clase y la toma de apuntes. Poco después, has de comenzar a llevar al día las asignaturas. Utiliza el método “EL – SER 3” y ayúdate con el uso de las técnicas activas. Si así lo haces, cuando vayas a “preparar definitivamente” el examen, observarás que ya tienen recorrida la mayor parte del trayecto.
- Especial atención has de prestar al repaso, con él refuerzas las huellas de tu memoria. Al igual que una marca sobre la roca se hace más profunda cuanto más se repasa, así también las huellas mnemónicas se fortalecen con los repasos. Estudia con anterioridad al examen y repasa para prepararlos.
Entre el estudio inicial y el repaso final has de realizar varios repasos intermedios. Su número variará según la cantidad de materia que has de memorizar, la dificulta de la misma y el tiempo que trascurra desde el estudio inicial hasta la fecha del examen.
Cuando el examen lo vaya a realizar un trimestre o un año después de haber estudia un tema, conviene que distribuyas los repasos de la siguiente manera:
- El repaso inicial, al día siguiente de haberlo estudiado, es muy eficaz porque detiene la fuerte caída inicial de la curva del olvido. Con las huellas mnemónicas ligeramente borradas es más fácil recuperarlas, casi en su totalidad, con un pequeño esfuerzo.
- Los repasos intermedios, que fortalecen las huellas mnemónicas y las conservan en la memoria para cuando las necesites, con tal que hagas un pequeño esfuerzo por recuperarlas a través de los repasos finales. Estos repasos afianzan el recuerdo y aumentan la comprensión del tema estudiado.
- Los repasos finales, poco antes del examen, para tener frescos los conocimientos en la fecha del examen.
- Organiza un plan de repaso de acuerdo con el número de asignaturas y de exámenes, la cantidad de materias que has de repasar y el estado actual de tu conocimiento de esas materias. Haz un gráfico de tu programación e intenta respetarlo. Deja algún tiempo libre en este programa. Así, en caso de algún imprevisto, podrás utilizar este tiempo para repasar y, si todo va bien, para divertirte o hacer ejercicio físico.
- Cada sesión de estudio o repaso ha de ser, aproximadamente, de una hora, después has de dejar unos cinco minutos para descansar. Tras cada hora más que dediques al estudio, aumentarás en cinco minutos más el tiempo dedicado al descanso.
- ¿Es posible mezclar las asignaturas cuando estudias o repasas? Sí varías de materia después de una o dos horas de estudio, introducirás amenidad y te sentirás más relajado, pero tiene el inconveniente de que los nuevos contenidos interfieren con lo aprendido y se produce cierto efecto de borrado sobre lo memorizado. Variar de materia, por ello, es más aconsejable durante el estudio que durante el repaso.
- Empollar la noche anterior al examen, costumbre tan arraigada en los estudiantes, produce alguna retención memorística, pero no es el procedimiento de estudio más recomendable. El último día has de dedicarlo a repasar o a realizar algo de ejercicio físico, no a estudiar materia nueva.
El empolle de la noche anterior al examen tiene varios inconvenientes:
- Sobre el material estudiado por primera vez – en las primeras 24 horas - es sobre el que más actúa la curva del olvido; así, muchos datos que considerabas memorizados la noche anterior al examen, notarás que no puedes recordarlos durante el mismo.
- Sufrirás una fuerte fatiga física y psíquica y estarás en una situación deplorable a la hora del examen.
- El estudio a presión, durante un par de noches, dificulta la adquisición de la visión de conjunto sobre el tema. Si no logras tener esta visión de conjunto, memorizarás los datos como elementos sueltos y descoordinados por lo que se te olvidarán con prontitud.
- En el examen tendrás muchas ideas turbias e inestables y muchos datos aislados. Gozarás de poca lucidez mental, ya que no ha existido la maduración suficiente y las ideas no están sólidamente establecidas en la memoria.
- Corres el riesgo de que no te dé tiempo a estudiar toda la materia de examen si lo dejas todo para los últimos días. Si el profesor pone preguntas de las últimas lecciones, el número de suspensos suele ser mayor que si las pone de las primeras. Esto es así porque a muchos alumnos no les da tiempo a estudiar todo.
- Lo memorizado en la noche de empolle, aunque sea suficiente para que apruebes, se olvidará con gran facilidad poco después del examen, pues no ha llegado a formar huellas estables en la memoria. Quizá apruebes, pero habrás aprendido poco.
RECUERDA: “El último día, repaso general; la última noche, dormir y descansar”.
- La noche anterior al examen deberías dejar de estudiar en torno a las diez de la noche, y después relajarte a través de la conversación, un rato de televisión o alguna audición musical; date una ducha templada y vete a dormir con tranquilidad procurando olvidarte de todo tipo de problemas.
- Cuando estés preparando un examen inminente, observarás que aumenta tu ansiedad; no te alarmes, es lo natural. La ansiedad tiene su origen en el miedo al fracaso. Si no has preparado bien el examen, tiene su justificación y su remedio consiste en dedicarle más tiempo a su preparación. Si lo estás preparando bien, es un estímulo que contribuye a incrementar tu motivación y preocupación por el tema.
Cuando la ansiedad es excesiva, puede resultar enfermiza y llegar a inhibir el proceso del recuerdo durante el examen. Hay algunos recursos para intentar combatirla.
- El deporte y las actividades físicas suelen crear en el organismo un sano cansancio físico, que se deja acompañar de un clima de relajación mental.
- Los ejercicios de relajación o estudiar con la música que te hemos recomendado también contribuyen a disminuir tu ansiedad.
- La confianza en tus conocimientos, reforzada por los éxitos anteriores, quizá sea la mejor manera de adquirir el clima de relación que necesitas para la preparación de los exámenes.
Sí a pesar de haber realizado estos ejercicios, no logras dominar tu ansiedad y ésta es tan fuerte que bloquea el aprendizaje o el recuerdo, acude a un psicólogo. Probablemente las causas serán más profundas y, entonces, necesitarás la ayuda de un especialista.
- Si te has habituado a hacer resúmenes, te encontrarás más adiestrado en la redacción y en la capacidad de relacionar los conceptos importantes siguiendo un hilo conductor.
- Simula la situación de examen cronometrado respondiendo por escrito a algunas preguntas; así te habituarás a la técnica del examen, aprenderás a controlar el tiempo y podrás comprobar tus propios errores.
- Si el profesor lleva varios años en el centro y corre la noticia de que se suele repetir las preguntas, procura enterarte de las que cayeron en años anteriores y prepáralas a conciencia, pero no te fíes en exceso. También puede resultarte muy útil controlar el tipo de exámenes que suele poner cada profesor y como desea que se responda a los mismos; si ya has realiza exámenes parciales con él, detecta sus gustos y preferencias no es difícil.
- Otra forma de prepararte consiste en exponer oralmente, ante un compañero o grupo de compañeros, y responder a las preguntas que ellos te hagan simulando ser el profesor o el tribunal. A esta forma de repaso y preparación has de prestar especial atención cuando el examen que hayas de realizar sea oral. Los compañeros detectarán tus fallos y, en una sesión posterior de repaso en equipo, podréis encontrar la solución a la mayor parte de los problemas.
- Repasa todo el material que hayas acumulado sobre el tema: apuntes -¿están completos?-, trabajos redactados, libros de texto subrayados, esquemas, resúmenes, gráficos, exámenes de años anteriores o de otros grupos, etc. Al reunir todos estos elementos e integrarlos significativamente en un nuevo esquema, obtendrás una visión de conjunto y los datos dejarán de estar aislados para entrar a formar parte del todo. La integración de los elementos en el todo contribuirá a aumentar tu nivel de comprensión.
También ganarás en claridad y visión de conjunto, si estudias varios capítulos relacionados por la temática que tratan. Así, el estudio conjunto de los temas de la percepción y de la memoria favorece la comprensión de ambos. Además, en el examen la mente jamás se te quedara en blanco, ya que las ideas de los temas relacionados te sugerirán vías de respuesta a la pregunta planteada.
- No estudies inmediatamente después de las comidas porque el adormecimiento dificultará que te puedas concentrar en el estudio.
- Durante los días de preparación de tus exámenes no te olvides del cuidado de tu cuerpo a través del ejercicio físico; recuerda el viejo dicho: “mens sana in corpore sano”. El ejercicio físico comedido aumentará tu relajación, disminuirá tu ansiedad y te capacitará para concentrarte en los estudios, después de haberte distraído lo necesario.
- No utilices anfetaminas ni otros estimulantes, a no ser algún grupo vitamínico que te haya recetado el médico.
- Antes de acostarte no olvides preparar todos los utensilios que has de necesitar en el examen: bolígrafos, lápiz, goma, regla, reloj, calculadora, etc. A veces, un olvido de este tipo puede dejarte en el examen en inferioridad de condiciones con respecto a tus compañeros.
- En el día del examen no estudies ni repases unas horas antes del mismo; es preferible tener la mente despejada a los pocos datos que puedas adquirir dedicando este tiempo al estudio. El clima de ansiedad que te domina antes del examen dificulta mucho el aprendizaje o el repaso y actúa, por el contrario, como un inhibidor que dificulta el recuerdo posterior. Todos los estudiantes, alguna vez, han tenido la experiencia de haber leído una pregunta varias veces antes del examen y no ser luego capaces de recordar nada sobre ella durante el mismo.
El día del examen, con anterioridad al mismo, asiste normalmente a clase o date un paseo que te relaje físicamente.
- Entérate con la suficiente anterioridad de las características del examen: si es prueba objetiva o de ensayo; si se puede elegir o hay que contestar a todas las preguntas; amplitud máxima que se tolera para cada pregunta; útiles que se permite llevar al examen, tales como calculadora, diccionarios, reglas, apuntes, libros, …; amplitud del cuestionario; día, hora y lugar del examen, etc.
- En el día del examen no charles sobre el mismo con tus compañeros y menos todavía entres en esos grupos donde se pregunta: “a que no sabes…”, “seguro que cae…”, “en el otro grupo cayó…”. Es ésta una actividad que, lejos de prepararte para el examen, lo único que consigue es incrementar tu nivel de ansiedad.
- Si el examen se realiza en tu aula, colócate donde normalmente lo haces; así tendrás la sensación de normalidad, te concentrarás en tu trabajo y te sentirás más relajado durante el examen. Si no es tu aula, busca un lugar con luz y desde el que se divise perfectamente el encerado.
- Líbrate, antes del examen, de compañeros pegajosos que pretendan copiarte o te estén preguntado continuamente. Sólo te ayudarán a distraerte, a perder el tiempo y a caer en las sospechas de tu examinador.
- DURANTE EL EXAMEN
A lo largo de tu vida estudiantil habrás de someterte a exámenes de características muy diferentes que condicionaran, en parte, las técnicas que has de adoptar para la preparación de los mismos.
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