CASO DRAGO

El 24 de junio de 1994, 4 meses después de constituida Dragacol, se abrió la primera licitación pública en el Ministerio de Transporte para ejecutar la obra para el dragado del río Magdalena.

Se presentaron 12 proponentes y una de las principales condiciones, además de la experiencia del contratista, era un sinnúmero de características que debían reunir las dragas. En el transcurso de la etapa licitatoria se hicieron varias observaciones que cada día aplazaban la adjudicación, entre ellas el incumplimiento por parte de Dragacol de visitar junto con los demás proponentes la zona de las obras, requisito de carácter obligatorio para presentar la oferta.

Además, se confirmó que la oferta original de Dragacol resultó alterada. La misma procuraduría intervino para investigar la objetividad y transparencia de la licitación; sin embargo, los conceptos favorables de la oficina Jurídica del Ministerio de Desarrollo hicieron que Dragacol siguiera concursando.

(…) Todo esto le dio elevada calificación que lo hizo merecedor, del contrato de navegabilidad del río Magdalena, pese a que reportó unas dragas con una capacidad de dragado inferior a la del equipo mínimo indicado en el pliego de condiciones y no acreditó la experiencia de 5 años exigida, pues Dragacol apenas había sido constituida en febrero de 1994.

En la investigación de la Contraloría se logró demostrar, que cuando se abrió la licitación el “K” de contratación de Dragacol era insuficiente. Sin embargo, el Ministerio de Desarrollo expidió una norma según la cual se variaban los coeficientes para calcular la “K”, lo que permitió que la calificación subiera y gracias a ese cambio en las condiciones de la licitación, la empresa de Reginaldo Bray, salió favorecida. (Fuente: el señor de las Dragas. Gloria Congote. Crónicas de Corrupción Contraloría General de la República. Pp 20-22 Diciembre 2001).

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