Cazadores De Microbios
salinas.alexa26 de Noviembre de 2014
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CAZADORES DE MICROBIOSPor Paul de Kruif
CAPITULO II
SPALLANZANILOS MICROBIOS NACEN DE MICROBIOS
El continuador de la obra de Leeuwenhoek se llamaba Lazzaro Spallanzani. Este joven italiano hubo de vérselas con su familia para llegar a ser un cazador demicrobios. Su padre se empeño a que estudiara leyes, mientras que el se dedicó aestudiar matemáticas, griego, francés y lógica, y durante las vacacionesobservaba las fuentes, el deslizarse de las piedras sobre el agua y soñaba conllegar a comprender algún día los fuegos artificiales de los volcanes.A hurtadillas, hizo una visita a Vallisnieri, el célebre hombre de ciencia, a quien diocuenta de todos sus conocimientos. Vallisnieri fue a ver el padre de Spallanzaniafirmando que llegaría a ser un gran investigador que honrara a Scandiano; separecerá a Galileo. El fue enviado a la Universidad de Reggio para iniciar lacarrera de ciencias, con la bendición paterna.Spallanzani se lanzo con ardor a reunir los conocimientos mas diversos, a probar toda clase de teorías, a desobedecer a todas las autoridades, por famosas quefuesen; y frecuento el trato de todo genero de personas, desde obesos obispos,funcionarios y profesores, hasta actores estrafalarios y juglares. Spallanzani fue elpolo opuesto de Leeuwenhoek, quien fabrico sus lentes y miro y remiro las cosasveinte años antes de decidirse a comunicar algo al mundo científico.Spallanzani negaba la posibilidad de la generación espontanea de la vida; antelos hechos, juzgaba absurdo que los animales, aun los diminutos bichejos deLeeuwenhoek, pudieran provenir, caprichosamente, de cualquier inmundicia ocosa vieja. Se dispuso a leer un libro de experimentos, afirmando que el Redi, elautor, era un hombre extraordinario. Sencillamente pone dos tarros con carnecada uno, deja uno descubierto y el otro tapado con una gasa. Al observarse, lasmoscas acuden al tarro destapado y al poco tiempo aparecen en la carne laslarvas y luego las moscas. Algo tan simple.Se dedico ha realizar cultivos de bichejos microscópicos y a manejar elmicroscopio. Tenia que demostrar que todos aquellos cuentos increíbles de lageneración espontanea no eran mas que cuentos. Pero en esa misma época, unclérigo llamado Needham, un católico ferviente, afirmo que en su caldo decarnero se generaban maravillosamente los animales microscópicos, a pesar deque se encontraba tapado con un corcho y se expuso al fuego. Reporto susinvestigaciones a la Real Sociedad, donde produjo gran sensación entre los
miembros de esta, otorgando a Needham una membresía restringida de laaristocracia del saber.Spallanzani no podía creer que la Real Sociedad creyera estos cuentos, y sedispuso a comprobar que Needham estaba equivocado. Sus experimentos eranclaros, mientras que Needham trabo amistad con el conde Buffon, hombreaficionado a escribir sobre asuntos científicos, con el propósito de que apoyara sucausa. Ellos se entendían de maravilla, afirmando que todo se creaba gracias a la
“Fuerza Vegetativa”, arma mas poderosa de dios, alcanzando una gran
popularidad.Needham realizo una objeción a uno de los experimentos de Spallanzani, se lepresentó la ocasión que estaba acechando. «Su experimento carece de base
—
escribió al italiano
—
porque ha calentado usted las redomas por espacio de unahora, y ese calor tan fuerte debilita y perjudica a la Fuerza Vegetativa hasta elpunto de que no le es posible crear animalillos». Esto era precisamente lo queSpallanzani estaba esperando oír, se arremangó hasta el codo y se lanzó a latarea, no ante la mesa de su estudio, sino ante la del laboratorio; no con pluma,sino con sus redomas, sus semillas y sus microbios. ¡la llamada Fuerza Vegetativaera un mito! Así lo proclamo Spallanzani al mundo, y toda Europa empezó aescucharlo.OpiniónTras conocer el trabajo de este italiano nos damos cuenta que la curiosidad y lasganas
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