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Constitucion

armandoadarmes26 de Abril de 2013

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CAPÍTULO SEGUNDO

LAS LEYES DE LA DIALÉCTICA

PRIMERA LEY: EL CAMBIO DIALÉCTICO

I. QUÉ SE ENTIENDE POR CAMBIO DIALÉCTICO

La primera ley de la dialéctica comienza por comprobar que “nada permanece donde está,

nada sigue siendo lo que es”. Decir dialéctica es decir movimiento, cambio. En consecuencia,

cuando se habla de situarse en el punto de vista de la dialéctica, esto quiere decir situarse en el

punto de vista del movimiento, del cambio: cuando querramos estudiar las cosas según la dialéctica,

las estudiaremos en sus movimientos, en su cambio.

He aquí una manzana. Tenemos dos medios de estudiar esta manzana: por una parte desde el

punto de vista metafísico, por la otra desde el punto de vista dialéctico.

En el primer caso daremos una descripción de este fruto, su forma, su color. Enumeraremos

sus propiedades, hablaremos de su gusto, etc. Después podremos comparar la manzana con una

pera, ver sus semejanzas, sus diferencias, y por último sacar la conclusión: una manzana es una

manzana y una pera es una pera. Así se estudiaban las cosas antiguamente, como lo atestiguan

numerosos libros.

Si queremos estudiar la manzana situándonos desde el punto de vista dialéctico, nos

situaremos desde el punto de vista del movimiento; no del movimiento de la manzana cuando rueda

y se desplaza, sino del movimiento de su evolución. Entonces comprobaremos que la manzana

madura no siempre ha sido como es. Antes era una manzana verde. Previamente a su condición de

flor era un botón; y así nos remontaremos hasta el estado del manzano en la época primaveral. Por

lo tanto, la manzana no ha sido siempre una manzana, tiene una historia; y del mismo modo, no

seguirá siendo lo que es. Si cae se podrirá, se descompondrá, liberará sus semillas que, si todo va

bien, darán un retoño y después un árbol. Por consiguiente, la manzana no ha sido siempre lo que es

y tampoco seguirá siendo lo que es.

He aquí lo que se llama estudiar las cosas desde el punto de vista del movimiento. Es el

estudio desde el punto de vista del pasado y del porvenir. Estudiando de este modo, sólo se ve la

manzana como transición entre lo que era, el pasado, y lo que será, el porvenir.

Para situar correctamente esta manera de ver las cosas, tomaremos otros dos ejemplos: la

Tierra y la sociedad.

Colocándonos desde el punto de vista metafísico, describiremos la forma de la Tierra en

todos sus detalles. Comprobaremos que en su superficie hay mares, tierras, montañas; estudiaremos

la naturaleza del suelo. Después podremos comparar la Tierra con los otros planetas o la luna y por

último sacaremos la conclusión: la Tierra es la Tierra.

En cambio, estudiando la historia de la Tierra desde el punto de vista dialéctico, veremos

que no fue siempre lo que es, que ha experimentado transformaciones y que, en consecuencia, la

Tierra experimentará nuevamente en el porvenir otras transformaciones. Por lo tanto, hoy debemos

considerar que el estado actual de la Tierra sólo es una transición entre los cambios pasados y los

cambios, que vendrán. Transición en 1a cual los cambios que se efectúan son imperceptibles,

aunque se produzcan en una escala mucho más grande que los que se efectúan en la maduración de

la manzana.

Veamos ahora el ejemplo de la sociedad, que interesa particularmente a los marxistas.

Sigamos aplicando nuestros dos métodos: desde el punto de vista metafísico, se nos dirá que

siempre ha habido ricos y pobres. Se comprobará que hay grandes bancos, enormes fábricas. Se nos

dará una descripción detallada de la sociedad capitalista comparándola con las sociedades pasadas;

(feudal, esclavista) buscando las semejanzas o las diferencias, y se nos dirá: la sociedad capitalista

es lo que es.

Desde el punto de vista dialéctico, sabremos que la sociedad capitalista no ha sido siempre

lo que es. Si comprobamos que en el pasado otras sociedades han existido durante cierto período,

será para deducir que la sociedad capitalista, como todas las sociedades, no es definitiva, no tiene

base intangible, sino que por el contrario sólo es para nosotros una realidad provisoria, una

transición entre el pasado y el porvenir.

A través de estos ejemplos vemos que considerar las cosas desde el punto de vista

dialéctico, es consíderar cada cosa como provisoria, como teniendo una historia en el pasado y

debiendo tener una historia en el porvenir, teniendo un comienzo y debiendo tener su fin…

II. “PARA LA DIALÉCTICA NO HAY NADA DEFINITIVO, ABSOLUTO, SAGRADO…”

Para la dialéctica no hay nada definitivo, absoluto, sagrado; muestra lacaducidad de todas las cosas y en todas las cosas, y para ella sólo existe elproceso ininterrumpido del devenir y de lo transitorio.41

He aquí una definición que subraya lo que acabamos de ver y lo que vamos a estudiar:

“Para la dialéctica no hay nada definitivo.” Esto quiere decir que para la dialéctica cada cosa

tiene un pasado y tendrá un porvenir; que, por consiguiente, no es así de una vez por todas y que lo

que ella es hoy, no es definitivo. (Ejemplos de la manzana, de la Tierra, de la sociedad.)

Para la dialéctica no hay ningún poder en el mundo ni más allá del mundo que pueda fijar

las cosas en un estado definitivo: así, pues, “nada es absoluto”. (Absoluto quiere decir: que no está

sometido a ninguna condición; por lo tanto, que es universal, eterno, perfecto.)

“Nada sagrado” no quiere decir que la dialéctica desprecie todo. ¡No! Una cosa sagrada es

una cosa que se considera como inmutable, que no se debe tocar ni discutir sino solamente venerar.

La sociedad capitalista es “sagrada”, por ejemplo. ¡Y bien! La dialéctica dice que nada escapa al

movimiento, al cambio, a las transformaciones de la Historia.

“Caducidad” procede de “caduco”, que significa: que cae; una cosa caduca es una cosa que

envejece y debe desaparecer. La dialéctica nos demuestra que lo que es caduco ya no tiene razón de

ser, que todo está destinado a desaparecer. Lo que es joven se vuelve viejo; lo que hoy está en vida

muere mañana, y para la dialéctica sólo existe “el proceso ininterrumpido del devenir y de lo

transitorio”.

Por consiguiente, situarse desde el punto de vista dialéctico es considerar que nada es eterno,

salvo el cambio. Es considerar que ninguna cosa particular puede ser eterna, salvo el “devenir”.

Pero ¿qué es este “devenir” del que habla Engels en su definición?

Hemos visto que la manzana tiene una historia. Tomemos ahora, por ejemplo, un lápiz, que

también tiene su historia.

Este lápiz que ahora está gastado ha sido nuevo. La madera con que está hecho proviene de

una tabla, y esta tabla sale de un árbol. Vemos, pues, que la manzana y el lápiz tienen cada cual su

historia y que ni el uno ni el otro han sido siempre lo que son. Pero ¿hay una diferencia entre estas

dos historias? ¡Ciertamente!

La manzana verde se ha vuelto madura. ¿Podía, siendo verde y si todo marcha normalmente,

no volverse madura? No, debía madurar, así como, al caer a tierra, debía podrirse, descomponerse,

41 Engels, L. Feuerbach.

liberar sus semillas.

En cambio, el árbol del que proviene el lápiz puede no transformarse en tabla, y esta tabla

puede no convertirse en lápiz. El mismo lápiz puede permanecer siempre entero, no ser despuntado.

Por lo tanto comprobamos una diferencia entre estas dos historias. En lo que respecta a la

manzana, se trata de la manzana verde que se ha vuelto madura -si nada anormal se produce- y de la

flor que se ha convertido en manzana. Así pues, dada una fase, la otra fase sigue necesariamente,

inevitablemente (si nada detiene la evolución).

Por el contrario, en la historia del lápiz el árbol puede no convertirse en tabla, la tabla puede

no convertirse en lápiz, y el lápiz puede no ser despuntado. Así pues, dada una fase, la otra fase

puede no seguir. Si la historia del lápiz recorre todas esas fases, es gracias a una intervención

extraña -la del hombre.

En la historia de la manzana, encontramos fases que se suceden derivando de la primera a la

segunda fase, etc. Sigue la “transformación” de que habla Engels. En la del lápiz, la fases se

“yuxtaponen”, sin derivar una de otra. Es que la manzana sigue un proceso natural.

III. EL PROCESO

(Palabra que proviene del latín y que significa: marcha adelante o el hecho de avanzar, de

progresar.)

¿Por qué la manzana verde se vuelve madura?: a causa de lo que contiene. A causa de los

encadenamientos internos que impulsan la manzana a madurar; como era manzana aún antes de

estar madura, no podía dejar de madurar.

Cuando se examina la flor que se convertirá en manzana y luego la manzana verde que se

volverá madura, se comprueba que estos encadenamientos internos que impulsan la manzana en su

evolución, actúan bajo el imperio de fuerzas internas llamadas el autodinamismo, lo que quiere

decir: fuerza que proviene de uno mismo.

Cuando el lápiz todavía era tabla, fue necesaria la intervención del

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