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Construccion Del Nuevo Ciudadano

dicicasta3 de Junio de 2013

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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA

MAESTRIA EN SOCIOLOGIA Y DESARROLLO HUMANO

CONVENIO INTERNACIONAL UNIVERSIDAD DE LA HABANA

SOCIOLOGIA DE LA EDUCACION

PUERTO CABELLO, JUNIO 2013

Introducción

La transición de la sociedad del antiguo régimen a la sociedad industrial a lo largo del siglo XIX y la consiguiente preocupación por el desorden moral derivado de la creciente diferenciación social, otorga a la educación un papel social fundamental para garantizar la comunión moral de la sociedad y la cohesión a partir de la adhesión de los ciudadanos a un conjunto de ideas y hábitos compartidos.

Los sistemas educativos, conformados desde fines del XIX y principios del XX en el contexto del estado liberal, constituyen una estructura institucional compleja, de distintos niveles que cumplen tareas bien diferenciadas y tienen una gran trascendencia en el devenir de una sociedad. Su estudio ha sido una constante de las ciencias sociales, fundamentalmente, la Pedagogía, Psicología, Antropología y Sociología. Dentro de esta última, la Sociología de la Educación se ha constituido en un campo especializado, que ha dado cuenta de los principales vínculos entre Educación y Sociedad.

Uno de los sobresalientes padres fundadores fue, sin duda alguna, el francés Emile Durkheim (1858-1917), quien logró precisar su campo de estudio, al cual incluso se le debe el término de Sociología de la Educación. Este autor consideraba a la educación como una entidad social, por sus orígenes y funciones, en este caso la conformación del ser social. Esto implicaba, en primer lugar, la preparación para la vida en sociedad, a través de estados físicos, intelectuales y morales comunes a todos, para garantizar la cohesión social y evitar la anomia social; y en segundo, la preparación para el futuro puesto en la división social del trabajo, o sea transmitir aptitudes y conocimientos particulares necesarios para la función que está llamado a cumplir.

Para el norteamericano W.B. Brookower , la Sociología de la Educación debe dedicarse al examen científico de los procesos y condicionalidades sociales típicas del sistema educativo. El español V. García Hoz , la responsabiliza con el análisis de las dimensiones sociales de la educación; mientras que Meier reflexiona que, aunque debe empeñarse en las particularidades de la educación como fenómeno social y en sus funciones, igualmente debe considerar la enseñanza de manera interconectada con procesos, estructuras y condiciones más generales de la realidad social.

A pesar de las diferencias expuestas, en cuanto al campo de estudio de la Sociología de la Educación, se destaca como anuencia entre los autores, la ineludible articulación entre la sociedad y la educación, lo cual queda directamente expuesto por el especialista español Bonal (1998). Este autor propone que teniendo en cuenta la influencia de la educación en la vida social, esta disciplina se interesa sólo por la transmisión de conocimientos, métodos de enseñanza o contenidos educativos, en tanto que procesos importantes para la estructuración y el contenido de las relaciones sociales. Es decir, la perspectiva sociológica en la educación reside en sus peculiaridades como institución que configura maneras de ser y pensar, así como posiciones sociales

Desarrollo

En circunstancia como las actuales, cuando en algunos países los conflictos socio-políticos se han agudizado afectando el normal desenvolvimiento de las actividades educativas alcanza una dimensión que pone en tela de juicio algunos enfoques, provocando al mismo tiempo la crisis de la sociología de la educación. Por tanto, cuando todavía se plantean hoy algunos requerimientos básicos tales como:

• La educación para el cambio.

• La educación comprometida.

• Hacia un sistema educativo crítico

Se ha establecido la importancia de la universidad como institución social, como ente generadora de cambios dentro de su contexto cultural.

Para muchos autores los inicios de una Sociología de la Educación se sitúan en el período posterior a la II Guerra Mundial (1945), donde se produce una gran expansión educativa, bajo la perspectiva de que la escolarización era un proceso importante en el desarrollo de la sociedad. Creencia que ya se encontraba en la ilustración, de que la razón y la racionalidad producirían el progreso, y así fue asumida en la reconstrucción de las sociedades capitalistas en este período.

Se le atribuía una nueva función a la educación en el cambio social. En primer lugar, para la movilidad social y en segundo, para la eliminación de la pobreza y de la desigualdad. La idea era la construcción de una sociedad “industrial”, “racional” y “democrática”. La racionalidad estaba dada, porque el proceso productivo respondía a una división social del trabajo, necesaria y jerárquica, tal y como ya nos planteaba Durkheim en su análisis del capitalismo moderno . Es decir, implicaba distintas posiciones sociales, tareas que requerirían habilidades y niveles de preparación específicos, los cuales estaban determinadas por la “distribución natural” de capacidades entre los seres humanos. Mientras que el aspecto democrático residía, en que el criterio de selección para ocupar las posiciones sociales, era el rendimiento, la eficiencia que demostraran las personas. En fin, sus méritos, de ahí el principio meritocrático de esta sociedad y la ilusión de que los individuos se asumen con iguales oportunidades para situarse en dichas posiciones.

Para ambos rasgos de esa sociedad, se fundamentaba la importancia de la educación. Con respecto al primero, porque daría las certificaciones necesarias para incluir al hombre en el sistema productivo, a través de su canalización hacia las distintas ramas y niveles del sistema escolar. En cuanto al segundo, distinguiría de manera “objetiva”, independientemente del origen social, a quienes tendrían las mejores capacidades para las particulares jerarquías ocupacionales.

En este marco, está implícito que la función selectiva de los sistemas educativos es “neutral”, pues facilita el curso de las cualidades personales según sus aptitudes y capacidades. La escuela afianzaba la confianza en el progreso de las inteligencias, instaurando los efectos escolares como principios exclusivos y legítimos del éxito y los privilegios individuales. Esta institución reflejaba la representación de los tiempos modernos: el paso de una sociedad de estatus transmitido a uno adquirido, certeza que ha variado según los escenarios nacionales y los niveles de movilidad social, pero en todos ellos la misma debía habilitar a los más competentes. (Dubet y Martucelli, 1998)

Esta visión estructural-funcionalista se consolida dentro de la disciplina, lo que De Ibarrola (1994) cataloga como una sociología dominante, heredera de la perspectiva durkheimiana, que ve a la educación como una, indispensable para que la sociedad progrese, crezca y sobreviva, que permite el acceso universal a la ciencia y la razón, debido a la existencia de una cultura “racional”, “objetiva” y “acumulativa”. Bajo la expectativa de que el sistema educativo era el encargado de fundar creencias, valores y normas compartidos por los miembros de una sociedad y la escuela se convirtiera en una herramienta para el control de la acción social con alcance normativo y para el funcionamiento óptimo de dicho sistema.

Desde esta perspectiva la educación cumplía las funciones de unificación y adaptación, además del logro de fines, como requisitos indispensables para la actividad continuada y estable de todo sistema social. La escuela debía instruir a los sujetos según los requisitos técnicos de las instituciones modernas y a la vez, configurar su personalidad en la aceptación del orden social establecido (Ornelas, 1994). En este sentido, los franceses Dubet y Martucelli (1998) señalan como funciones que esta concepción atribuye a la escuela, por un lado, asegurar la adherencia de las nuevas generaciones a la vida en sociedad, incrementar su cultura y por otro, permitir su desarrollo físico y sobre todo moral. De allí que la educación tiene la particularidad de modelar la estructura social, en especial en lo que concierne a la formación de grupos y clases medias. Estos a su vez influyen decisivamente, en crear grupos de interés, en la generación e implementación de nuevas políticas sociales y educativas. En cuanto a los factores y agentes de cambio social que han sido más estudiados por los sociólogos pueden dividirse en a) los vinculados con el proceso productivo: la demografía, la economía y la tecnología, y b) los vinculados a la cultura de las sociedades: las normas, los valores, las ideologías, las creencias (G. Rocher, 1973:425) la educación consiste en una socialización metódica de la joven generación. Se puede decir que en cada uno de nosotros existen dos seres que, aun cuando inseparables a no ser por abstracción, no dejan de ser distintos. El uno, está constituido por todos los estados mentales que no se refieren más que a nosotros mismos y a los acontecimientos de nuestra vida privada: es lo que se podría muy bien denominar el ser individual. El otro, es un sistema de ideas, de sentimientos y de costumbres que expresan en nosotros, no nuestra personalidad, sino el grupo o los grupos diferentes en los que

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