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Contabilidad y Costos Actividad Tema 9. Sistema músculoesquelético: osteoporosis


Enviado por   •  15 de Agosto de 2016  •  Resúmenes  •  2.579 Palabras (11 Páginas)  •  874 Visitas

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Tema 9. Sistema músculoesquelético: osteoporosis

Introducción

El tejido muscular del cuerpo está constituido por tres tipos de células: musculares, cardiacas y lisas. Tienen la función de convertir la energía biológica (ATP) y de generar fuerza; ya sea para movilizar el cuerpo, bombear la sangre a todo el organismo, movilizar los alimentos que se consumen a través del tracto digestivo, producir calor o dar estabilidad.

En este tema conocerás las características de los tejidos musculares y cómo es que transforman la energía. También aprenderás qué es la osteoporosis.

Explicación

9.1 Estructura y función de los tres tipos de músculos

Existen tres tipos de tejido muscular:

  • Músculo esquelético: Está constituido por fibras de  aspecto estriado (posee bandas oscuras y claras, alternadas, que le dan esta apariencia). Son cilíndricas y pueden medir entre 10 y 30 cm de longitud. Estas fibras, al unirse, forman el músculo esquelético. Se llaman así porque la mayoría están unidas a los huesos. Estos músculos se movilizan voluntariamente; otros, como el diafragma, se movilizan de manera subconsciente. No obstante, algunos músculos con movimientos constantes  también pueden ser controlados de manera consciente. Por ejemplo, si se quiere dejar de respirar es posible detener el diafragma.
  • Músculo cardiaco: Las fibras que lo forman, al igual que el musculo esquelético, son estriadas y  miden cerca de 0.1 mm de longitud. Actúan de manera involuntaria, es decir, su contracción y relajación no se controla conscientemente. Este músculo constituye la mayor parte de las paredes del corazón.
  • Músculo liso: Las células de este tejido son fusiformes (en forma de huso). Miden entre 0.02 y 05 cm de longitud. Este tejido está presente en la pared de las estructuras huecas, como los vasos sanguíneos, la vía aérea, el sistema digestivo y genitourinario. Al igual que el tejido cardiaco actúa de manera involuntaria.

El tejido muscular al contraerse y relajarse permite realizar las funciones de:

  • Producir movimientos corporales y estabilizar la posición. Esto se logra con el músculo esquelético en coordinación con los huesos y articulaciones.
  • Almacenar y movilizar sustancias en el organismo. Es posible  gracias al músculo liso el cual, al organizarse para formar esfínteres (estructuras que impiden la salida del contenido en un órgano hueco), permite almacenar temporalmente la comida (en el estómago) y la orina (en la vejiga). Al contraerse el músculo liso el intestino moviliza el alimento para su procesamiento; por su parte, los vasos sanguíneos ajustan el diámetro, regulando de esta manera el flujo.
  • Termogénesis, es decir, generar calor. Se realiza mediante las contracciones musculares; de esta forma se mantiene la temperatura normal del cuerpo.

Para lograr estas funciones el tejido muscular debe poseer ciertas características, tales como:

  • Contractilidad: capacidad de contraerse al ser estimulado por un potencial de acción.

  • Extensibilidad: capacidad de estirarse sin dañarse.

  • Excitabilidad eléctrica: capacidad de responder a ciertos estímulos produciendo señales eléctricas llamadas potenciales de acción.
  • Elasticidad: capacidad del tejido muscular de volver a la forma y longitud original después de la contracción o extensión.

Este tema se centrará en el músculo esquelético. Como se mencionó anteriormente, se compone de fibras musculares, las cuales, desde la etapa embrionaria, se forman de la fusión de mioblastos (células con capacidad para realizar mitosis). Estas células, cuando terminan de fusionarse a partir de la semana 20 de gestación, pierden la capacidad para realizar la mitosis y se denominan miocitos (célula muscular).

Las fibras musculares tienen una membrana celular llamada sarcolema, que es como una vaina que rodea a los núcleos de la fibra. Esta vaina penetra desde la superficie hasta el centro de la fibra, denominado túbulos T (túbulos transversos). Se encuentran en sentido radial y se encargan de conducir los potenciales de acción desde el sarcolema hasta el interior de la célula, a lo largo de toda su membrana. Con esto se logra la excitación de todas las porciones de la fibra de manera casi simultánea.

Dentro del sarcolema se encuentra el sarcoplasma, que es el citoplasma de la fibra. Posee glucógeno, utilizado para la síntesis de ATP (Trifosfato de adenosina) y mioglobina(proteína que sólo se encuentra en el músculo), cuya función es liberar el oxígeno para producir ATP. El retículo sarcoplásmico, el cual equivale al retículo endoplásmico de las células, cuenta con los túbulos L o longitudinales, distribuidos paralelamente a la longitud de la fibra; terminan en unos sacos dilatados denominados cisternas terminales. El retículo sarcoplásmico se encarga de almacenar iones de calcio (Ca2+), y cuando el Ca2+ es liberado desde las cisternas terminales se produce la contracción muscular.

Dentro del sarcoplasma también se encuentra las miofibrillas, las cuales son los orgánulos contráctiles del músculo esquelético que se extienden a lo largo de toda la fibra muscular. Las miofibrillas están compuestas por tres tipos de proteínas: las contráctiles (miosina y actina), las reguladoras (troponina y tropomiosina) y las de anclaje (timina, alfa, actina, nebulina y distrofina).

Las miofibrillas están formadas por filamentos, que de acuerdo a su diámetro se clasifican en filamentos finos, de 8 nm de diámetro y 1 o 2 micrómetros de longitud, compuestos principalmente con actina y en menor cantidad por troponina y tropomiosina; y en filamentos gruesos (16 nm de diámetro y 1 o 2 mcm de longitud) compuestos por miosina.

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