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Cuales son las Características de la Organización Hospitalaria


Enviado por   •  21 de Septiembre de 2017  •  Trabajos  •  918 Palabras (4 Páginas)  •  346 Visitas

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Características de la Organización Hospitalaria

El Hospital es una organización y como tal tiene una estructura de relaciones, roles específicos y líneas de autoridad. Conocer el contexto organizacional supone situarse en otro nivel del contexto social y poder explicar, desde otra perspectiva, la conducta de las personas que interactúan en él y la experiencia de estar hospitalizado. Siguiendo la propuesta clásica de Mintzberg (1983), la estructura de una organización presenta una serie de partes básicas: el “vértice estratégico” donde se sitúan los responsables globales de la organización (Dirección y Gerencia del hospital; Dirección Médica y de Enfermería); el equipo “staff” que proporciona servicios de apoyo indirecto a la organización (como asuntos económicos, entre otros); el “centro de operaciones”, los empleados que realizan el trabajo básico relacionado con el producto de la organización (personal sanitario, personal de servicio, mantenimiento, administrativos, etc.); la “línea media”, que conecta el “vértice estratégico” con el “centro de operaciones”, (como jefes de servicio, supervisores y coordinadores de unidad); y, por último, la “tecnoestructura” que incluye encargados de efectuar ciertas formas de estandarización (como responsables de sistemas informáticos, por ejemplo).

Las relaciones entre las partes básicas conforman diferentes estructuras, como la de los hospitales que es del tipo “Burocracia Profesional” (Robbins, 1993a). En una “Burocracia Profesional”, la fuerza del diseño de la organización se sitúa en el “centro de operaciones”; ya que es donde se localizan los individuos que presentan las habilidades críticas necesarias para la organización, las del personal de salud. Con el aumento de conocimientos, en los hospitales se han ido configurando un mayor número de puestos que requieren niveles de preparación y especialización. Igual que en otro tipo de organizaciones, existe una alta división horizontal, con alta departamentalización; pero, además, un hospital presenta una estructura descentralizada en donde la dirección no tiene otra alternativa que la de ceder el control de modo importante. Esta autonomía relativa del “centro operativo” permite a la organización realizar sus actividades con eficiencia (Robbins, 1993b).

Los profesionales de la salud, especialmente los médicos, tienen así libertad para tomar las decisiones relativas a la atención de los pacientes como mejor consideren, limitados sólo por los estándares de su profesión; los cuales son de creación propia y se adquieren en el proceso de socialización profesional en el mismo entorno hospitalario (Rodríguez Marín y Zurriaga, 1997a). Así, en la estructura hospitalaria coexisten dos líneas de autoridad, la técnica o médica y la administrativa. Pero el personal médico tiende a dirigir la actividad del resto del hospital, ya que posee y ejerce la autoridad para tomar las decisiones, que están directamente relacionadas con la meta organizacional; mientras que las funciones administrativas de escalones superiores se ocupan de adaptar la gestión para cumplir decisiones médicas. Así, aunque el médico esté bajo la autoridad de la gerencia y la dirección médica, existe independencia cuando se trata de un asunto médico. Tiene, más que ningún otro profesional del hospital, la posibilidad de saltarse las reglas y rutinas administrativas (Rodríguez Marín y Zurriaga, 1997a). Esta duplicidad de autoridad en el nivel superior llega a los escalones inferiores de las líneas de autoridad. Los profesionales de la “línea media”, supervisores y coordinadores, han de encajar las exigencias de las correspondientes submetas, curar y gestionar; lo cual, en ocasiones, puede generar demandas contradictorias. En otro sentido, también ocurre con otros profesionales como trabajadores sociales, dietistas, con un papel menos directo en el cuidado del paciente y una ubicación menos definida en ambas líneas. El personal de enfermería es un caso especial de subordinación múltiple. Su actividad profesional orientada hacia el cuidado, parte indispensable de la meta organizacional, está también bajo la autoridad de médicos, supervisores y administradores. Han de someterse a mayor número de reglamentos explícitos de control, aunque en menor medida que otros grupos profesionales; e igualmente, padecen la posible incompatibilidad de las demandas. Según la complejidad del hospital, es frecuente que otros profesionales, como fisioterapeutas, técnicos de laboratorio, de farmacia, etc., también ejerzan autoridad sobre el personal de enfermería. Estos profesionales de la salud pasan más tiempo que otros con los enfermos, con frecuencia explicando procedimientos y tratamientos cuando el médico no lo hace; y, sin embargo, pueden experimentar conflictos y dificultades por la discrepancia entre su alto nivel de entrenamiento y su baja implicación en la toma de decisiones. (Firth-Cozens y Payne, 1999; Sarafino, 2002a). La necesidad de afrontar la ambigüedad de rol, el menor estatus, su tradicional consideración como “ayudantes” médicos y el sexismo, ha impulsado el principio de lucha por la identidad profesional hacia una definición grupal con mayor peso en la meta final, la atención al paciente. Ejemplos de sus estrategias, en este sentido, son la progresiva elevación del nivel académico y la generación de protocolos propios de actuación, entre otros.

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