EL PAPEL DE LA AFECTIVIDAD EN LA FORMACIÓN HUMANA

EL PAPEL DE LA AFECTIVIDAD EN LA FORMACIÓN HUMANA

Soy maestra porque así lo pensé desde niña, me gustaba enseñar a mis compañeros de clase, y con el transcurso de los años e involucrada en el sistema educativo hizo que siguiera pensando en ser maestra. En mi segundo trabajo estaba rodeada de maestros de los cuales aprendí mucho y me motivaban cada día a seguir estudiando para lograr mi sueño de ser maestra.

Cuando comencé como docente mi primer pensamiento fue “sé que no será fácil, pero pondré todo mi esfuerzo para ser profesional”, con esa mentalidad entré al aula y me presenté ante mis alumnos, los cuales se me quedaron viendo y me saludaron, diciéndome que ya querían empezar a trabajar porque tenían días sin maestro.

Mi mayor satisfacción como docente fue cuando comencé a trabajar con los alumnos de quinto grado porque fueron mis primeros alumnos, todos ellos hicieron su mayor esfuerzo para poder regular el tiempo sin clases.

En quinto grado tuve una alumna que tenía discapacidad motora, desde pequeña la llevaban en silla de ruedas, creció y le hicieron varias operaciones, cuando estuvo conmigo ya caminaba con dificultad pero sus compañeros la ayudaban mucho y le proporcionaban todas las atenciones a ella. Su mamá durante los cuatro años anteriores estuvo al lado de la niña siempre, permanecía en la escuela todo el horario escolar. Hasta que hablé con ella y le dije que se retirara, que ya quería que la niña fuera independiente y que tenía que aprender a arreglársela sola o con las compañeras. Al principio a su mamá le costó mucho trabajo el desapego de su hija pero al final del año mi satisfacción fue que la niña tuvo un desarrollo pleno y se hizo independiente totalmente. Su madre agradecía mucho el trabajo que hice con ella porque nunca pensó que la niña fuera a desenvolverse tan bien en la escuela. En ocasiones hay que tomar decisiones para que los niños sepan afrontar la vida por ellos mismos.

Una anécdota de cuando era alumna en la normal, mi maestro de inglés era el hombre más paciente del mundo, nos daba mucho ánimo para aprender. A todos nos levantaba nuestra autoestima y nos decía que todos podíamos ser lo que quisiéramos y que él sabía que todos seríamos profesionales por la forma en que trabajábamos, de la forma comprometida y colaborativa que siempre nos enseñó él. Nunca podré olvidar su forma de enseñar,

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