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ENFERMEDADES DE TRANSMISION SEXUAL


Enviado por   •  24 de Noviembre de 2012  •  3.004 Palabras (13 Páginas)  •  412 Visitas

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Las enfermedades de transmisión sexual, también conocidas como ETS o ITS (infecciones de transmisión sexual), son enfermedades infecciosas que se contagian de persona a persona por medio del contacto íntimo. Las ETS afectan a hombres y mujeres sexualmente activos de todas las edades y procedencias (independientemente de si son ricos o pobres).

Lamentablemente, las ETS se han convertido en una afección común entre los adolescentes. Debido a que los adolescentes corren mayor riesgo de contraer ETS, es importante aprender qué medidas de protección se pueden tomar.

Las ETS son más que un motivo de vergüenza. Son un problema de salud grave. Si no reciben tratamiento, algunas ETS pueden producir daños permanentes, como esterilidad (incapacidad de tener hijos) e incluso la muerte (en el caso del VIH/SIDA).

Cómo se contagian las ETS

Uno de los motivos de la propagación de las ETS es que las personas piensan que sólo se pueden contagiar si tienen relaciones sexuales. Eso no es cierto. Las personas pueden contraer algunas ETS, como el herpes o las verrugas genitales, a través del contacto de la piel con una zona infectada o con úlceras.

Otro mito sobre las ETS es que no se contagian por tener sexo oral o anal. Eso tampoco es cierto, porque los virus o las bacterias que ocasionan las ETS pueden ingresar al cuerpo a través de pequeños cortes o desgarros en la boca y el ano, así como en los genitales.

Las ETS también se contagian con facilidad porque son infecciones que no se notan. De hecho, muchas personas con ETS ni siquiera saben que las tienen. Estas personas corren el riesgo de transmitir la infección a sus parejas sexuales sin darse cuenta.

Algunos de los factores que aumentan las probabilidades de contraer una ETS son:

• Actividad sexual a temprana edad. Cuanto más pronto el individuo comience a tener relaciones sexuales, mayor será su probabilidad de contraer una ETS.

• Multiplicidad de parejas sexuales. Las personas que tienen contacto sexual (no sólo relaciones sexuales, sino cualquier tipo de actividad íntima) con muchas parejas diferentes corren mayor riesgo que aquellas que siempre tienen la misma pareja.

• Relaciones sexuales sin protección. Los condones de látex siempre deben utilizarse, ya que son la única forma de anticoncepción que reduce el riesgo de contraer ETS. Los espermicidas, los diafragmas y otros métodos anticonceptivos pueden ayudar a prevenir el embarazo, pero no brindan protección contra las ETS.

Prevención y tratamiento de las ETS

Al igual que con muchas otras enfermedades, la prevención es fundamental. Es mucho más sencillo prevenir las ETS que tratarlas. La única forma de prevenir completamente las ETS es abstenerse de cualquier tipo de contacto sexual. Si alguien ha decidido tener relaciones sexuales, la mejor forma de reducir las probabilidades de contraer una ETS es utilizar un condón en cada oportunidad.

Las personas que actualmente consideran la posibilidad de tener relaciones sexuales deben realizarse exámenes ginecológicos o de los genitales masculinos con regularidad. Esto tiene dos motivos. En primer lugar, mediante estos exámenes el médico puede informar a las personas sobre las ETS y cómo protegerse de ellas. En segundo lugar, los exámenes regulares dan a los médicos más oportunidades para detectar las ETS cuando todavía están en su etapa inicial, que es más fácil de tratar.

Para que estos exámenes y visitas al médico sean útiles, el médico debe saber si el paciente está considerando la posibilidad de tener relaciones sexuales o si ya ha comenzado a hacerlo. Esto es válido para cualquier tipo de relación sexual: oral, vaginal y anal. Además, el médico debe saber si usted alguna vez tuvo algún tipo de contacto sexual, aunque haya sido en el pasado.

No permita que la vergüenza de tener una ETS le impida obtener atención médica. Aplazar la visita a un médico puede favorecer la evolución de la enfermedad y ocasionar mayor daño. Si cree que tiene una ETS o si existe la posibilidad de que una pareja suya tenga una ETS, debe consultar con un médico inmediatamente.

Si no tiene médico o si prefiere no consultar con su médico de cabecera, tal vez pueda buscar una clínica cercana donde pueda realizarse un examen de forma confidencial. Algunas organizaciones locales y nacionales cuentan con líneas directas sobre ETS atendidas por especialistas capacitados que podrán responder a sus preguntas y realizar derivaciones. Las llamadas a estas líneas directas son confidenciales. Una línea directa a la que puede llamar para obtener información es la Línea Directa Nacional de ETS, al 1-800-227-8922.

No todas las infecciones de los genitales son producto de las ETS. A veces, es posible que las personas tengan síntomas muy parecidos a los de las ETS aunque nunca hayan tenido relaciones sexuales. En el caso de las mujeres, la infección por levaduras puede confundirse fácilmente con una ETS. Es posible que los hombres se preocupen por protuberancias en el pene que a veces sólo son espinillas o folículos pilosos irritados. Por este motivo, es importante consultar con un médico si alguna vez tiene dudas sobre su salud sexual.

¿Qué son el VIH y el SIDA?

El SIDA es una de las enfermedades más graves y mortales de la historia de la humanidad.

Un grupo de médicos identificó los primeros casos de SIDA en San Francisco y Nueva York hace más de 20 años. Se estima que actualmente existen 42 millones de personas en todo el mundo que conviven con el VIH o el SIDA y más de 3 millones mueren por año a causa de enfermedades relacionadas con el SIDA.

El SIDA es provocado por el virus de inmunodeficiencia humana(VIH). El VIH destruye una clase de células de defensa del cuerpo llamadas “linfocitos cooperadores CD4”. Estos linfocitos forman parte del sistema inmunológico del organismo, el sistema de defensa que combate las enfermedades infecciosas. Pero, a medida que el VIH destruye estos linfocitos, las personas infectadas con el virus comienzan a contraer infecciones graves que normalmente no se contagiarían; es decir, se vuelven inmunodeficientes. El nombre de esta afección es síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA).

Al aprender más sobre el funcionamiento del VIH, la comunidad médica ha logrado desarrollar drogas para inhibirlo (o sea, interferir con su crecimiento). Estas drogas han tenido éxito para disminuir la velocidad del avance de la enfermedad y, actualmente, quienes tienen la enfermedad viven mucho más tiempo. De todos modos, el VIH y el SIDA aún no tienen cura.

Cada año, cientos de adolescentes estadounidenses contraen el VIH. El VIH también puede transmitirse de una persona infectada a otra persona a través de la sangre, el semen (el líquido que sale del pene cuando un hombre eyacula), los fluidos vaginales y la leche materna.

El virus se transmite a través de comportamientos de alto riesgo entre los que se incluyen los siguientes:

• relaciones sexuales orales, vaginales o anales sin protección (“sin protección” significa sin utilizar un condón)

• compartir agujas, como las que se utilizan para inyectarse drogas (incluidas las agujas utilizadas para la inyección de esteroides) y tatuarse.

Las personas que sufren de otra enfermedad de transmisión sexual, como la sífilis, el herpes genital, la clamidiasis, la gonorrea o la vaginitis bacteriana corren mayor riesgo de contraer el VIH durante las relaciones sexuales con parejas infectadas.

Si una mujer con VIH queda embarazada, el recién nacido puede contagiarse el virus antes del nacimiento, durante el parto o durante el amamantamiento. Si los médicos saben que la futura madre tiene VIH, usualmente pueden prevenir el contagio del virus de la madre al bebé. Todas las mujeres y adolescentesembarazadas deben someterse a pruebas de detección del VIH para comenzar el tratamiento, si fuera necesario.

¿De qué manera afecta al cuerpo el VIH?

Un cuerpo saludable cuenta con linfocitos cooperadores CD4 (células CD4). Estas células ayudan al sistema inmunológico a funcionar normalmente y a combatir ciertas clases de infecciones. Para ello, actúan como transmisores de mensajes a otras clases de células del sistema inmunológico y les indican que entren en actividad y combatan al germen invasor.

El VIH se une a las células CD4, las infecta y las utiliza para multiplicarse dentro de ellas. De esta manera, el virus destruye la capacidad de las células infectadas para cumplir su tarea en el sistema inmunológico. Por lo tanto, el cuerpo pierde la capacidad de combatir numerosas infecciones.

Dado que su sistema inmunológico está debilitado, las personas con SIDA son incapaces de combatir numerosas infecciones, en especial la tuberculosis y otras clases de infecciones que, de lo contrario, serían infrecuentes en los pulmones (como la neumoníapor Pneumocystis carinii), en la superficie que recubre el cerebro (meningitis) o en el cerebro en sí (encefalitis). Las personas con SIDA tienden a enfermarse cada vez más, especialmente si no toman medicamentos antivirales correctamente.

El SIDA puede afectar todos los sistemas corporales. El defecto del sistema inmunológico provocado por la escasez de células CD4 también da lugar a algunas clases de cáncer cuya aparición es estimulada por la enfermedad viral: algunas personas con SIDA desarrollan diferentes linfomas y un tumor poco frecuente en los vasos sanguíneos de la piel, llamado sarcoma de Kaposi. El SIDA es mortal. Por lo tanto, es importante que los médicos detecten el VIH cuanto antes para que la persona pueda tomar el medicamento que retrasa la aparición del SIDA.

¿Cómo se da cuenta una persona de que padece VIH?

Una vez que la persona deja de contar con la cantidad de células CD4 necesarias para combatir las infecciones o manifiesta síntomas de enfermedades que se producen específicamente en quienes están infectados por el VIH, los médicos diagnostican el SIDA.

Los síntomas graves de la infección por VIH y SIDA podrían permanecer sin manifestarse durante 10 años. Y durante los años que anteceden a ese momento, es posible que la persona no tenga síntomas de SIDA. El tiempo que los síntomas del SIDA tardan en aparecer varía de persona en persona. Algunas personas pueden sentirse y lucir saludables durante años al tiempo que están infectados por el VIH. De todos modos, aun cuando la persona que tiene el virus de VIH no tenga ningún síntoma, puede contagiar el VIH a otras personas. Es imposible distinguir si una persona está infectada simplemente observándola.

Cuando el sistema inmunológico de una persona se ve excedido por el SIDA, los síntomas pueden incluir:

• debilidad o cansancio extremo

• pérdida rápida de peso

• episodios frecuentes e inexplicables de fiebre, que duran semanas

• transpiración abundante por la noche

• inflamación de los ganglios linfáticos

• infecciones menores que producen erupciones cutáneas y llagas en la boca, los genitales y el ano

• manchas blancas en la boca o garganta

• diarrea crónica

• tos persistente

• problemas para recordar

Las mujeres también pueden sufrir infecciones fúngicas graves en la vagina que no responden al tratamiento usual, así como la enfermedad inflamatoria pélvica (PID, por sus siglas en inglés).

¿Cómo se puede prevenir?

Uno de los motivos por los que el VIH es tan peligroso es que una persona puede tener el virus durante un largo tiempo sin siquiera saberlo. Esa persona puede contagiar el virus a otras mediante comportamientos de alto riesgo. La transmisión del VIH puede prevenirse de las siguientes maneras:

• por la abstinencia sexual (no tener sexo oral, vaginal ni anal)

• con la utilización de condones de látex siempre para cualquier clase de relación sexual

• evitando el contacto con los fluidos corporales a través de los cuales se transmite el VIH

• evitando compartir agujas en todo momento

¿Cómo se diagnostica y cómo se trata?

Si crees que puedes tener VIH o SIDA, o has tenido una pareja que podría tener VIH o SIDA, consulta al médico de la familia, a un especialista en adolescentes o a un ginecólogo. Estos profesionales conversarán contigo y te realizarán análisis. El médico podría hacerte un análisis de sangre o un hisopado de la parte interna de la mejilla. Según la clase de prueba realizada, los resultados pueden demorar entre unas horas y varios días.

También puedes realizarte análisis de detección de VIH/SIDA en clínicas especializadas en SIDA en todo el país. Las clínicas ofrecen pruebas tanto anónimas (es decir, la clínica no sabe el nombre de la persona) como confidenciales (se conoce el nombre de la persona pero se lo mantiene en privado). La mayoría de los centros de análisis de detección del SIDA te pedirán que recibas asesoramiento para conocer los resultados, ya sean positivos o negativos.

Si no sabes dónde puedes encontrar un médico o realizarte una prueba de detección de SIDA, puedes comunicarte con las líneas nacionales de asistencia telefónica sobre SIDA (National AIDS Hotlines) al (800) 342-AIDS (en inglés) o (800) 344-7432 (en español). Allí, un especialista te explicará lo que debes hacer a continuación.

No existe cura para el SIDA, por lo cual la prevención resulta sumamente importante. Las combinaciones de medicamentos antivirales y fármacos que estimulan el sistema inmunológico han permitido a muchas personas con VIH resistir las infecciones, mantenerse saludables y prolongar su vida, pero estos medicamentos no son una cura. En la actualidad, no existe ninguna vacuna para prevenir el VIH y el SIDA, aunque los investigadores están trabajando en su desarrollo.

Enfermedades de Transmisión Sexual

By hannapila - Posted on 30 mayo 2006

[suave]

Hace unos años se creía que la amenaza del SIDA afectaría solamente a los así llamados "grupos de riesgo". Hoy día sabemos que ya no es así. Desgraciadamente, el fenómeno de esta "pandemia" se ha ido difundiendo rápidamente también entre personas ajenas a esos grupos. Además de las infecciones causadas por transfusiones o accidentes varios, se conocen ya muchos casos de trasmisión del HIV en la las relaciones matrimoniales y en la generación de los hijos.

Este hecho mundial plantea problemas de orden humano, social y ético. Entre ellos están los que se refieren a la prevención del contagio de HIV dentro de la dinámica matrimonial y de la responsabilidad en la transmisión de la vida con el riesgo de transmitir también el virus. Hace unos años se creía que la amenaza del SIDA afectaría solamente a los así llamados "grupos de riesgo". Hoy día sabemos que ya no es así. Desgraciadamente, el fenómeno de esta "pandemia" se ha ido difundiendo rápidamente también entre personas ajenas a esos grupos. Además de las infecciones causadas por transfusiones o accidentes varios, se conocen ya muchos casos de trasmisión del HIV en la las relaciones matrimoniales y en la generación de los hijos(1).

Este hecho plantea múltiples problemas de orden humano, social y ético. Entre ellos están los que se refieren a la prevención del contagio de HIV dentro de la dinámica matrimonial y de la responsabilidad en la transmisión de la vida con el riesgo de transmitir también el virus. Ante problemas tan agudos, se van presentando posturas a veces extremas, a veces demasiado simplificadoras y hasta engañosas. Es extrema la propuesta presentada por varios grupos en Estados Unidos de imponer a todas las parejas que piensan en el matrimonio el test de la sierpositividad; algunos piden incluso que en caso de resultado positivo en uno de los miembros de la pareja, el matrimonio sea prohibido o sea prohibida al menos la procreación(2). Es indebidamente simplificadora y hasta engañosa la tendencia a reducir todo el problema al uso del preservativo. Las personas, ya numerosas, que han quedado infectadas por culpa de esa "falsa seguridad" son un testimonio viviente (más aún, si existiera el vocablo, "muriente") de esa realidad. El fenómeno del SIDA se presenta como un problema poliédrico: descubrimos que no se reduce a los aspectos médicos, epidemiológicos, sanitarios, biológicos, etc. relacionados con el virus responsable de la enfermedad. Han sido también objeto de estudio otros elementos que entran en juego ante esta enfermedad, y que constituyen, en su conjunto, una fenomenología con características muy singulares. Contrariamente a otras enfermedades o epidemias, el SIDA se ve acompañado de una serie de elementos psicológicos, sociológicos, culturales, éticos y hasta religiosos, que hacen de ella un caso del todo nuevo y singular. Aunque ha sido llamado "la peste del 2000", parece más pertinente su comparación, no con la peste, sino con la lepra. La primera atacaba a todos indistintamente; la segunda afectaba solamente a quien, de algún modo, se exponía al contagio; ello mismo provocaba reacciones de repulsa y de segregación social en relación con los infectados. Algo parecido está sucediendo con el SIDA. Sólo que aquí se añaden otros elementos propios. Se trata de una enfermedad que puede ser transmitida por contacto sexual, y más específicamente, a causa de comportamientos calificados normalmente como "irregulares" o "inmorales" (relaciones homosexuales, promiscuidad sexual, relaciones extramaritales, etc.). Este aspecto de la epidemia ha provocado, por una parte, una masiva y a veces morbosa atención al problema por parte de algunos medios de comunicación social, siempre atentos a lo que pueda "hacer noticia" (por más que se diga que nuestra cultura es una cultura "adulta y liberada" en relación con el sexo, los comunicadores y publicistas saben muy bien que el sexo, sobre todo cuando se aúna a lo "prohibido" o a-normal, sigue siendo siempre noticia fácil y llamativa; y lo saben explotar eficazmente; a veces obsesivamente). Por otra parte, ese aspecto ha llevado a ver frecuentemente al enfermo de SIDA como culpable de su propia situación y, según su comportamiento posterior, de contagiar a otros. Algunos han visto en el SIDA y en las necesarias medidas de prevención contra el virus, una amenaza a ciertas conquistas ideológicas que se creían intangibles: se ha reaccionado por ello con "virulencia" contra todo lo que pueda llevar a poner en tela de juicio las libertades comportamentales conquistadas en la así llamada "revolución sexual". Todo esto complica las cosas. Y complica también la vida matrimonial, cuando el SIDA se asoma con su silueta mortal y acusadora, en su intimidad. Una vida que debe ser realización y expresión de amor, en la que el lenguaje de la sexualidad explicita todo su significado de ternura, donación y apertura a la vida. La infección de HIV en uno de los esposos lo convierte en una amenaza para el otro; la expresión del amor a través del gesto de la sexualidad se transforma en una especie de atentado contra la vida; la maravilla de la maternidad comporta un riesgo serio de traer a este mundo a un ser condenado a muerte prematura. La dinámica propia y natural de la vida matrimonial se ve necesariamente alterada, y en modo profundo, por la realidad del SIDA. Hay que tenerlo en cuenta al reflexionar sobre el modo en que convendría actuar en esa situación.

Promedio:

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