ENSAYO CIENTÍFICO RELACIÓN HORAS DE SUEÑO Y SALUD

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Colegio Saint George Angol Ciencias para la Salud

ENSAYO CIENTÍFICO

RELACIÓN HORAS DE SUEÑO Y SALUD

Cátedra: Ciencias para la Salud

Docente: Karina Morales S.

Estudiantes: Jorge Montecinos L. Ignacia Jara B.

Curso: 4to Medio

Angol, Mayo de 2022

El sueño forma parte de las necesidades básicas y pilares fundamentales de los seres humanos, significando un tercio del tiempo de vida de cada persona. A lo largo de la evolución humana, hasta alcanzar los tiempos actuales, nuestro ciclo circadiano (también conocido como reloj biológico) y nuestro sueño; han experimentado alteraciones que han llevado de la misma manera a una serie de cambios en nuestro organismo, transformando procesos vitales como el metabolismo y el estilo de vida.

Gracias al conocimiento actual, sabemos que nuestro sueño se divide esencialmente en dos etapas; el sueño REM (rapid eye movement) y el no REM, los cuales corresponden a ciclos repetitivos con duraciones promedio de entre 90 y 120 minutos, para poder realizar de manera adecuada cada proceso requerido por el individuo. Por otro lado, tenemos que la edad está directamente relacionada con la cantidad de horas de sueño recomendadas, esto se debe a que en edades tempranas (cuando la persona se encuentra en desarrollo) la demanda de sueño será mayor a la solicitada en edades más avanzadas, cuando disminuirá de manera progresiva, aunque manteniendo un promedio de 7-8 horas para la población general.

Esta última sugerencia médica, tiene sus raíces en algunos estudios recientes que han logrado demostrar cómo la población que respeta este rango de horas al momento de dormir es menos propensa a ser víctima de una muerte temprana, en cambio, aquellos que duermen menos o más del tiempo estipulado, presentan factores de riesgo para cáncer, cardiopatías y accidentes cerebrovasculares. (Figura 1)

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Figura 1. Tasas de mortalidad en función de la duración del sueño individual en el estudio de seguimiento de Kripke y cols. (1979) (tomada de Miró, Iáñez & Cano, 2002).

¿Por qué es tan importante el descanso? Un sueño adecuado, en buena medida y de buena calidad, pasa a ser un elemento primordial para tener una salud óptima junto a la mejora en el rendimiento cognitivo, incrementando tanto los parámetros físicos y de recuperación a nivel de tejidos, como también al momento de promover un mejor aprendizaje. Contrario a esto, un escaso sueño se relaciona directamente con el riesgo de padecer problemas a la salud mental, como ansiedad o depresión, además de poder tener una inclinación más marcada al consumo de drogas producto de este bienestar mental precario. Asimismo, las personas que duermen entre 7-8 horas suelen autopercibirse con un mayor bienestar psicológico y presentar un mayor grado de felicidad en sus vidas.

En la actualidad, el conocido y recurrente estilo de vida presuroso con jornadas laborales más extensas y estresantes, genera que nuestra higiene del sueño se vea alterada. Por ejemplo, al trabajar hasta altas horas de la noche o debido a la exposición a luz azul presente en los dispositivos tecnológicos, estamos provocando desórdenes en nuestro reloj biológico, ya que nuestro cerebro se encuentra activo en los minutos previos a irnos a dormir, lo que provoca que nuestra calidad de sueño sea interrumpida y superficial y no nos permita la recuperación fisiológica necesaria.

Como grupo de trabajo, estamos totalmente a favor de buscar el buen descanso, aún cuando somos conscientes de los muchos obstáculos que podríamos encontrar en el camino a este objetivo. Poder alcanzar esta meta no sólo se trata de evitar la molesta sensación de agotamiento físico, sino que también estamos obrando en favor de nuestra salud tanto a corto como a largo plazo. Es por esta razón que utilizaremos el presente material como medio para respaldar nuestro punto de vista, aunque si bien no podremos abarcar profundamente todos los planteamientos, intentaremos presentar los suficientes argumentos y demostrar las consecuencias brevemente, para de esta manera obtener una visión global y general de lo que nos puede ocurrir si saltamos las muchas recomendaciones anteriormente mencionadas.

“La importancia de una buena calidad del sueño no solamente es fundamental como factor determinante de salud sino como elemento propiciador de una buena calidad de vida. La calidad del sueño no se refiere únicamente al hecho de dormir bien durante la noche, sino que incluye también un buen funcionamiento diurno” (Sueño y Calidad de Vida, G. Buela, E.Miró,M.C.Cano)

El primer punto que abordaremos es el aumento de peso; sabemos que durante el estado de vigilia estamos en constante movimiento, desgaste energético y consumiendo alimentos, lo que prepara a nuestros órganos para el consumo calórico y los procesos de digestión y absorción de nutrientes. Mientras que en el sueño se reducen estas actividades y damos paso al ahorro energético ¿Qué pasa cuando no cumplimos con esta lógica?

Cuando se registró mayor presencia de sobrepeso y obesidad en los trabajadores nocturnos que en el resto de población, algunos señalaron que:

“el estar despierto por la noche es un estímulo suficiente para motivar la ingestión nocturna de alimentos. Tanto en los trabajadores nocturnos como en personas que prefieren desvelarse se ha reportado que la cantidad de comida ingerida durante la noche aumenta significativamente, representando aproximadamente el 65 % del total del día, mientras que en personas principalmente diurnas el 75 % de los alimentos se consumen de día” (Westerlund, Ray & Roos, 2009)

Luego de algunos estudios clínicos controlados y experimentales enfocados a esta problemática, se ha logrado demostrar cierta conexión entre la calidad y cantidad de sueño y las alteraciones al metabolismo, la conducta alimentaria excesiva y por último el sobrepeso. El primero de ellos trabajó con un grupo de jóvenes voluntarios, quienes luego de una noche de privación de sueño total, reportaron una sensación de hambre intensa. El segundo estudio, que tenía como sujeto de prueba a 12 hombres jóvenes que fueron reducidos a 4 horas de sueño por dos noches, pudo identificar niveles de glucosa elevados y niveles de insulina bajos. (7)

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