ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

EVALUACIÓN DE NIVEL LENGUAJE Y COMUNICACIÓN 7° BÁSICO


Enviado por   •  2 de Septiembre de 2013  •  2.154 Palabras (9 Páginas)  •  444 Visitas

Página 1 de 9

EVALUACIÓN DE NIVEL LENGUAJE Y COMUNICACIÓN 7° BÁSICO

Nombre:__________________________________________¬¬¬___________________

Curso: ___ Fecha:_________ Pje ideal:29 Pje obt:____ %: ____ FILA: A

Aprendizajes Esperados:

- Escribir un párrafo argumentativo coherente.

- Inferir información implícita a partir de detalles identificados en sus lecturas.

- Comprender una obra dramática y sus elementos.

Instrucciones:

- Dispone de 60 minutos para responder la evaluación.

- Lee detenidamente cada pregunta antes de contestarla.

- La evaluación se desarrolla en silencio y en forma individual.

- Marca cada respuesta en la hoja establecida para ello.

- Levanta la mano si tienes alguna duda.

- Al realizar la producción de texto utiliza una buena caligrafía y ortografía (estará considerado en la evaluación).

I.- Lee los textos que se presentan a continuación y marca en la hoja de respuesta la alternativa correcta.

TEXTO 1

Escena III

Una sala en casa de POLONIO

Entran LAERTES y OFELIA

LAERTES: Mi equipaje está embarcado. Adiós, hermana mía. Siempre que el viento sea próvido

y zarpe algún barco, no descanses hasta haberme escrito.

OFELIA: ¿Lo dudas?

LAERTES: Respecto a Hamlet y su vano galanteo, tenlo por capricho e impulsiva liviandad, por violeta de su joven primavera: precoz, mas transitoria; grata, mas huidiza;

perfume y pasatiempo de un minuto, nada más.

OFELIA: ¿Nada más?

LAERTES: Seguro que nada más. No crecemos solamente en tamaño y en vigor, sino que con nuestro cuerpo aumenta la eficacia de la mente y el espíritu. Tal vez te quiera ahora y no haya mancha ni doblez que empañe sus nobles intenciones. Mas desconfía: su grandeza le impide su deseo

y su regia cuna le somete. Él no puede hacer su voluntad como la gente sin rango, pues de su elección

depende el bienestar de todo el reino, y por eso su elección se supedita al voto y aquiescencia de ese cuerpo del cual él es cabeza. Si te dice que te quiere, podrá creerlo tu prudencia en la medida en que él, por su altura y posición, pueda cumplirlo, es decir, no más allá del sentir general de Dinamarca.

Así que considera tu deshonra si, crédula, escuchas su cantar, le das tu corazón o le abres tu casto tesoro a su empeño inmoderado. Cuidado, Ofelia, ten cuidado, hermana mía.

OFELIA: El sentido de tu buena lección será el guardián de mi pecho. Mas, hermano, no me enseñes, como el mal sacerdote, la espinosa pendiente del cielo mientras tú, cual fatuo libertino, sigues la senda florida del placer y no tus propios consejos.

LAERTES: No temas por mí. Ya me he demorado demasiado, pero aquí viene mi padre. (Entra POLONIO). Me despediré de él otra vez y será una doble gracia recibir de nuevo su bendición.

POLONIO: ¿Aún aquí, Laertes? ¡Por Dios, a bordo, a bordo!. El viento ya ha hinchado tus velas, y están esperándote. Llévate mi bendición y graba en tu memoria estos principios: no le prestes lengua al pensamiento, ni lo pongas por obra si es impropio. Sé sociable, pero no con todos. Al amigo que te pruebe su amistad sujétalo al alma con aros de acero, pero no embotes tu mano agasajando

al primer conocido que te llegue. Guárdate de riñas, pero, si peleas, haz que tu adversario se guarde de ti. A todos presta oídos; tu voz, a pocos. Escucha el juicio de todos, y guárdate el tuyo.

Viste cuan fino permita tu bolsa, mas no estrafalario; elegante, no chillón, pues el traje suele revelar al hombre, y los franceses de rango y calidad son de suma distinción a este respecto. Ni tomes ni des prestado, pues dando se suele perder préstamo y amigo, y tomando se vicia la buena economía.

Y, sobre todo, sé sincero a ti mismo, pues de ello se sigue, como el día a la noche, que no podrás ser falso con nadie. Adiós. Mi bendición madure esto en ti.

LAERTES: Humildemente me despido señor.

POLONIO: El tiempo te llama. Corre, los criados esperan.

LAERTES: Adiós, Ofelia, y recuerda bien lo que te he dicho.

OFELIA: Lo he encerrado en la memoria, y tú guardarás la llave.

LAERTES: Adiós. (Sale)

POLONIO: ¿Qué es lo que te ha dicho, Ofelia?

OFELIA: Con permiso, señor, una cosa del Príncipe Hamlet

POLONIO: Vaya, ha hecho bien. Me han dicho que últimamente te dedica mucho tiempo y que tú le dispensas tu atención con gran esplendidez. Si es así, como me han insinuado a modo de aviso, debo decirte que no pareces comprender con claridad tu lugar como hija mía ni tu honra. ¿Qué hay entre vosotros? Dime la verdad.

OFELIA: Señor, últimamente me ha dado muchas muestras de su afecto.

POLONIO: ¿Afecto? ¡Bah! Veo que hablas como una niña inexperta en tan peligrosas circunstancias.

¿Crees en sus muestras, como tú las llamas?

OFELIA: Señor, no sé qué pensar.

POLONIO: Pues yo te enseñaré. Considérate una niña al haber dado por valiosas unas muestras que no son de ley. Muéstrate más cauta o, estímate más a ti o te tomará por necia.

OFELIA: Señor, me ha galanteado de un modo decoroso, con aire de sinceridad.

POLONIO: Ya, a modo de capricho. ¡Vamos, vamos!, continúa hablando.

OFELIA: Y me ha corroborado sus palabras con todos los divinos juramentos.

POLONIO: Sí, trampas para cazar perdices. Sé bien que, cuando arde la sangre, el alma se prodiga

en juramentos. Hija, esas llamaradas, que dan más luz que calor y se

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (14.6 Kb)  
Leer 8 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com