Ecosistemas Antrópicos
gondelcarResumen18 de Septiembre de 2014
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ECOSISTEMAS ANTRÓPICOS
RESUMEN
1- Además de los sistemas naturales, una importante proporción de la cubierta terrestre
está dominada por ecosistemas originados por la acción humana. Entre estos se
destacan los ecosistemas urbanos, agrícolas, ganaderos y forestales.
2- Los ecosistemas urbanos son los que implican una mayor transformación en la
cobertura del territorio. Los cambios en el ambiente físico local incluyen un aumento de
la temperatura y la impermeabilización del suelo.
3- Los ecosistemas agrícolas ocupan una gran proporción de la superficie terrestre, y
están principalmente dedicados a la producción de alimentos y fibras. Se caracterizan
por ser ecosistemas fuertemente subsidiados a través de las incorporaciones de
mecanización, fertilizantes y pesticidas. La tendencia en los cambios agrícolas ha sido
hacia monocultivos mecanizados, sobre todo restringidos a suelos planos, con suelos
fértiles y buen nivel de precipitaciones.
4- Los sistemas ganaderos implican en general un grado de transformación menor que los
sistemas agrícolas, pero también una menor eficiencia en la producción de alimentos.
5- Los ecosistemas forestales manejados incluyen distintos niveles de transformación,
desde explotación selectiva en bosques nativos, hasta plantaciones que son
comparables a un sistema agrícola. Las forestaciones juegan un papel importante en
proveer madera (e.g. para muebles y construcción), fibras celulósicas para papel, y
energía en forma de leña y carbón.
1 Sistemas Urbanos
El cambio de ocupación del suelo hacia un uso urbano es uno de los procesos de
cambio más drásticos e irreversibles a corto plazo. A diferencia de otros tipos de usos del suelo
(agrícola, ganadero, forestal, conservacionista) el uso del suelo estrictamente urbano (i.e. la
implantación de las ciudades) no tiene una relación directa con la productividad del suelo ya
que no se basa en la extracción de productos bióticos o abióticos provenientes del suelo sino
de su utilización como sustrato para la edificación de estructuras artificiales.
Los sistemas urbanos son considerados cada vez más un fenómeno emergente con un
nuevo nivel de organización, cuyas propiedades y comportamiento macroscópicos son
difícilmente predecibles a partir de las propiedades de sus elementos constituyentes. Esto
sugiere, de hecho, que las ciudades son un nuevo tipo de entidad ecológica, un nivel
completamente nuevo de complejidad y organización, y que deben ser estudiados como
sistemas integrados.
1.1 Tipologías de sistemas urbanos
Para poder estudiar las tendencias en la urbanización y su impacto sobre la superficie
de la tierra es necesario encontrar un consenso en la definición de lo que es “urbano”. La
definición clásica proveniente de la geografía se hacía sobre la base de la densidad de
población de un lugar dado. Mientras que los ecólogos definían las áreas urbanas sobre la
base de los patrones dominantes de ocupación del suelo. Combinando estas dos dimensiones
(densidad poblacional y ocupación del suelo) se pueden definir diferentes categorías para
representar diferentes grados de dominación humana del paisaje (Mcintyre et al 2000) (Fig. 1)
Figura 1. Definición bi-dimensional del gradiente entre zonas naturales y zonas urbanas
Figura 2. Relación entre cobertura edificada (en negro) y cobertura vegetal (en rojo) en los
procesos de urbanización.
1.2 Características bióticas y abióticas en los sistemas urbanos
A medida que la urbanización avanza, la vegetación natural es eliminada. Luego, el
área urbana recupera parte de la vegetación, aunque ahora formada por una nueva comunidad,
mezcla de especies autóctonas y exóticas, principalmente con fines ornamentales y de
provisión de sombra (Fig. 2). A su vez estos cambios en la vegetación pueden traer aparejados
cambios en diferentes organismos asociados (aves, insectos, anfibios, etc). Uno de los efectos
relevantes que tiene ésta nueva vegetación sobre la calidad ambiental está relacionado con la
regulación de la temperatura de las áreas urbanizadas. Esto se debe no solo a la intercepción
de la radiación solar por parte de la vegetación (lo cual disminuye el sobrecalentamiento de las
construcciones urbanas) sino también a los procesos de evapotranspiración llevados a cabo
por las plantas, lo que ayuda a reducir la temperatura del aire. La ausencia de vegetación en
las áreas recientemente urbanizadas o en los núcleos de las ciudades (donde la vegetación fue
removida total o casi totalmente como consecuencia del incremento en la densidad de las
edificaciones) pueden contribuir, junto con la sequedad del suelo producto de la
impermeabilización causada por las edificaciones, a un aumento de la temperatura de
superficie y a la formación de islas de calor.
Por otra parte, los cambios en los flujos de materia y energía producidos por los procesos
de urbanización pueden alterar la estructura y funcionamiento de los componentes bióticos del
sistema. Algunos estudios muestran que el incremento de temperatura de las áreas urbanas
pueden alargar la estación de crecimiento de las plantas lo que su vez incrementa la
productividad de la vegetación urbana y puede generar un aumento en la oferta de flores y
frutos, lo que puede ser aprovechado por diferentes organismos (ej. aumento del número de
crías en algunas especies de aves urbanas, mayor cantidad de algunas especies de insectos
polinizadores, alargamiento del periodo de actividad de hormigas). Las consecuencias de estos
cambios en las interacciones entre organismos es aún desconocida,
1.3 Alteración de los ciclos biogeoquímicos y el impacto de los sistemas urbanos
Uno de los impactos más directos de la urbanización es la impermeabilización del
suelo. Esto tiene efectos muy marcados sobre los ciclos biogeoquimicos naturales pero por
sobre todo sobre los flujos hídricos de las áreas urbanas y sus alrededores (Figura .3 y 4).
Figura 3. Hidrograma de escorrentía antes y después de la urbanización de un área
Figura 4. Incremento en la frecuencia de inundaciones a medida que avanza la
urbanización
Además del efecto sobre la escorrentía y las inundaciones, la urbanización puede tener
impacto a diferentes escalas:
1. A nivel local, por la alteración en la naturaleza de la superficie efectiva: la sustitución de
la superficie natural del suelo, el pasto y los árboles por la multiplicidad de las
superficies urbanas de ladrillo, hormigón, vidrio y metal en diferentes niveles sobre el
terreno. Estos materiales artificiales cambiar la naturaleza de la superficie reflectante y
radiante, el intercambio de calor cerca de la superficie, y la rugosidad de la superficie
aerodinámica.
2. A nivel regional, mediante la generación de grandes cantidades de calor artificial y
alterando la composición de la atmósfera a través de la emisión de contaminantes
gaseosos y sólidos. En ciertas épocas del año en las ciudades de latitudes medias, la
entrada de calor artificial a la atmósfera por la combustión y los procesos metabólicos
pueden aproximarse o incluso superar a los que derivan indirectamente del sol. La isla
de calor resultante sirve como una trampa para los contaminantes.
3. Potencialmente, todo el mundo, a través de las contribuciones urbanas al stock de
azufre o de CO2 atmosférico, y por lo tanto, el efecto invernadero, el calentamiento
global y los cambios del nivel del mar que pueden ser de mayor consecuencia para las
principales ciudades costeras.
1.4 Dinámica espacial y temporal de los ecosistemas urbanos.
La población urbana mundial se ha incrementado a niveles sin precedentes durante el último
siglo (Figura 5), y la mayor parte del crecimiento poblacional esperado durante los próximos 30
años (aproximadamente 2 billones de personas) se concentrara en áreas urbanas.
Figura 5. Cambios en los niveles de urbanización de diferentes ciudades para el periodo
1550-1980
En 2008, por primera vez en la historia de la humanidad más del 50% de la población
mundial (3.300 millones de personas) vivirá en áreas urbanas, y se espera que para el año
2030 casi 5.000 millones de personas (mas del 60% de la población mundial) vivan en áreas
urbanas (UNFPA 2007). Estas estimaciones prevén que durante las próximas décadas habrá
un crecimiento urbano sin precedentes en los países en vías de desarrollo que
coincidentemente son las regiones que más transformaciones en cambio de uso del suelo
están sufriendo. Hacia 2030, los países en vías de desarrollo albergaran más del 80% de la
población mundial, y los más probable es que el grueso de este crecimiento se dé mayormente
en ciudades medianas y pequeñas (UNFPA 2007).
En este contexto es imprescindible estudiar los patrones espaciales y las tendencias
temporales del crecimiento urbano, pero no solo como herramienta de mitigación de posibles
efectos nocivos sobre el medioambiente sino también como oportunidades
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