El Agua En La Economia Corporal
mariayruben25 de Marzo de 2015
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Fiebre
Fiebre
(nombre de signo clínico)
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La fiebre es un aumento en la temperatura corporal por encima de lo que se considera normal, y que es causado por un evento fisiopatológico (infección, inflamación). No hay que confundir la fiebre con la hipertermia. La fiebre es un mecanismo presente en todos los animales que actúa como respuesta adaptativa ayudando al cuerpo a combatir los organismos que causan enfermedades y surge en respuesta a unas sustancias llamadas pirógenos que se derivan de bacterias o virus que invaden el cuerpo, o que son producidas por las propias células.
La temperatura normal del cuerpo humano oscila entre 35 y 37 °C.1 Las fiebres por encima de los 40,5 °C pueden amenazar proteínas de vital importancia, provocando estrés celular, infarto cardíaco, necrosis de tejidos, ataques paroxísticos y delirios.[cita requerida]
Debido al sistema inmunitario poco desarrollado con el que cuentan los niños, son más propensos a sufrir fiebres elevadas.[cita requerida]
Cefalea
El término cefalea (del latín cephalaea, y éste del griego κεφαλαία, de κεφαλή, cabeza) hace referencia a los dolores y molestias localizadas en cualquier parte de la cabeza, en los diferentes tejidos de la cavidad craneana, en las estructuras que lo unen a la base del cráneo, los músculos y vasos sanguíneos que rodean el cuero cabelludo, cara y cuello. En el lenguaje coloquial cefalea es sinónimo de dolor de cabeza.1
La cefalea es un síntoma muy frecuente, se estima que en los países occidentales la presenta al menos una vez al año el 50% de la población, aunque solamente el 20% ha presentado cefalea intensa en alguna ocasión a lo largo de su vida.2
Si bien el dolor de cabeza es un trastorno generalmente benigno y transitorio que en la mayor parte de las ocasiones cede espontáneamente o con la ayuda de algún analgésico, puede estar también originada por una enfermedad grave que ponga en peligro la vida del paciente.
Desarrollo psicosexual
En la psicología freudiana, el desarrollo psicosexual es un elemento central de la teoría psicoanalítica de las pulsiones sexuales que sostiene que el ser humano, desde el nacimiento, posee una libido instintiva (energía sexual) que se desarrolla en cinco etapas. En esta teoría, desarrollada hacia finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, Freud propone un concepto ampliado de la sexualidad humana, idea revolucionaria en su época, que postula la existencia de una sexualidad infantil, cuyo desarrollo está organizado en fases. Cada una de estas fases está caracterizada por una zona erógena que es la fuente de la pulsión libidinal durante esa etapa. Estas fases son (en orden de su aparición): oral, anal, fálica, de latencia y genital. Freud creía que si durante cualquiera de estas fases el niño experimentaba frustración sexual en relación a cualquier estado de desarrollo psicosexual, el/ella podía experimentar ansiedad que podría persistir en la edad adulta como una neurosis, un trastorno mental funcional.1 2
Índice
• 1 Antecedentes
• 2 Desarrollo psicosexual freudiano
o 2.1 Fase oral
o 2.2 Fase anal
o 2.3 Fase fálica
o 2.4 Período de latencia
o 2.5 Fase genital
• 3 Críticas
o 3.1 Científica
o 3.2 Feminista
o 3.3 Antropológica
• 4 Véase también
• 5 Referencias
• 6 Enlaces externos
Antecedentes
El neurólogo Sigmund Freud, c. 1921.
Sigmund Freud (1856–1939) observó que durante las etapas predecibles del desarrollo en la primera infancia, el comportamiento de los niños se orientaba alrededor de determinadas partes del cuerpo, ej. la boca durante el amamantamiento, el ano durante el baño o la higiene. El propuso que la neurosis (trastorno mental funcional) adulta tienen sus raíces en la sexualidad infantil, por lo tanto, dicho comportamientos adultos neuróticos eran expresiones de sus fantasías sexuales y deseos. Esto es por que los seres humanos, durante su primera infancia, son "perversos polimorfos", los infantes pueden derivar su placer sexual desde cualquier parte del cuerpo, y que la socialización dirige los impulsos libidinales instintivos hacia la heterosexualidad adulta.3 Dada la escala de tiempo predecible de comportamiento infantil, propuso el "desarrollo libidinal", como un modelo de desarrollo sexual normal infantil , en la que el niño progresa a través de cinco etapas psicosexuales - el oral; la anal; la fálica; la latente; y la genital - en el que la fuente de placer se encuentra en una zona erógena diferente.
Desarrollo psicosexual freudiano
Infantilismo sexual: durante esta búsqueda de satisfacción de su libido (deseo sexual), el niño experimenta (fracasos y reprimendas por parte de sus padres o la sociedad) por lo que podrá asociar la angustia con la zona erógena en particular. Para evitar esta angustia, el niño crea fijación, preocupado por los temas psicológicos relacionados a esta zona en cuestión, que persiste en la adultez y subyace en la personalidad y la psicopatología del hombre o la mujer, incluyendo neurosis, histeria, trastornos de personalidad, etc.
Fase Rango de edad Zona(s) erógena(s) Consecuencias de la fijación psicológica
Oral
0-1 años Boca
Oralidad Agresiva: Signos que incluyen mascar chicle o lapiceras.
Oralidad Pasiva: Signos que incluyen fumar/comer/besar/fellatio/cunnilingus4
La fijación a esta fase puede dar como resultado pasividad, credulidad, inmadurez y una personalidad fácil de manipular.
Anal
2-3 años Eliminación intestinal y urinaria
Retención anal: Obsesión con la organización y pulcritud excesiva.
Expulsividad anal: Imprudencia, negligencia, rebeldía, desorganización, coprofilia
Fálica
4-6 años Genitales
Complejo de Edipo (solo en niños, de acuerdo a Freud)
Complejo de Electra (solo en niñas, luego desarrollado por Carl Jung)
Latencia
7-10 años (hasta la pubertad)
Sentimientos sexuales latentes (Las personas no tienden a fijarse a esta etapa, pero si lo hacen, tienden a ser sumamente frustrados sexualmente.)
Genital
11+ años (Pubertad en adelante) Intereses sexuales maduros Frigidez, impotencia, relaciones insatisfactorias
Fase oral
Artículo principal: Fase oral
La primera etapa del desarrollo psicosexual es la fase oral, la cual dura desde el comienzo de la vida hasta el primer año. Durante la misma, el foco de la satisfacción está en la boca y el placer se obtiene por los cuidados, pero también a través de la exploración del entorno (los pequeños tienden a llevarse objetos nuevos a la boca). En esta etapa el Ello es el que domina ya que ni el Yo ni el Superyó están totalmente desarrollados. A causa de esto el bebé no tiene noción de sí mismo y todas sus acciones están basadas en el principio de placer.
El yo, sin embargo, está bajo formación durante esta primera etapa. Hay dos factores que contribuyen a la formación del mismo. En primer lugar, la imagen corporal es desarrollada, lo cual implica que el niño reconoce que su cuerpo se diferencia del mundo exterior. Por ejemplo, comenzará a darse cuenta que uno siente dolor solamente cuando éste se aplica al propio cuerpo. A través de la identificación de los límites de su cuerpo, uno comienza a desarrollar el sentimiento del yo. Un segundo factor al que le es atribuido la formación del yo son las experiencias implicadas en el retraso de la satisfacción que conducen a la comprensión de que conductas específicas pueden satisfacer algunas necesidades. El infante gradulamente se da cuenta de que la satisfacción no es inmediata y que tiene que producir determinados comportamientos para iniciar acciones que conduzcan a esa satisfacción. Un ejemplo de conducta semejante es el llorar, que parece no tener finalidad durante los primeros dos meses de vida, pero luego parece ser usado productivamente y está conectado con determinadas necesidades.5
La experiencia clave en esta fase es el destete, durante el cual el niño pierde mucho del contacto íntimo con su madre y esto da lugar al primer sentimiento de pérdida. El destete también le provee al bebé conciencia de sí mismo, desde que aprende que no todo está bajo su control, y tampoco la satisfacción es siempre inmediata.
En esta etapa, la satisfacción de las necesidades conducen a la formación de la independencia (desde que el bebé se forma una idea clara sobre los límites de sí mismo y forma su yo) y la confianza (desde que el bebé aprenden que comportamientos específicos conducen a la satisfacción). Por otro lado, la fijación puede llevar a la pasividad, credulidad, inmadurez y un optimismo no realista, y también la formación de una personalidad fácil de manipular debido a la formación inadecuada del yo. Esto puede ser el resultado tanto de la excesiva como de la insuficiente satisfacción. En el caso de demasiada satisfacción, el niño no aprende que no todo está bajo su control y que la satisfacción no siempre es inmediata (los cuales son resultado del destete), dando lugar a una personalidad inmadura. Por otro lado, las necesidades del niño pueden ser satisfechas insuficientemente, y debido a ello el niño se vuelve pasivo porque aprende que de todas formas, lleve a cabo la conducta o no, la satisfacción no sobrevendrá. En algunas sociedades es común que los niños sean cuidados por sus madres durante varios años mientras que en otras este tiempo es más corto. El chupar y comer,
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