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El Amor Como Mercancía


Enviado por   •  2 de Junio de 2014  •  491 Palabras (2 Páginas)  •  163 Visitas

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El mercado sentimental es de los más imperfectos que hay, la información nunca es suficiente y generalmente es mal procesada. Las decisiones que aquí se toman nos afectan demasiado y siempre terminamos más involucrados emocionalmente de lo que pensamos con cabeza fría.

En este mercado sólo hay una regla para obtener el beneficio que esperamos: no intentes obtener nada que no seas capaz de pagar o devolver y no ofrezcas nada cuya ausencia no puedas soportar. Cuidado con las fachadas tan perfectas, al final todo se estropea, se envejece y se muere de a poco. Nada de lo que obtengas es este mercado tiene garantía, todo es caduco, perecedero y se deprecia rápidamente. El tiempo que lo tengas dependerá de cuanto lo cuides.

En este mercado ya hay demasiadas personas intercambiando promesas, y uno no sabe de qué vendedor de ilusiones fiarse. Es posible que tengamos que empezar a pensar que nada en el mercado es lo que parece, y que muy seguramente hay una brecha muy grande entre el valor real del amor, el precio que nos piden y el costo final que terminamos pagando por él. El hecho que intente explicar esto de manera poco convencional no es exceso de frialdad, solamente es un intento desesperado de racionalidad.

Para personas como yo que somos un poco más sentimentales que racionales es difícil ingresar en este jodido mercado. Cuando pensé que podía hacerlo, nunca estuve de acuerdo con el óptimo de Pareto. Siempre quise que fueras un poco más feliz, así esto afectara mi bienestar. Nunca pude ver que era imposible que quedaras en una mejor situación sin perjudicar la mía, siempre te di lo mejor de mí sin importar nada, nunca busque mi beneficio propio. Así se demuestra que sacrificando la eficiencia te puedes quedar con las manos vacías.

En el intercambio intenté hacerte ver que lo que tú podías darme me proporcionaba más utilidad que si no lográbamos la transacción. Tú nunca lo viste así, lo más valioso y escaso que yo tenía terminaste por extinguirlo. La inversión que tu hacías era a corto plazo, el futuro era algo que preferías ignorar estratégicamente. Tal vez para ti la máxima rentabilidad ya se había logrado, entonces cualquier inversión adicional de recursos no generaba beneficios marginales. Pero la realidad me terminó mostrando que tu miope comportamiento término siendo un gran desperdicio de recursos.

Al final lo nuestro era un juego que sumaba cero, y nunca hubo rendimientos a escala en la producción. No intentes buscar en la monotonía ni en la escasez de tiempo un culpable, que esta relación terminara fue una consecuencia endógena. Así lo preferiste, la continuidad no era lo tuyo, cambiabas fácilmente; tampoco la convexidad encajaba en tu vida, siempre preferiste los extremos.

P.D: Cualquier otra persona será al menos tan buena como tú. Hay mucho más por aprender, y viendo el costo de oportunidad

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