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El Cuerpo Humano


Enviado por   •  3 de Septiembre de 2011  •  1.764 Palabras (8 Páginas)  •  945 Visitas

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EL CUERPO HUMANO

1. Cuerpo orgánico

Señalábamos en el primer tema de este Curso que la vida no es algo sobreañadido extrínsecamente al cuerpo orgánico, sino su movimiento intrínseco. Conviene añadir ahora que la vida es lo que hace que un cuerpo sea precisamente cuerpo. Vivificar a un cuerpo es, a la par, constituirlo como cuerpo.

El cuerpo no es tal antes de recibir la vida. Sin ella las realidades físicas no son cuerpo orgánico, sino materia inerte. Cuerpo con vida es cuerpo orgánico. Los órganos son los soportes biológicos de las potencias o facultades de que está dotado un ser vivo corpóreo (ej. los oídos son los órganos de la facultad auditiva, los ojos lo son de la visiva, etc.). Tales potencias con soporte orgánico son principios que ordenan, configuran, informan, una parte del cuerpo, no el cuerpo entero, sino cada una a su órgano (ej. la facultad auditiva a los oídos, la de la vista a los ojos, etc.). La vida es el principio unitario que vivifica enteramente al cuerpo. Es, por tanto, el principio del que dimanan todas las facultades o potencias, que contribuyen a que el cuerpo sea un organismo.

Los cuerpos orgánicos tienen mayor o menor complejidad dependiendo del mayor o menor número de potencias o facultades que posean y del tipo de las mismas. De modo que los órganos son para las facultades y no al revés (ej. el ojo es para la vista, no la vista para el ojo; no se trata sólo de que veamos porque tengamos ojos, sino de que los ojos son para ver). No se puede comprender, pues, enteramente a los órganos exclusivamente desde una perspectiva anatómica, fisiológica, biologista en el fondo, sino que se los entiende bien sólo en atención a las facultades (ej. no se comprende enteramente al ojo fisiológicamente, es decir, al margen de que el ojo es el órgano de la visión, es decir, de que está hecho para ver). A la par, no cabe una entera compresión de cada órgano por separado, ni tampoco una entera comprensión psicológica de cada facultad por separado. La comprensión completa es la que compara unos órganos con otros y unas facultades con otras en atención a la armonía del conjunto.

En suma, se trata de ver que el fin del cuerpo no es el cuerpo sino, en rigor, la persona. El fin del cuerpo no es corpóreo, y no sólo en cada una de sus partes sino en el conjunto (ej. el fin de la vista es el ver, pero el ver no se ve, no es corpóreo. No se puede estudiar anatómica o biológicamente el ver, porque tal acto no es ni anatomía ni biología ninguna, sino conocimiento, que es el fin de aquéllas. Tal conocer no es vida puramente biológica, sino vida cognoscitiva). Del mismo modo, el fin del cuerpo tomado enteramente tampoco es corpóreo. El fin del cuerpo humano es el alma humana, su vida. No es ésta para aquél sino el cuerpo para el alma.

Cuando el estudio se centra en el cuerpo humano se nota que estamos ante el cuerpo vivo más complejo de la realidad, del que, aunque la biología y la ciencia médica han progresado mucho, todavía estamos al inicio de su investigación. Nos admiramos ante la pluralidad de células diversificadas entre sí, de cómo esas pueden desarrollarse a partir de una única célula; nos sorprende la intrincada armonía de los diversos órganos, funciones y facultades del cuerpo, etc. Pero no sólo eso, sino que, además, el cuerpo humano es incomprensible al margen de su engarce con lo que no es meramente orgánico o corpóreo, a saber, con lo inmaterial y espiritual (ej. una sonrisa no es sólo un movimiento facial, sino expresión, a través del gesto, de algo que no es meramente biológico: agradecimiento, felicidad, etc.). El cuerpo y el alma (vida) no funcionan cada cuál por su parte sino que están armonizados. La unión es de subordinación del cuerpo al alma. El uno depende de la otra.

El cuerpo no es la persona, sino de la persona. El cuerpo es poco yo. Es manifiesto que no cabe persona humana en este mundo sin cuerpo, pero si la persona se midiera como tal por el cuerpo, uno sería menos persona en la enfermedad, en la vejez, en las lesiones, con el cuerpo desecho. Sería menos persona cualquiera de la calle que un atleta, o lo sería menos cualquier ama de casa que “mis-Universo”. Además, dejaría de ser persona al morir. Todo ello es absurdo. No, el cuerpo es de la naturaleza humana, pero no es la persona humana. El cuerpo es para la persona, no la persona para el cuerpo. Si no fueran asuntos distintos esta afirmación sería ininteligible. Pero ¿para qué de la persona? Para que la persona se manifieste sensiblemente.

Debemos estudiar a continuación el carácter diferencial de nuestro cuerpo con respecto al de los animales. Indagaremos también la armonía entre las funciones de nuestra corporeidad y el fin supraorgánico, suprabiológico, de las mismas, carencia patente en los animales. En rigor, se trata de reparar en que cada cuerpo humano es aquello orgánico de la naturaleza humana según lo cual dispone una persona humana irrepetible, no un individuo de la especie .

2. Carácter diferencial del cuerpo humano

La tesis a esclarecer se puede enunciar así: el cuerpo humano no es ni orgánica ni funcionalmente como el del resto de los animales superiores, sino

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