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El Jabon Casero


Enviado por   •  7 de Mayo de 2014  •  1.734 Palabras (7 Páginas)  •  284 Visitas

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Jabón casero: precauciones -

Esta vez vamos a dejar la literatura aparte porque es preciso la máxima atención por parte de las personas que quieran hacer jabón casero con aceite y sosa (soda, en algunos países) cáustica y todavía no se han decidido.

- La sosa cáustica es peligrosa, hay que manejarla con cuidado.

- No respires los vapores, evita que te toque o salpique en los ojos y en la piel.

- Siempre que sea posible, prepara el jabón al aire libre. Si no es posible, busca un lugar bien ventilado, pero evita que las corrientes de aire provoquen que los vapores te vayan a la cara. Apártate de la mezcla en el momento en el que disuelves la sosa en agua. Después de añadir el aceite, ya es menos peligroso, pero no te confíes

- Usa siempre guantes, los más fuertes que encuentres, manga larga, gafas de seguridad y una buena mascarilla. No te los quites hasta que no hayas vertido el jabón en el molde. En una ocasión, me quité las gafas cuando ya casi tenía el punto de traza, me puse unas de sol y tuve irritación en los ojos durante un par de días.

- Ten siempre a mano agua corriente o un cubo lleno de agua limpia y una botella de vinagre abierto, por si acaso te quemas. Utiliza este cubo para lavarte los guantes cada vez que te los quitas y no toques nada con ellos que no sean los materiales de trabajo. Me quemé ligeramente la cara por ajustarme bien las gafas con los guantes puestos. Por suerte, me lavé en seguida y me apliqué vinagre.

- Ten todos los utensilios a mano.

- Usa un bol y una cuchara de plástico de usar y tirar para pesar la sosa. Cuando termines, ponlos dentro de una bolsa de plástico para tirar a la basura.

- Intenta evitar que te caigan trocitos de sosa encima de la mesa. Protégela con lo que puedas. Yo pongo un tablero de una mesa vieja de madera y encima periódicos y una sábana vieja. Aún así, en la vieja tabla tengo algún recuerdo de la sosa, eso que lo hago todo con la máxima precaución. Por eso cuento aquí mis experiencias.

- MUY IMPORTANTE: la sosa (soda) se echa sobre el agua. El aceite se añade a esta mezcla cuando ya se ha enfriado un poco (unos 40º).

- Utiliza siempre la misma ropa vieja para preparar el jabón. Cuando termines lávala en la lavadora sin mezclarla con otras prendas. Si crees que te ha caído sosa en el mantel, sábana o toalla (o lo que uses para proteger la mesa), antes de introducirlo en la lavadora, recógelo con cuidado y déjalo en un cubo con agua fría un buen rato (siempre con los guantes puestos). Después aclara y ya puedes ponerlo en la lavadora (salvo que la cantidad haya sido mucha y tengas que aclararlo varias veces). Limpia bien la mesa y el suelo después de haber preparado el jabón, en especial si hay niños y/o mascotas (que tienen que estar siempre lejos de la preparación).

- Lava los guantes al acabar, así como la mascarilla y las gafas protectoras.

- Reserva los utensilios que utilices para preparar el jabón exclusivamente para ello.

- No uses recipientes ni utensilios de aluminio, pues provocan reacción con la sosa. Yo uso una jarra de vidrio apta para horno.

- Seguro que me dejo algo: todas las precauciones son pocas. Yo aún tiemblo cada vez que manejo la sosa, pero el placer de tener un jabón casero son superiores a mis miedos.

historia

Existen documentos que mencionan el uso de muchos materiales jabonosos y agentes limpiadores desde la antigüedad. Los agentes purificantes que se mencionan en el Antiguo Testamento no eran verdaderos jabones, sino un producto hecho únicamente con cenizas de corteza de árbol. En el siglo I d.C., el historiador romano Plinio el Viejo describió las diversas formas de jabones duros y blandos que contenían colorantes, conocidos como rutilandis capillis, que utilizaban las mujeres para limpiar sus cabellos y teñirlos de colores brillantes. La producción de jabón era común en Italia y en España durante el siglo VIII. Alrededor del siglo XIII, cuando la industria del jabón llegó a Francia desde Italia, la mayoría de los jabones se producían a partir de sebo de cabra, con ceniza de haya que proporcionaba el álcali. Tras distintos experimentos, los franceses desarrollaron un método para la fabricación del jabón utilizando aceite de oliva en lugar de grasas animales. Alrededor del año 1500 introdujeron sus descubrimientos en Inglaterra. Esta industria creció rápidamente en ese país y en 1622 el rey Jacobo I le concedió privilegios especiales. En 1783, el químico sueco Carl Wilhelm Scheele simuló de forma accidental la reacción que se produce hoy en el proceso de hervido de la fabricación del jabón (descrito más adelante), cuando el aceite de oliva, hervido con óxido de plomo, produce una sustancia de sabor dulce que él denominó Ölsüss, pero que hoy se conoce como glicerina. El descubrimiento de Scheele permitió al químico francés Michel Eugéne Chevreul investigar la naturaleza química de las grasas y los aceites que se usan en el jabón. Chevreul descubrió en 1823 que las grasas simples no se combinan con el álcali para formar el jabón, sino que se descomponen antes para formar ácidos grasos y glicerina. Mientras

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