El futuro de la ofimática.

El futuro de la ofimática.

Llevo tiempo pensando cual ha sido el principal baluarte de Windows en las organizaciones, el valor diferencial que convierte a este sistema operativo en la elección discutible de los directivos. En los primeros años de la década de los 90 fue su competitividad de costes por llamarlo  de un modo elegante. En los últimos años de los 90 su amplia base instalada conformo una amplísima comunidad de usuarios que se ha mantenido fiel hasta nuestros días.

Y en los dos miles acompaño la exitosa estrategia de los distintos productos de servidor (servidor web, base de datos, servidor de correo electrónico). El resultado es una suerte de ecosistema entorno a productos de la multinacional de Redmond, al cual es muy difícil sustraerse.

Pero este ecosistema, aparentemente sostenible y con garantía de continuidad, tiene algunos enemigos poderosos: elefantes, linces y térmicas.

Los elefantes son otras grandes multinacionales del software, algunas de las cuales han desarrollado estrategias de adquisiciones muy agresivas, con el objeto de ofrecer un portafolio de productos completo en el ámbito de servidor.  

Los linces son los productos provenientes del mundo del software libre, que cuentan con una cada vez mayor aceptación en el entorno empresarial. Son capaces de competir en funcionalidad y coste con cualquier producto de marca.

Las termitas son los propios usuarios, cuya presión por trabajar con nuevos entornos y experiencias es cada vez mayor.  

Frente a estas tres amenazas, y descartando la piratería como factor diferencial, parece que el único baluarte inexpugnable de Windows sigue siendo la ofimática: hasta ahora nadie podía prescindir de Word, Excel y Power point. Pero ¿seguirá siendo ésta la tendencia?

Seguramente no. Es cierto que hasta ahora el único mecanismo para comunicar dentro y fuera de las organizaciones era la propia ofimática: redactar, imprimir, leer; enviar documentos, corregir, y volver a revisar. Todo un paradigma de comunicación que se basaba en mecanizar el antiguo trafico de papel y dotar a todos los usuarios con las mismas herramientas de edición y revisión.

Pero ahora, y de un modo paulatino, la comunicación ha superado la herramienta de la ofimática. Las intranets ofrecen nuevos mecanismos de colaboración a través de tablones, foros, noticiarios

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