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El raquitismo.

CeciliaGuerraExamen27 de Octubre de 2014

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causas

El raquitismo está causado por una carencia de vitamina D, indispensable para solidificar los huesos del niño. Esta vitamina se encuentra en algunos alimentos, como la leche entera, los productos lácteos no descremados, la yema de huevo o el hígado, pero en cantidades que pueden resultar insuficientes para el lactante. La acción del sol sobre la piel permite al organismo sintetizar la vitamina D.

Artículos

Alimentos ricos en vitamina D

Síntomas

El raquitismo se caracteriza por deformaciones en el esqueleto. El signo más evidente es el ensanchamiento de los extremos de los huesos largos, especialmente los de la muñeca y el tobillo. Las piernas del lactante están curvadas. En el niño pequeño, la cabeza está ligeramente aplanada, a causa del reblandecimiento de los huesos del cráneo, lo que puede acompañarse de un cierre retrasado de las fontanelas.

Los niños raquíticos suelen sufrir dolores en la espalda o en la pelvis, y debilidad muscular. También pueden presentar una desviación de la columna vertebral (escoliosis). Tienen un sueño alterado y empiezan a andar más tarde que los otros niños.

Diagnóstico

El diagnóstico se establece en los lactantes de 4 a 12 meses. La mayoría de los signos que afectan a los huesos son visibles mediante una radiografía. Un análisis de sangre permite confirmar la disminución anómala de las cifras de calcio y de fósforo.

Tratamiento

Es muy sencillo: consiste en administrar al niño los elementos que le faltan durante su crecimiento.

Leche y sus derivados. El calcio aportado por los productos lácteos es indispensable, ya que asegura la solidez de los huesos.

Exceptuando el caso de alergia a las proteínas de la leche de vaca, que sólo afecta a niños menores de 1 año, los productos lácteos suelen ser bien tolerados.

Según los médicos y los expertos en nutrición, el niño debería consumir al menos un producto lácteo cada día: por ejemplo, un yogur en el desayuno o un vaso de leche en la merienda. Algu-nos alimentos, como los cereales mezclados con leche, contienen una gran cantidad de vitamina D.

Desde 1992, las leches artificiales están enriquecidas con vitamina D, pero, en algunos casos, este aporte resulta insuficiente para cubrir las necesidades de todos los lactantes.

Dieta rica en vitamina D. Incluye alimentos ricos en grasas animales. Los que contienen mayor cantidad son: el hígado, los pescados azules –frescos o en conserva (arenque, salmón, sardina, trucha y caballa)– y la yema de huevo. Todos los alimentos frescos deben consumirse pronto, ya que la vitamina D resiste mal el calor, la luz y el oxígeno. En ocasiones, es útil aportar al niño un complemento puntual de vitamina D, en forma de gotas o de ampollas bebibles. Este complemento preventivo se indica en algunos niños hasta los 2 años de edad y sirve para estimular su crecimiento óseo. Éste es muy importante, ya que la talla del niño pasa de 50 a 75 cm durante el primer año. El tratamiento puede alargarse varios meses en algunos niños: prematuros, niños procedentes de embarazos múltiples o muy seguidos, niños que sufren malnutrición o que no están suficientemente expuestos a los rayos del sol.

Un exceso de vitamina D también es peligroso: su consumo debe ser prescrito por el médico.

Sol. Los efectos perjudiciales del sol son conocidos. Los niños de piel clara son más sensibles a las insolaciones. Por el contrario, una exposición moderada es muy beneficiosa para el organismo y suministra la vitamina D necesaria para el crecimiento.

Prevención

Actualmente, los suplementos de vitamina D se reservan para casos muy concretos. Sólo se administran a niños con lactancia materna prolongada y piel oscura, de grupos sociales de riesgo o cuando viven

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