Emperador de todos los males
Jackie.mitResumen5 de Septiembre de 2017
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El emperador de todos los males. Una biografía del cáncer
“Los males desesperados, exigen desesperados remedios o jamás se curan” – Hamlet, William Shakespeare. “El cáncer, el emperador de todos los males, el rey de los terrores”
Cuando se menciona esta enfermedad, el pensamiento de todas las personas se basa en las palabras muerte, sufrimiento y dolor. Sin embargo, esta enfermedad merece un diccionario completo para poder comenzar a describirla. Aunque se llevan casi 3 siglos intentando comprender cómo funciona, sigue siendo un misterio.
El cáncer es una enfermedad silenciosa que ataca a cualquier persona y es rápida. El objetivo de una célula cancerígena es sobrevivir a las adversidades y reproducirse. Es inmortal y peligrosa. Se puede mover por el cuerpo de un afectado y lo más peligroso es que es muy difícil atacarla sin dañar a una célula normal. Esto es lo que hace al cáncer, una razón de temor.
El cáncer, ha estado presente en la historia de la humanidad desde mucho antes de lo que se puede llegar a creer. Desde una princesa persa en Atosa que se vio obligada a cubrir su pecho debido a una protuberancia en el mismo y que posteriormente haría que un esclavo se lo quitara con un cuchillo hasta la actualidad. El cáncer es casi tan viejo como el hombre mismo.
Pero, ¿cómo comenzó a salir a la luz?, ¿por qué no había sido tan común como ahora? El autor da respuesta a estas preguntas planteando que el cáncer avanza a la misma velocidad que la tecnología y el conocimiento médico. Es decir, esta enfermedad siempre ha estado presente, sin embargo, al aumentar la esperanza de vida, aumenta la probabilidad de tener cáncer. Al inventar los rayos X, tener conocimientos de la replicación celular, y tener la tecnología para visualizar las células, también nos volvimos capaces de ver a los ojos a esta enfermedad.
El paso más complicado al enfrentarse a una enfermedad desconocida, es saber qué es, qué la hace diferente y llamarla. El nombre de cáncer proviene de las primeras escuelas de anatomía que le dieron su nombre observando que los tumores “devoraban” los tejidos y hacía alusión a cómo los cangrejos devoraban lentamente a sus víctimas hasta matarlas.
A lo largo de los años, muchos filósofos, científicos, doctores y estudiantes han intentado darle una explicación al cáncer y han hecho grandes aportaciones para el estudio del mismo. Un ejemplo es Galeano, que le dio el nombre de “bilis negra”, que aunque no fue acertada, dio pasó para que Baillie especulara a cerca de la metástasis de la enfermedad. O en 1533, Versalio aportó una herramienta invaluable para las cirugías; un mapa detallado de los músculos, órganos, venas y arterias. Como estos casos, el estudio de la enfermedad se puede ver como una red de personas que sin saberlo, estaban dejando un conocimiento para que otra lo usara para construir uno nuevo. Hoy en día, podemos agradecer tantos conocimientos y sacrificios que se han hecho a lo largo de la historia.
A pesar de la larga lista de beneficios que podemos obtener de los estudios realizados, también podemos sacar una larga lista de desventajas. Una de ellas es el uso de las llamadas “cirugías radicales”. El objetivo de estas era “sacar la enfermedad desde su raíz”, es decir, extirpar partes del cuerpo completos para detener el cáncer. A pesar de que a corto plazo tenían éxito, si los pacientes llegaban a sobrevivir, en un periodo de tiempo recaían. Tiempo después se probaría que sólo podían tener éxito si se trataba de un cáncer local, y que una vez que este era metástico, la cirugía no surgía ningún efecto en el paciente.
El estudio del cáncer también abrió paso a otros descubrimientos que ayudarían al tratamiento de otras enfermedades. Una de las principales causas de muerte en la práctica de las cirugías eran las infecciones posteriores
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