Enamoramiento

EMOCION: EL ENAMORAMIENTO

Cada persona atesora sus vivencias amorosas y a lo largo de su vida va teniendo distintas percepciones de tan maravilloso y complejo sentimiento.

El amor toca nuestras más sensibles fibras, nos habita y acompaña en toda nuestra trayectoria vital y, por ello, ocupa mucho tiempo de nuestras reflexiones y también de nuestras acciones. Y así pensamos en cómo nace y en cómo crece, tratamos a veces de librarnos de su influjo, y otras queremos controlarlo. Y cuando visitamos su contrario, el desamor, luchamos con denuedo por superar la tristeza que éste nos causa.

Desde mis propias vivencias y mi propio devenir existencial, he llegado, como todos, a algunas conclusiones que quiero compartir contigo no con afán de que sean consideradas como una verdad única e incontrovertida, sino que las comparto gustosa porque son mi verdad y, como no puede ser de otra manera, respeto lo que otras personas piensen sobre el tema; siempre aprendo de las opiniones distintas e incluso contrarias a las mías.

Entre las muchas clasificaciones de nuestras vivencias y desde mi percepción racional, me gusta aquélla que las clasifica en función de que puede ser o no explicadas con palabras.

La vida, desde la lógica, la divido en dos: Lo que se puede explicar, que está dentro del campo del pensamiento racional y lo que no se puede explicar, que se incorpora en el campo de lo irracional o químico.

La secuencia que se origina en nosotros cuando aparece una emoción de cualquier tipo es la siguiente: Pensamiento, sentimiento, emoción. Desde este punto de vista, creo firmemente que los sentimientos son los hijos de los pensamientos y que una emoción no es más que un sentimiento concentrado en el tiempo y somatizado es decir, corporeizado, asimilado corporalmente.

Por otro lado nuestra parte química y hormonal desencadena lo que yo llamo sensaciones. Las sensaciones se mueven en nuestro campo animal, no racional, por lo tanto no tienen explicación dentro del campo de la lógica, ocurren independientemente de nuestro pensamiento. Como sensaciones son entre otros, la sensación de hambre, sed, algunos tipos de miedos, y el sexo-hormonal. Por esta no-razón nos gusta una persona y otra no, un olor nos agrada y otro nos desagrada, una comida nos encanta y otra la aborrecemos; es, en definitiva la que coloquialmente llamamos “cuestión de piel”.

Muy al contrario de las sensaciones, las emociones y los sentimientos se mueven y parten del pensamiento-racional, que puede ser consciente o inconsciente, pero que no deja de ser pensamiento y por lo tanto controlable en parte o en todo, desde nuestra pura racionalidad.

Hablando de amor, parece poco romántico pensar que por medio de mis pensamientos puedo controlar mis sentimientos y mis emociones, pero es así sin lugar a dudas.

No es posible tener un sentimiento de alegría, pensando en algo triste, igual que no es posible tener un sentimiento de pena pensando en algo alegre. Los pensamientos y los sentimientos producidos por ellos llevan la misma palabra.

Pues bien, cuando nos enamoramos, estamos en el campo de la química, no hay lógica, sólo es hormonal. Conocemos a una persona y experimentamos una sensación de placer al estar a su lado, una atracción sexual, un estar flotando cuando nos mira, nos encanta su voz, sus gestos, su mirada, su olor, su piel, sus manos,……,nos estamos enamorando. Si a la otra persona le ocurre lo mismo que a nosotros, aparece lo que vulgarmente se denomina: “flechazo”. Es decir, con un poco de humor, que cuando se inicia el enamoramiento somos como dos recipientes llenas de química y hormonas que se atraen irresistiblemente.

Muy por el contrario el amor está en el campo de los sentimientos y por lo tanto de los pensamientos.

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