Energia Biomasa

Para fines energéticos, la biomasa involucra cualquier combustible de origen animal o vegetal, y toda materia orgánica obtenida de manera natural o a través de procesos industriales. En México se genera anualmente una gran cantidad de desechos orgánicos urbanos, industriales, agrícolas, ganaderos y forestales que podrían ser aprovechados para ayudar a solventar las necesidades energéticas del país.

La biomasa fue la fuente de energía más utilizada por la humanidad hasta la Revolución Industrial, cuando fue sustituyéndose por el uso de combustibles fósiles. Actualmente, es considerada una de las posibles alternativas energéticas frente a la inminente crisis petrolera; pero su aplicación se ha polemizado, pues para su producción llegan a utilizarse tierras y cultivos con alto valor alimentario, como el maíz.

México genera una gran cantidad de residuos orgánicos que no es aprovechada: excedentes de forraje y leña de los bosques, desechos urbanos y residuos agroindustriales. De acuerdo con el especialista del Instituto de Ingeniería (II) de la UNAM, Javier Aguillón Martínez, el cultivo de bioenergéticos no tiene que competir con la producción de alimentos.

“No es necesario quitar tierras a plantíos de alimentos para cultivar energéticos, existen diversas opciones para obtener biomasa sin afectar la producción alimentaria del país. Los desechos son un gran potencial que tiene México y que debería aprovecharse energéticamente”.

Aunque en 2008 se aprobó la Ley de Promoción y Desarrollo de los Bioenergéticos, aún faltan programas gubernamentales que creen las condiciones jurídicas y financieras necesarias para desarrollar este tipo de energía, aseguró el investigador en Procesos Industriales y Ambientales del II.

La tecnología para aprovechar esos desechos ya está disponible y hay muchas universidades en el país que estudian nuevas y mejores formas de producir bioenergéticos. En la UNAM existen investigaciones sobre biodigestores, gasificadores, sistemas para aprovechar el biogás de rellenos sanitarios, y análisis genéticos para utilizar cultivos no alimentarios, como residuos de la caña de azúcar, la palma aceitera o la jatropha, una planta originaria de México que crece en tierras poco fértiles.

Debemos pensar qué queremos como país desde el punto de vista energético, destacó Aguillón Martínez. “La cantidad de energía que usamos es muy grande para creer que la biomasa sustituirá por completo al petróleo. Hay que cambiar nuestros hábitos de consumo, aprovechar los recursos de una manera responsable, y diversificar las fuentes de energía”.

Uso de biomasa

70 millones de toneladas de desechos bio-

másicos se producen al año en México.

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