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Enfermedades Sexuales


Enviado por   •  16 de Mayo de 2013  •  2.517 Palabras (11 Páginas)  •  375 Visitas

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1. Introducción:

Nuestro objetivo en este trabajo va a ser estudiar los cambios producidos en la teoría del psicoanálisis. Para ello vamos a partir de la consideración del psicoanálisis como ciencia. Contra esto, se puede objetar que el psicoanálisis es una pseudociencia por no cumplir ciertos principios propios de la cientificidad, como por ejemplo el principio de falsabilidad (K. Popper).

Nuestro objetivo en este trabajo va a ser en primer lugar una exposición S-teórica, concretando las diversas etapas del psicoanálisis en términos generales desde una visión sincrónica. En segundo lugar, pasaremos a una exposición D-teórica de las diversas transformaciones que en el transcurso del tiempo van afectando a la teoría, intentando elucidar asimismo la genidentidad de tal teoría. Lo haremos de este modo porque entendemos que toda D-teoría se construye sobre el presupuesto de una determinada concepción S-teórica, lo cual implica que la estructura S-teórica tiene que ser lo suficientemente dúctil como para poder acoger el cambio y, con él, la subsiguiente D-teoría.

Este trabajo no se va a centrar tanto en cambios profundos dramáticos de la teoría, puesto que no vamos a estudiar cambios interteóricos (cambio de D-teoría que involucraría cambios de D-teorías distintas), sino a un nivel intrateórico, es decir a los cambios producidos dentro de una misma D-teoría.

Nuestro análisis va a partir de ciertas influencias de Kuhn desde una concepción heterodoxa (considerando ciertas aportaciones útiles y desechando o matizando otros), centrándonos también en las aportaciones de Moulines.

Considerando que los fenómenos diacrónicos son susceptibles de dos niveles de análisis, vamos a centrarnos en el cinemático, es decir no tanto en las causas productoras de los cambios, sino más bien una exposición de los tipos de cambio y de las entidades involucradas.

2. Exposición de las diversas etapas del psicoanálisis desde una concepción S-Teórica:

2.1. (Red teórica N1) 1ª Etapa (1900-1919), “La interpretación de los sueños”, “Tres ensayos sobre la teoría sexual”, “Lo inconsciente”:

En términos generales, esta etapa se caracteriza por la represión del yo consciente a lo inconsciente. Es decir, una comprensión dual de lo mental, desde la cual concebiríamos la mente como un campo de batalla entre Eros (instinto) y el Yo. Tendrá mucho peso el complejo de Edipo. Así, los trastornos serán producidos por el complejo de Edipo, mientras que la terapia estará basada, en mayor medida, en la interpretación de sueños. Hay asimismo una teoría de la motivación que es la teoría del instinto, es decir, de Eros, que es la que une la batalla Eros y Yo con el complejo de Edipo.

Freud sostiene que los sueños no son una serie de experiencias sin sentido, sino que se encuentran íntimamente ligados al inconsciente (indicios de la profundidad recóndita de la personalidad). La radicalidad de la innovación freudiana consiste no en la advertencia del sentido de los sueños, sino en la afirmación de que estos eran representaciones simbólicas de una realidad inalcanzable a la experiencia en estado de vigilia.

Esta tesis sostenía que en nuestro interior reprimimos deseos que intentan continuamente acceder al control de nuestra conducta debido a la represión de nuestro Yo consciente. Cuando nos encontramos inmersos en el dormir, la represión consciente se debilita y nuestra conciencia se limita o enmudece.

Los sueños son entonces, expresiones disfrazadas de esas ideas reprimidas, realizaciones de los deseos. Este punto es fundamental para el psicoanálisis, puesto que, como podemos advertir, nos abren la posibilidad de acceso al inconsciente: si desciframos en los sueños lo oculto, recuperaremos esas represiones de nuestro Yo consciente. Tanto los sueños como la histeria, son representaciones simbólicas de deseos reprimidos (un punto fundamental es la superación de las supuestas fronteras nítidas entre la vida mental normal y “saludable” y la neurótica, en el sentido de que la represión de los deseos desagradables es algo ineludible en los seres humanos).

La teoría de los sueños de Freud supuso un modelo general de la mente como un sistema de diversos niveles o capas en el que el inconsciente da forma al pensamiento y a la conducta atendiendo a determinadas reglas. El psicoanálisis se presenta entonces como un método desenmascarador. Nuestras supuestas actitudes inocentes y neutrales se encuentran en realidad determinadas por deseos sexuales y agresivos a un nivel profundo y oculto.

En torno a la teoría de la motivación, en sus conferencias “Tres ensayos sobre teoría sexual” (1905), Freud sostenía frente a los clásicos que las motivaciones del ser humano era sexo, hambre, sed, y defensa propia. Más adelante, añadiría a estos la agresión. En estas conferencias defendió que la neurosis tiene una base sexual y surgen de la incapacidad de los pacientes respecto a problemas sexuales concretos. También analiza la sexualidad adulta, la cual comienza con la pubertad, cuando los instintos sexuales inactivos hasta entonces se activan y modifican. Sostiene que una sexualidad sana será heterosexual, con el fin en la relación genital y reproductora. El neurótico se ve superado por las exigencias sexuales adultas, convirtiendo sus necesidades sexuales en síntomas. Freud sostenía que la crianza de niños sanos era algo extremadamente difícil (es decir, niños que no fueran ni neuróticos ni perversos).

2.2. (Red teórica N2) 2ª Etapa (1920 – 1930), “Más allá del principio del placer”:

En la década de los años 20, Freud revisó sus teorías de la motivación y de la personalidad de una manera tan drástica que podemos advertir un cambio sustancial en esta etapa respecto de la anterior que nos posibilita distinguirlas como “etapas” diferentes.

En términos generales, esta etapa está marcada por una comprensión estructural de lo mental. Es decir, como una lucha de Thánatos y Eros.

• Teoría de la motivación:

En “Más allá del principio del placer” se distancia de “Tres ensayos sobre teoría sexual”, donde Freud concluía que un individuo terminaría siendo un adulto sano, neurótico o perverso en la medida en que hubiera resuelto el complejo de Edipo. Así, la represión era el factor central del inconsciente, y la mente se concebía como un campo de batalla entre el Yo y el Eros.

Esto va a cambiar: se toma un tono mucho más pesimista respecto a la naturaleza humana: el objeto de toda vida va a ser la muerte. Así la batalla se

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