Ensayo del resumen Quien puede ser un criminal

Definiendo al criminal: Aspecto físico y género en la atribución de la criminalidad

México ha sido azotado por una creciente ola de violencia e inseguridad; atentados terroristas, enfrentamientos en vías públicas, masacres en escuelas, son unos cuantos de los muchos ejemplos que lamentablemente podemos encontrar con tan solo hojear un periódico.  Ante esta realidad, una emoción latente en la sociedad es el miedo o la sensación de indefensión.  Para el caso de los delitos contra la persona (e.g. violación, homicidio, lesiones), las mujeres reportan mayores niveles de miedo, mientras que, para el caso de delitos contra la propiedad (e.g. robo, extorsión, fraude), son los hombres quienes reportan valores más altos. Ahora bien, es posible argumentar que las personas no pasan sus días con miedo o preocupados por ser víctimas de un delito. Existen una serie de creencias y conocimientos populares que dotan a los sujetos de herramientas para afrontar la inseguridad. En contextos como el actual, dónde el crimen y la violencia son parte del día a día, las personas poseen creencias sobre el tipo de personas de las que “hay que cuidarse”.  Retomando la teoría de la atribución, proponemos que a partir de ciertos rasgos o características las personas construyen prototipos de posibles criminales. El objetivo del presente estudio fue explorar la relación entre delitos, atractivo físico y sexo en la atribución de criminalidad. Se aplicaron dos cuestionarios a 300 sujetos seleccionados por medio de un muestreo por oportunidad y cuotas, considerando como variable de inclusión el sexo. A partir de cuatro imágenes (2 hombres y 2 mujeres) se pidió a los participantes en el primer cuestionario que indicaran, a partir de un listado de adjetivos,  el grado de atractivo físico de cada una de las imágenes presentadas; en el segundo cuestionario, se pidió que indicaran quien de las cuatro personas podría haber cometido un delito (i.e. narcotráfico, robo, violación, homicidio, secuestro).  Los resultados mostraron que al momento de atribuir criminalidad el sexo y el atractivo físico juegan un papel determinante, siendo la imagen del hombre menos atractivo la imagen que fue mayormente mencionada. Al considerar el delito atribuido, los resultados son inconclusos. En general se aprecia que en la atribución de criminalidad existen evidencias de prejuicios hacia ciertas características físicas que, indirectamente expresan dinámicas discriminatorias vigentes en nuestra sociedad que son legitimadas a través del miedo.

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