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Ensayo metodo cientiico

dianamadeEnsayo23 de Noviembre de 2015

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La fuerza principal detrás de la evolución de las formas vivas en el planeta es la selección natural, la cual consiste simplemente en que los seres con mayores ventajas relativas dentro de un ambiente determinado van a tener más probabilidades de reproducirse y, por tanto, de heredar estas a su descendencia.

Esta ventaja o grupo de ventajas se establecería como norma en la especie, adaptándola aún mejor a su entorno. El entorno cambia en respuesta a su propia variación y a los cambios implantados en el mismo por las especies que lo ocupan, lo cual hace que la ventaja pueda volverse anticuada o inclusive volverse en contra de la especie que la desarrolla, aunque también podría facilitarle las cosas a la especie. Por medio de la integración y el desarrollo de estos rasgos, las adaptaciones de los seres vivos, y los cambios dados en el entorno  ocurre la evolución de las formas vivas.

Sin embargo nuestra especie, pareciera tener otras reglas. No sólo puede cambiar la realidad a su antojo sino que puede dirigir esos cambios hacia lo que considera una mejora de sus condiciones iniciales. Y no siempre requiere del largo proceso de desarrollar un carácter adaptativo y legarlo a su descendencia. Puede crear los rasgos casi a su propio gusto por medio de herramientas y enseñarlo a sus semejantes y éstos, a su vez, son capaces de disponer esos mismos rasgos para una mejor complacencia de sus necesidades.

Al observar cómo ha cambiado la especie, bajo la influencia de sus propias habilidades y herramientas pareciera que, en últimas, ése es el caso. Un buen ejemplo de ello es el problema del sobrepeso y la obesidad, que ha puesto en serios aprietos a toda la comunidad internacional debido a la relación de esta con serios problemas de salud y que ha visto su mayor auge con la agricultura industrial, la cual nos ha permitido mantener un suministro constante de comida y otros bienes para la mayor parte de la población humana.

La especie humana inició su aventura en el mundo como recolectores de frutos. Con la Edad de Hielo y la pérdida de las especies vegetales de las que nos alimentamos pronto comenzamos a comer carne. Cuando la Edad del Hielo terminó ya éramos omnívoros, pero vivíamos completamente a la merced de lo que nuestro entorno pudiera ofrecernos. Uno de nuestros rasgos más conocidos es nuestra capacidad para almacenar energía y otros recursos en nuestros cuerpos, haciendo uso del tejido celular subcutáneo. Este rasgo nos permitió, en aquella época, pasar varios días sin comer sin perjuicio aparente, permitiéndonos un mejor enfoque a la hora de buscar nuestro alimento. Entre este rasgo y la ya conocida inteligencia humana pronto terminamos acabando nuestros suministros. Pero para ese entonces ya habíamos aprendido lo suficiente de nuestro entorno como para cultivar nuestra propia comida. De ahí nacieron la agricultura y la ganadería.

Con éstas ocurrió algo que la especie no esperaba: Descontando imprevistos y tragedias la especie humana se había asegurado la autosuficiencia alimentaria. Podíamos cultivar lo que necesitáramos y siempre tenerlo a mano. Esto, obviamente, también implicó la eliminación de la necesidad de pasar hambre. Los seres humanos comenzamos a tener una provisión constante de alimento y otros recursos.

Nuestros cuerpos, sin embargo, no iban a cambiar tan rápido como nuestra situación, o nuestras mentes. Aún en este día el cuerpo humano continúa teniendo adaptaciones para esa existencia de días de ayuno alternados con días de comida. Por tanto, entre otras cosas, guarda cuanto recurso puede. Estos recursos necesitan un espacio de almacenaje. Normalmente, el tejido celular subcutáneo, que crece de tamaño al recibir materiales. Con esto se aumenta la masa del cuerpo, que se hace más difícil de movilizar.

Y con ello nace la obesidad, la cual vuelca nuestro rasgo de almacenaje en nuestra propia contra al almacenar muchísimo más de lo que necesitamos, con los consiguientes problemas que esto acarrea. Nuestro cambio de reglas nos cambió también a nosotros.

Es por ello que estoy seguro que la selección natural aún reina suprema entre la especie humana, inclusive volcando su habilidad de cambiar la realidad en su contra si las condiciones se dan para ello.

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