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Enviado por   •  22 de Octubre de 2014  •  378 Palabras (2 Páginas)  •  187 Visitas

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Plutarco Elías Calles

Al margen de las discusiones y sucesos que se desarrollaban en las cúpulas del poder, los realmente agraviados eran los católicos mexicanos; por un lado la amenaza de excomunión por parte de la Iglesia, por el otro las sanciones penales que impone el Estado. El 31 de julio, después de rezos, sacudidas y tironeos a su fe, pierden el auxilio espiritual y sufren la brutalidad de la represión. Lejos de entenderlo, el Estado, la Iglesia católica y la Santa Sede no midieron la fuerza popular que estaban movilizando. El gobierno no creía en la sublevación; los católicos eran viejas beatas y ancianos fanáticos por lo que decide utilizar mano de hierro para detener los brotes de descontento. La Iglesia esperaba poder llamar a una guerra pacífica y al martirio si era necesario; pocos sacerdotes favorecían la lucha armada, si bien el Episcopado acepta, aunque no recomienda, la rebelión propuesta por la Liga. A partir del 31 de julio los enfrentamientos armados se suceden en diferentes poblaciones, los católicos están dispuestos a defender su fe contra el "césar " Calles.

...estas Ligas "nacionales defensoras de la libertad religiosa" o las "ligas de damas" pseudo-católicas, que hacen de cuando en cuando manifestaciones de sirvientas (cuidando de quedarse en casa las más y de dejar todas ellas en casa, naturalmente a los maridos) y los grupos más o menos bien definidos que en México y en todas las regiones del país, desde hace meses, y con cualquier pretexto, tratan de dificultar la acción de autoridades de todo orden...

Presidente de México Elías Calles

Publicado el 26 de julio en el periódico "El Universal".

La Liga organizada política y militarmente decide comandar la lucha; establece centros locales y regionales en toda la República, promete a los combatientes armas y dinero para apoyar la insurrección y derrocar al gobierno, pero esta ayuda no es suficiente. Esperanzados en el apoyo de las ligas católicas norteamericanas y los ricos católicos quienes en la medida que avanzaba el movimiento se fueron separando de la lucha. Finalmente en los primeros días de enero de 1927, después de brotes espontáneos de rebelión, de arengas de los curas para luchar por la iglesia y de violentas represiones por parte del ejército, el pueblo se subleva al grito de: "¡Viva Cristo Rey!".

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