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Espero K Te Sirva


Enviado por   •  17 de Febrero de 2015  •  3.093 Palabras (13 Páginas)  •  137 Visitas

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Presentar el ensayo (análisis personal) de la película, intentando describir la trama con los fundamentos teóricos del enfoque psicoanalítico

Ambientada en el barrio parisino de Montmartre, la película narra la historia de Amélie, una joven que redescubre la felicidad tras una infancia repleta de dificultades. En su nuevo trabajo, la protagonista encontrará su verdadera vocación: ayudar a resolver las penurias de todos los personajes de su entorno. Amelié tiene un gran objetivo en la vida: intentar hacer más feliz la existencia de los demás. Para ello, inventa toda clase de estrategias que le permitan intervenir, sin que se den cuenta, en las vidas de las personas que la rodean. La vida de Amelié se ve trastocada con la llegada de un muchacho extraño y peculiar: Nino Quincampoix. Nino trabaja de fantasma en el túnel del terror y en un sex-shop, y en sus ratos libres colecciona las fotos abandonadas en los fotomatones para buscar luego a las personas que aparecen en ellas (recuperado el 23 de febrero de 2007 de http://www.portalmix.com/cine/amelie/).

Amelié y su historia de vida: su infancia, sus padres y sus vicisitudes

Amelié tuvo una infancia solitaria, caracterizada por el deseo de contacto con lo humano. Tanto Nino (el amor de la protagonista) como Amelié tuvieron una niñez signada por el aislamiento y el deseo de hermanos con quienes jugar. Ambos tuvieron infancias marcas por lo “peculiar”, probablemente (y así nos lo deja entrever el director) con episodios de culpa, vergüenza y burla por parte de sus pares y cuidadores (véase la escena donde Nino es burlado por sus compañeros de clase y Amelié culpada por la ocurrencia de las desgracias del vecindario). Sin embargo, Amelié tuvo una fuerte referencia vincular con sus padres y semejantes.

Podríamos conjeturar que probablemente las necesidades de Amelié (sobre todo las de relación) no fueron reconocidas en su infancia. Esto la llevó a tener un pensamiento mágico de autosuficiencia y una vida llena de imaginación. Amelié no definió sus rasgos más sobresalientes, a no ser por una excepcional capacidad para imaginar y tolerar la soledad, que luego convirtió en altruismo. Esta capacidad altruística ayudó a fortalecer las cualidades del yo de Amelié.

El padre era un médico que trabajaba para el ejército. Tenía tendencias obsesivas marcadas, era poco inclinado a mantener relaciones interpersonales y aisló a Amelié del mundo social. En una oportunidad, la auscultó como médico, y encontró que su corazón latía de modo acelerado. Él no pensó que estas palpitaciones eran debido a la excitación por su acercamiento y a los deseos edípicos incestuosos de Amelié, sino que se las atribuyó a una insuficiencia cardíaca. A partir de ese momento, los padres de Amelié dictaminaron que ella no fuese al colegio, y la madre se hizo cargo de la educación de la niña.

La madre de Amelié, quien era maestra, queda super-yoicamente a cargo de su educación privada. Amelié pierde a su madre en una insólita escena, en la que le cae encima una mujer que intentaba suicidarse.

Así, transcurren los años de la vida de la infancia de Amelié, al cuidado del padre. Esto fue moldeando en ella una característica muy importante: la tendencia a fantasear y a mostrarse bondadosa con los demás. A pesar de esta capacidad altruística, Amelié es capaz de mostrar agresión, vengándose de la gente; por ejemplo, cuando era una niña, desconectaba los cables de T.V. para evitar que la gente disfrutara los partidos finales de football, o ya de adulta, entraba en la habitación del verdulero y para vengarse de los malos tratos que éste le propinaba a su empleado, y le hacía una serie de “maldades bondadosas”.

Podríamos decir que a pesar de lo peculiar de su vida, en especial su infancia, Amelié pudo desarrollar una buena capacidad observante del yo, lo cual la protegió de desarrollar una patología mayor en su personalidad.

Amelié adulta

Amelié crece, al menos en apariencia, hasta convertirse en una mujer “adulta” e “independiente”. Esto no significa que sea una mujer en el sentido “genital” del término, pues tiene una serie de inhibiciones que traban su desarrollo personal. A Amelié se le ha dificultado establecer relaciones de pareja, de hecho, se hace referencia al hecho de que tuvo intentos fortuitos, que no resultaron satisfactorios.

Un día, mientras está en su baño, escucha en la radio la trágica muerte de Lady Di. La impresión que le produce tal noticia, hace que se le caiga la tapa de un frasco, la cual choca contra un zócalo. Amelié descubre que allí hay un hueco; se asoma, y encuentra una caja con objetos infantiles. Se trataba de un escondite que en el pasado, un niño había guardado en dicho nicho sus más valoradas pertenencias. Tras un esfuerzo casi detectivesco, que implica relacionarse y descubrir a sus vecinos, Amelié encuentra por fin el nombre del aquel niño, y le devuelve de manera anónima, los preciados objetos. A partir de ese momento, Amelié se transforma en una especie de paladina de la justicia: anónima y sin deseos de que se reconozca su labor, comienza a aparecer con su nueva vestidura: “El Zorro”. El descubrimiento de este “tesoro” le permite a Amelié convertirse en una heroína y aparece esa necesidad de ayudar, casi como lo hacen los superhéroes: “salvando al mundo”. El salvar a otros pareciera que le da un nuevo matiz a su vida, una nueva razón incluso como con más sabor, acaso un deseo desesperado de que la salven e ella misma. Pareciera que el director nos intenta transmitir que de la muerte (noticia del accidente de Lady Di) puede rescatarse la vida (cambio y sentido en la vida de Amelié)

A partir de este momento, Amelié dirige todo su potencial creador a ayudar a los demás. Podríamos asumir que Amelié se refugia en esta nueva identidad: la de hacer el bien y no mirar a quien. Sin embargo, esta característica que luce tan altruística, no lo es tanto. Pensamos que es más una máscara para tapar su inmensa necesidad de relacionarse y amar.

El self de Amelié

Amelié se percibe a sí misma como tímida, con una hipersensibilidad a las críticas y sólo consigue confiar en los demás cuando se ve aceptada y entendida por Raymond (el pintor). Uno de los temores más resaltantes de Amelié es que su inadecuación sea descubierta. Es como si ella se sintiera apenada de sí misma, débil, inepta para competir y defectuosa. Sin embargo, Amelié no sabe exactamente a qué le teme. Podría ser al rechazo, pero ni ella misma lo tiene consciente.

Amelié toma el mundo tal como es: sin mucho juzgar, sin mucho ímpetu. Pero sufre de ansiedad básica. Cuando se angustia, se refugia

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