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LA AUTOMEDICACION


Enviado por   •  10 de Marzo de 2013  •  7.915 Palabras (32 Páginas)  •  402 Visitas

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UNIDAD 2

LA AUTOMEDICACION

La automedicación, práctica común tanto en hombres como mujeres, conlleva riesgos severos incluso en pastillas que nos son familiares, como las aspirinas o algunas vitaminas. Esto por varias razones, pero la principal es que cada persona es diferente y puede manifestar una reacción propia al medicamento. De acuerdo a los estudios y encuestas realizadas, uno de los motivos de la automedicación es la comodidad, ya que se venden medicamentos en ferias libres y otros sitios de alta concurrencia; por lo que las personas suelen tomar esta determinación evitando así ir a una consulta, caminar hasta la farmacia o consultar a su farmacéutico.

Otra razón es el problema económico, ya que ir al consultorio significa un gasto en dinero, locomoción y espera. Los países desarrollados han respondido a esta situación con políticas de control de medicamentos. En Latinoamérica es una preocupación creciente y que causa grandes problemas, especialmente con los medicamentos de venta directa, que son aquellos que se venden sin regulación.

Cada medicamento y cada principio activo que lo compone atraen consigo una reacción adversa. Estas van desde un simple enrojecimiento cutáneo hasta problemas mayores, como un paro respiratorio. Sí, cuando hay una persona que se auto medica acude a la consulta del médico, éste se dedica a investigar la patología y si no se le informa que está tomando un medicamento puede haber una equivocación en el diagnóstico o el tratamiento, atribuyéndolo a otro motivo. Hay muchos medicamentos tales como los ANALGÉSICOS que son utilizados sin ninguna prescripción médica ya que como se cree que son para el dolor toda persona los puede tomar, y en muchas ocasiones no se miran las INTERACCIONES que estas pueden presentar.

Ya que los medicamentos tienen un principio activo o droga que tiene el mismo sitio de absorción o eliminación y por lo tanto, puede interactuar con otros medicamentos, con alimentos; algunos aditivos que tienen los alimentos o los tóxicos ambientales, todos los que puede potenciar la acción de la droga o disminuirla.

Todos los medicamentos son peligrosos en la automedicación. Incluso, aunque se suele pensar que las vitaminas no son dañinas, la vitamina A en exceso produce daño tanto a mujeres embarazadas como a los pacientes comunes.

Hasta una simple Aspirina está contraindicada para las personas que suelen hacer hemorragias o padecen de úlcera gástrica, y los componentes de este medicamento le potencia estas patologías. Por su parte, el paracetamol no está indicado para las personas que tienen daño hepático. Y problemas GASTROINTESTINALES. Cada persona es diferente a otra, tanto en absorción, metabolismo y excreción de los fármacos, lo que junto a la reacción adversa que en sí cada fármaco contiene, puede producir un daño.

Por eso, en general se recomienda no tomar ningún medicamento por iniciativa propia, lo cual resulta altamente peligroso, especialmente en las personas de edad, las embarazadas y los niños.

Técnicamente, la automedicación se puede definir como la práctica de tomar medicamentos que no han sido prescritos por nuestro médico. Se trata de un fenómeno de creciente incidencia social. Así lo atestiguan las últimas estadísticas dadas a conocer por el Ministerio de Sanidad y Consumo: un 28% de los españoles declara que consume medicamentos prescritos sin consultar a su médico –de éstos, los más utilizados son los antibióticos con un 30% de consumo sin consultar al facultativo-, y lo que es más grave: un 33% de los ingresos hospitalarios se deben al mal uso de los fármacos, es decir, a la automedicación.

Las causas que inciden sobre esta peligrosa conducta, que poco a poco y de forma alarmante se torna en costumbre, son varias. ¿Quién no conoce a alguien que, ante nuestra dolencia, acude rápido en nuestra ayuda con ésta o aquella medicina asegurando lo bien que le fue a él o a algún familiar o conocido?

El anterior ejemplo es sólo una de las causas originarias del problema porque, efectivamente, hoy en día todo el mundo parece saber cómo tratar sus dolencias, pero además vivimos en una sociedad que favorece la automedicación. En primer lugar, la disponibilidad de medicinas que no exigen receta médica es amplia y de fácil acceso, lo que unido a la falta de tiempo para acudir a la consulta del médico en busca de un remedio para combatir cualquier dolencia ha convertido la automedicación en un hábito común, en una costumbre. Es ya parte de la rutina tomar fármacos para animarse, para relajarse, para el dolor de cabeza, el dolor de estómago, etc. etc.

Y sin embargo, los peligros son múltiples. Por ejemplo se abusa de los antibióticos para cuestiones que nada tienen que ver con sus propiedades, como sanar procesos infecciosos o febriles e incluso problemas respiratorios. El resultado es el contrario al deseado, pues cuando nuestro organismo no los necesita, las bacterias se hacen resistentes y cuando posteriormente lo necesitemos será más difícil de tratar.

Cosa parecida puede ocurrir con el uso indiscriminado de paracetamol que puede ocasionar daños importantes en el hígado si no se controla su uso y las dosis recomendadas. Hay otros medicamentos que pueden crear dependencia o adición, como la MORFINA, por no hablar de los graves problemas que puede ocasionar a la conducción y así hasta un largo etc. Dé manera que la automedicación es un peligro que no se debe minimizar.

Las consecuencias pueden ser importantes: enmascaramiento de la enfermedad, aparición de efectos adversos, prolongación o agravamiento de la enfermedad, propensión o resistencia a los medicamentos empleados, facilitar el contagio y fomento de la drogodependencia...

La auto prescripción esconde a menudo la dependencia psíquica o física a determinados medicamentos utilizados para producir cambios en el estado de ánimo. Los factores que condicionan y favorecen el consumo de medicamentos sin prescripción son: la escasa accesibilidad al facultativo, el poco tiempo libre de los usuarios, y la excesiva laxitud en el cumplimiento, por parte de las farmacias, de la legislación sobre dispensación de especialidades que exigen receta médica. Los farmacéuticos, hay que reconocerlo, son rigurosos en la venta de psicótropos (sedantes, hipnógenos, tranquilizantes, ADRENERGICOS, antidepresivos...), pero normalmente se muestran menos estrictos cuando se trata de dispensar otro tipo de medicamentos.

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