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La Estabilizacion Retardada


Enviado por   •  3 de Diciembre de 2013  •  3.904 Palabras (16 Páginas)  •  310 Visitas

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LA ESTABILIZACIÓN RETARDADA

Pasamos ahora a la segunda fuente de déficit ineficiente señalada por la nueva economía política. La idea básica es que cuando no hay un individuo o grupo de interés aislado que controle por sí solo la política en un momento determinado, la interacción entre los diferentes participantes puede generar mi nivel ineficiente de déficit. En concreto, puede persistir un déficit ineficiente porque cada partido o grupo de interés evita comprometerse con una reforma fiscal con la esperanza de que sean los otros quienes soporten la mayor parte de la carga que ésta supone.

Hay muchas situaciones que parecen encajar bien en esta descripción general. El ejemplo más claro es el de las hiperinflaciones. Las hiperinflaciones provocan grandes desórdenes económicos, de modo que casi nadie duda de que en estos casos hay políticas que beneficiarían considerablemente a la mayor parte de los interesados. Sin embargo, las reformas suelen demorarse mientras los distintos grupos de interés discuten cómo deben repartirse sus costes. En las hiperinflaciones que siguieron a la Primera Guerra Mundial, las discusiones giraron principalmente en torno a si se debía gravar con mayores impuestos el capital o el trabajo. Hoy por hoy, los debates suelen girar en torno a la cuestión de sí el déficit fiscal se eliminará mediante aumentos generales de impuestos o mediante reducciones del empleo público y las subvenciones.

Otro ejemplo lo tenemos en la política fiscal aplicada en Estados Unidos en los años ochenta y a comienzos de los noventa. Durante este período casi todos los grupos políticos coincidían en la necesidad de reducir el déficit presupuestario; de hecho/probablemente hubo un amplio consenso en el sentido de que reducir el déficit mediante una combinación de recortes generalizados del gasto y aumentos de los impuestos era mejor que mantener el statu quo. Pero existían discrepancias sobre cuál era la mejor manera de reducir el déficit, de modo que los políticos no lograron i acordar ningún conjunto concreto de medidas.

La idea de que la existencia de conflictos acerca de cómo repartir la carga de mía reforma puede prolongar el déficit se debe a Alesina y Drazen (1991). Su idea princi¬pal es que cada parte involucrada en la negociación puede tratar de demorarla para intentar conseguir un acuerdo que le resulte más beneficioso. Cuando un grupo pre¬fiere continuar con la situación actual en lugar de acordar una reforma inmediata está transmitiendo la señal de que aceptar la reforma le resulta costoso. En conse¬cuencia, demorando el acuerdo, el grupo puede mejorar los resultados esperados para sí mismo a costa de la situación económica general. El resultado final puede ser que la aplicación de políticas de estabilización se retarde incluso habiendo políticas conocidas que beneficiarían a todos.

Una analogía sencilla es el caso de las huelgas. Las huelgas son ineficientes ex post: ambos lados hubieran salido beneficiados si hubieran llegado al acuerdo final¬mente alcanzado sin necesidad de la huelga. Sin embargo, en la práctica, sigue ha¬biendo huelgas. Una de las principales explicaciones que se han propuesto es que en este tipo de conflictos ninguna de las partes conoce la situación de la otra y no hay medios para que ambas puedan transmitirse información sin incurrir en algún coste. Por ejemplo, si los directivos de una empresa afirman que la aceptación de cierta propuesta sindical llevaría a la empresa a una quiebra casi segura, esta declaración no es creíble, ya que los directivos podrían estar mintiendo para obtener un acuerdo más favorable. Pero si la patronal prefiere soportar una huelga antes que aceptar la propuesta, esto demuestra que considera muy costoso el acuerdo (véanse, por ejem¬plo, Hayes, 1984, y Hart, 1989).

Alesina y Drazen suponen en su modelo que hay una reforma fiscal que es necesario emprender y que el peso de la misma se distribuirá de forma asimétrica entre dos grupos de interés. Cada uno de ellos demora su aceptación de soportar la mayor parte de la carga de la reforma confiando en que el otro grupo lo haga antes. Cuanto menos costoso sea para un grupo aceptar una cuota mayor del esfuerzo, más pronto decidirá que los beneficios de ceder superan a los beneficios de continuar retardando ' el acuerdo. Formalmente, Alesina y Drazen analizan en su modelo una guerra de desgaste.

Estudiaremos a continuación una versión de la variante del modelo de Alesina y Drazen desarrollada por Hsieh (2000). En vez de una guerra de desgaste, Hsieh em¬plea un modelo de negociación basado en los que se utilizan en el análisis de las huelgas. Una ventaja de este método es que con él la asimetría de la carga de la re¬forma es el resultado del proceso de negociación y no un elemento exógeno; además, es más sencillo que el enfoque de Alesina y Drazen.

SUPUESTOS:

Existen dos grupos, a los que nos referiremos como capitalistas y trabajadores. Am¬bos grupos deben decidir si aplicar o no cierta política de reforma fiscal, y en caso de aplicarse, cómo se repartirá el peso de esa reforma. Si no hay reforma, ambos grupos obtienen un beneficio igual a cero; si hay reforma, los capitalistas y los trabajadores obtienen una renta bruta igual a R y W > 0, respectivamente. Pero para poder aplicar la reforma es preciso recaudar impuestos por una cantidad T (cantidad que satisface 0 < T < W). Llamaremos X a la parte de los impuestos que pagan los capitalistas. De modo que la renta neta de impuestos es R - X en el caso de los capitalistas y (W - T) + X en el de los trabajadores.

Un supuesto central del modelo es que R es aleatorio y que los únicos que conocen valor efectivo son los capitalistas. En concreto, este valor se encuentra distribuido uniformemente a lo largo de cierto intervalo [A, B], con B ≥A ≥ 0. Suponemos que A es mayor o igual que cero y que W es mayor que T. Éste y nuestros restantes supuestos implican que cualquier elección de X situada entre 0 y A resulta necesariamente más beneficiosa para ambos grupos que no aplicar ninguna reforma.

Analizaremos el proceso de negociación entre ambos grupos mediante un modelo muy sencillo. Los trabajadores hacen una propuesta respecto del valor X que han de pagar los capitalistas. Si éstos aceptan la propuesta, se aplica la reforma fiscal; si la rechazan, no hay reforma. Tanto los capitalistas como los trabajadores tienen como objetivo maximizar sus rentas netas respectivas.

ANÁLISIS DEL MODELO:

Si los capitalistas aceptan la propuesta de los trabajadores, el beneficio que obtienen es igual a R - X; si la rechazan, es igual a cero; así que aceptarán la propuesta cuando R - X > 0. Luego la probabilidad de que

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